En la oposición venezolana son
reconocibles hoy al menos tres políticas: La que representan María Corina
Machado y Antonio Ledezma, agrupados en la plataforma “Soy Venezuela”; La que
representan los partidos del llamado “G4” (Primero Justicia, Voluntad Popular,
Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo) y sus dirigentes mas connotados (la dupla
Borges-Capriles, la dupla López-Guevara, Henry Ramos, Manuel Rosales), y
finalmente la que en la actualidad tiene como centro la candidatura del ex
gobernador Henry Falcón. Cada
agrupamiento tiene aciertos y errores, luces y sombras, fortalezas y
debilidades.
Como esfuerzo para unificar en un solo torrente esas tres políticas, el pasado martes 6 se produjo en el Aula Magna de la UCV un evento que, presentado como “Asamblea de la Sociedad Civil” y bajo la consigna “Venezuela Unida No Se Rinde”, constituyó un éxito total, no sólo por el llenazo del aforo sino por la variedad de los actores sociales que allí hablaron y por el inmenso respeto que caracterizó el encuentro: Nadie trató de tomar ventaja de la tribuna, nadie intentó halar la brasa para su sardina, la proclama final no se tradujo ni en un llamado a la abstención ni en un manifiesto por la participación: “¡Unidad y hoja de ruta común!” fue la exigencia de los presentes.
Cuarenta y ocho horas después, el jueves
8, se produjo otro evento. De
dimensiones más reducidas y de impacto considerablemente menor, pero igualmente
importante y respetable. Actuando como
convocantes y ejerciendo las prerrogativas que tal condición implica, los
partidos del llamado “G4” invitaron a los actores políticos y sociales que consideraron
pertinentes, y en ese contexto no propusieron sino que “informaron” la
constitución de una nueva plataforma, llamada “Frente Amplio Venezuela Libre”,
con una estructura ya definida y una agenda pre-establecida, que inicia con la previsible
convocatoria de dos “marchas” centradas en el tema de las “condiciones
electorales”.
Veamos: ¿Este escenario de tres políticas
en el campo democrático ha sido modificado por los dos eventos realizados en la
semana que recién culminó? ¿Tenemos en Venezuela hoy una sola política opositora,
una plataforma unitaria con todos los actores y una única hoja de ruta que
combine los distintos tableros (electoral, político, social, nacional e
internacional) en que debe darse la lucha? La respuesta es no. Al menos, no
todavía.
Y
decimos “todavía” porque queremos ser optimistas, porque queremos ver el vaso
medio lleno y no medio vacío, porque queremos creer y confiar en la buena fe de
los actores políticos y sociales involucrados y sobre todo porque queremos
seguir creyendo en un futuro democrático para Venezuela.
Por eso, así como saludamos el evento de
la sociedad civil del martes 6 y lo calificamos como esperanzador, saludamos
también el acto organizado por algunos partidos el jueves 8, y no vacilamos en
calificarlo como positivo, porque muestra la recomposición del llamado G4: En
efecto, el dirigente Henrique Capriles, que hace muy poco afirmó que “jamás
estaría en la misma mesa con Henry Ramos Allup”, en ese evento estuvo justo al
lado del líder de AD, silla con silla.
El dirigente Ramón Guillermo Aveledo, antes execrado por Freddy Guevara
y su partido Voluntad Popular, ahora es presentado por el propio Guevara en su
cuenta de twitter como vocero de los partidos en el “Frente” anunciado ese día.
En fin, la reunificación de uno de los factores de la oposición debe saludarse
como positiva, pues puede ser parte del proceso de reencuentro de la totalidad
del campo democrático.
Pero tal como es posible saludar como positivos esos eventos también es necesario recordar que son insuficientes: Sigue siendo urgente que se establezcan vasos comunicantes entre “Soy Venezuela”, el “Frente Amplio” y la coalición de partidos que apoya la candidatura de Henry Falcón; El adversario tiene muchos recursos y ningún escrúpulo, y eso obliga a que la política democrática sea claramente unitaria si quiere ser exitosa.
Esta urgencia esta determinada porque,
como bien afirma la Declaración de los Barrios de Caracas que saludó al evento
del martes 6 de marzo en el Aula Magna de la UCV, “ningún discurso político, de gobierno o de oposición, supera en
gravedad y dramatismo el día a día de los venezolanos: Niños muriendo de
hambre, ancianos falleciendo en las colas para cobrar pensiones que no alcanzan
para nada, madres llorando en abastos y mercados, hombres que pierden el
trabajo por no tener efectivo con que pagar el pasaje… Esa es la realidad que enfrenta la inmensa mayoría de los venezolanos, mientras
el gobierno monta su carnaval electoral y la oposición se debate entre votar o
abstenerse, el pueblo venezolano muere de hambre, de mengua, de rabia”.
Por eso, afirmaron los lideres comunitarios agrupados en la red del Radar de los Barrios en mensaje que hoy difundimos y apoyamos, “desde el corazón de los barrios populares… exigimos que TODOS los actores políticos expongan no ‘consignas’ sino los contenidos de sus propuestas. Y que sobre esos contenidos se pongan de acuerdo. Y que ese acuerdo se materialice en una nueva plataforma unitaria con una única hoja de ruta”.
Sería ideal que ese objetivo se alcance
antes del 20 de mayo. Pero, si no es
así, es fundamental que las actuaciones de los actores políticos distintos al
madurismo estén signadas por el respeto mutuo, por el cese de las agresiones
entre demócratas, por la no descalificación entre quienes tenemos un mismo
adversario, para que después del 20M -es decir, dentro de apenas 71 días,
cuando ya lo electoral no pueda separarnos- podamos reunirnos TODOS en una
plataforma política y ciudadana realmente amplia, capaz de lograr pacífica y
democráticamente que en los siguientes 223 días, es decir, en el lapso que va
del 21 de mayo al 31 de diciembre de 2018, se produzca el inicio de la
transición política que marque el fin del autoritarismo hambreador y el inicio
del esfuerzo de reconstrucción nacional
que nos permita a todos levantar un país normal, con alimentos y medicinas,
con democracia y libertad, con empleo y servicios públicos, con un gobierno
que efectivamente tenga la voluntad
política, la capacidad técnica y el apoyo social necesario para derrotar la
hiperinflación y romper el aislamiento internacional.
¡Unidos
si se puede! ¡Palante!
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