domingo, 18 de enero de 2015

LA GIRA PORDIOSERA


1) La patética y obligatoria movilización de empleados públicos de ayer sábado 17 de enero, convocada mediante amenazantes memorandos por los departamentos de personal de todos los ministerios y empresas del Estado para recibir al viajero mendicante y a su ostentoso séquito, retrata la naturaleza verdadera de la crisis del régimen. En vez de pueblo, a Maduro lo recibió la nómina pública porque lo que hoy está afectado es la base de sustentación económica del régimen, que es a la vez su fuente de poder, el pilar del clientelismo, la base de su capacidad de extorsión y chantaje. Antes, esa capacidad le permitía movilizar a grandes cantidades de pueblo esperanzado. Hoy está reducida a pequeños contingentes de burócratas obligados.


2) Y eso es así porque el intento de ponernos a todos de rodillas frente al poder munificente del Petro Estado fracasó. En efecto, cada vez que el proyecto totalitario arremetía contra el aparato productivo del país (esto es, cada vez que el régimen promovía, permitía o autorizaba la invasión, confiscación o simplemente robo de una hacienda, una finca, una empresa o un comercio) el discurso opositor convencional, tanto de dirigentes como de ciudadanos, se concentraba en la solidaridad con el propietario despojado. Lo cual, por cierto, es muy justo. Pero olvidaba la otra punta del problema: Cada finca productiva invadida, cada hacienda expropiada, cada industria manufacturera robada, dejaba en la calle a decenas, cientos, miles de trabajadores. 

Con su accionar el proyecto totalitario no solo agredía la libertad de empresa: También agredía la libertad de trabajo. Al destruir masivamente empleos en el sector privado, el régimen colocó a millones de venezolanos a depender del Petro-Estado a través de los tortuosos y discriminatorios programas de una “política social” concebida no como mecanismo de ayuda sino como instrumento de dominio. El morbo ideológico, el sectarismo elevado a la condición de anti venezolana “Razón de Estado” convirtió en desgraciada “política pública” la destrucción del empleo de calidad y, con ello, la capacidad del país de generar bienes y servicios. Por eso desaparecieron de mercados, abastos y bodegas las marcas de excelentes productos venezolanos.


3) Esos productos venezolanos fueron sustituidos por leche ecuatoriana, café nicaragüense y caraotas chinas, entre otros. En efecto, mientras vivía Chávez una parte sustancial de la renta petrolera fue usada para alimentar la corrupción, para crear la boliburguesía parasitaria y para pagar la lealtad de los aliados internaciones de su gobierno. Pero también una pequeña parte de la renta petrolera fue destinada a realizar importaciones de alimentos y medicinas para disimular el impacto que en la oferta de bienes y servicios tenía y tiene la antipatriótica destrucción del aparato productivo nacional. 

Es verdad que incluso en esa importación de alimentos y medicinas hubo ineficiencia y corrupción. Prueba de ello fueron los casos monstruosos de “PUDREVAL” (miles de toneladas de alimentos podridos, enterrados para intentar ocultarlos) o de las medicinas importadas vencidas o a punto de vencerse, pues así las obtenían más baratas y de esa manera incrementaban la comisión que se quedaba en los bolsillos de los corruptos. Pero algo, una migaja de todo, llegaba al pueblo, y eso permitía al llamado “hiperlider” continuar con su discursos sobre “vivir viviendo” mientras el funcionariado corrupto y los boliburgueses vivían derrochando.
 

4) Pero a la muerte de Chávez el terror invadió a los grupos que medraban del poder y empezó una carrera frenética por “raspar la olla”: Cada mafia quiso blindar su presente y asegurar su futuro, robando más y peor. De esa manera se produjo el arrebatón en CADIVI, denunciado por Giordani, de entre 20 mil y 25 mil millones de dólares, en apenas un año. La despedida que le dieron a su “Comandante Eterno” fue una robadera inmensa y, hasta ahora, impune. Esos son los dólares que debieron usarse en las importaciones de alimentos y medicinas. Esa es la razón por la que no hay acetaminofén en las farmacias ni papel higiénico en las bodegas, esa es la causa por la que hoy millones amanecen haciendo indignantes colas para comprar pañales o leche en polvo: Porque un proyecto totalitario acabó con el aparato productivo del país para obligarnos a depender del Petro Estado, y porque luego la muerte del líder fundador desenmascaró que ese proyecto convirtió al país en una piñata de las mafias rojas-rojitas. Y todavía faltaba algo más…


5) Al mantenerse durante mucho tiempo los precios del petróleo muy altos, los países consumidores desarrollaron tecnologías que (aunque costosas económica y ambientalmente hablando) resultaban rentables al lado de los elevados precios del crudo convencional. Al tener éxito en ese empeño, hicieron bajar los precios internacionales del petróleo de más de 100 dólares el barril a menos de 40 en apenas 3 meses y medio. Eso no tomó por sorpresa a la mayoría de los países exportadores de petróleo, que utilizaron los 12 años de bonanza petrolera para construir bienestar, diversificar sus economías y crear fondos de reserva. Pero los gobiernos de Chávez y Maduro no hicieron nada de eso. Ellos despilfarraron el dinero de todos y ahora, cuando se acabó la fiesta de los altos precios del petróleo, resulta que ni industrializaron al país (al contrario, quebraron las industrias que teníamos), ni construyeron bienestar y no solo no ahorraron, sino que además nos endeudaron. Ahora, Maduro sale al exterior a pedir dinero con la angustia de quien se encuentra asfixiado, como el mismo confesó en su escala en Qatar.
  

6) ¿Que cuál fue el resultado verdadero de la gira pordiosera? Si logró endeudarnos más es muy malo, pues esa deuda tendremos que pagarla nosotros, nuestros hijos y nietos; Si no logró el “dinero fresco”, el “oxígeno” que según confesó necesita su gobierno desesperadamente, peor, pues se contraerá violentamente la inversión social y seguirá el remate irresponsable de los activos de la República. Esta gira, este régimen, es para los venezolanos un pésimo negocio, un negocio “perder-perder”, pues si no consigue dinero sufrimos todos, y si lo consigue se lo vuelven a robar y sufrimos también. Para el pueblo venezolano la solución es clara: para resolver las colas, hay que acabar con la escasez. Y para acabar con la escasez hay que salir del régimen que la produce, que la utiliza como arma de dominio y sometimiento.

 ¡Falta mucho menos! ¡Palante!

domingo, 11 de enero de 2015

MUD: "EL GOBIERNO QUIERE QUE EL PUEBLO HAGA COLAS A LA CUBANA, EN SILENCIO Y RESIGNADOS..."

Rafael, El Señor del Papagayo, y Sol Rojas, madre y abogada de Carlos Julio Rojas, hoy domingo 11 de Enero en la rueda de prensa de la Mesa de la Unidad Democrática.

“El gobierno no solo obliga al pueblo a hacer colas humillantes para comprar alimentos y artículos de limpieza o de higiene personal. Además quiere que sean colas ‘a la cubana’, en silencio, aterrorizados”, denunció el secretario ejecutivo de la Mesa de Unidad Democrática, Jesús Chúo Torrealba, quien explicó que “por eso hostigan, reprimen y detienen a quienes toman fotos o levantan su voz de protesta, como si hubieran suspendido de facto las garantías constitucionales que establecen el derecho a la seguridad alimentaria, a la manifestación pacífica y a la libre expresión del pensamiento”. 

Estas afirmaciones fueron hechas por el vocero de la alianza opositora en el marco de una rueda de prensa realizada este domingo 11 de enero, en compañía de Sol Rojas, abogada y madre del dirigente comunitario de la parroquia Candelaria Carlos Julio Rojas, quien fue detenido la tarde del sábado 10 cuando expresaba solidaridad con los compatriotas que se encontraban haciendo cola desde la noche anterior frente al mercado estatal “Bicentenario”, en San Bernardino. Igualmente participó en el panel de voceros la dirigente Delsa Solórzano, Coordinadora de Derechos Humanos de la MUD. 

“¡VENEZUELA NO TIENE MIEDO, VENEZUELA NOS TIENE A NOSOTROS!” 

Sol Rojas hablo “no solo como madre de Carlos Julio Rojas, sino que en este momento soy la voz de las madres de todos los presos, de todos los atropellados, de todos los perseguidos. Vengo a decirle al gobierno, a sus policías, a sus ‘patriotas cooperantes’, que nos les tengo miedo. Que voy a defender a Carlos Julio como abogada y como madre, y que hasta que lo suelten estaré cada día a las seis de la tarde en la esquina donde mataron a Bassil DaCosta, pues ese es el lugar donde se agrupan ahora los vecinos de La Candelaria cada vez que tenemos que denunciar una injusticia”. 

Por su parte Delsa Solórzano informó que la detención del periodista y abogado Carlos Julio Rojas se produjo en el contexto de una oleada represiva que produjo la detención “de otros nueve ciudadanos, entre ellos dos niños de 14 y 15 años respectivamente”. Informó también la Coordinadora de Derechos Humanos de la MUD que “afortunadamente, los niños –que fueron detenidos por tomar fotografías, aunque quisieron inventarle cargos falsos- fueron liberados sin cargos aproximadamente a las 2 de la madrugada de este domingo 11”, pero que se espera la presentación a tribunales de los demás detenidos en las próximas horas. 


UN MENSAJE Y TRES DESTINOS 

Para cerrar la rueda de prensa Torrealba emitió mensajes al pueblo venezolano, al activismo opositor y al gobierno nacional. 

“A los millones de venezolanos que están en las colas les reiteramos que estamos con ustedes. Y esto no es solo una declaración verbal. Estamos con ustedes porque nosotros también tenemos que hacer colas para llevar alimentos a nuestras casas. Y allí, en la cola, compartimos con todos los venezolanos la indignación por lo que ocurre y la esperanza por el cambio que juntos debemos construir, un cambio que no solo supere la escasez y las colas, sino que además venza al gobierno y al modelo que las origina”, afirmó. 

Al activismo opositor el secretario ejecutivo de la MUD recordó las características de la “Operación #IndignaciónYEsperanza”: “Los militantes de la Unidad vamos a las colas no a fomentar disturbios, porque eso no seria solidario con nuestros vecinos. Vamos a las colas a comprar lo que necesitamos para nuestros hogares y a fomentar con nuestras palabras la conciencia crítica sobre las causas de lo que está ocurriendo, y también a proponerle a todos nuestros hermanos, y sobre todo a los chavistas descontentos, que construyamos juntos el cambio que devuelva la esperanza a los venezolanos”. 

 “SEÑORES DEL GOBIERNO, COJAN MÍNIMO” 

Finalmente, al Gobierno Nacional el secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática dedicó estas palabras: “¡Señores del gobierno, cojan mínimo! El problema de este país no es la protesta ciudadana en las colas, ni siquiera son las colas mismas. El real problema que enfrentamos los venezolanos es la escasez, y esta es consecuencia de la destrucción del aparato productivo y del saqueo de los dólares que debieron emplearse para importar alimentos y medicinas. Ese es el problema real. Y si el gobierno no es capaz de aportar soluciones a esos problemas de fondo, que por lo menos no los agrave con la retórica cínica que intenta desconocer la crisis y con la represión que intenta aplastar con brutalidad y miedo la protesta popular. No lo lograrán. Este país va avanzar, con indignación y esperanza, en la construcción de una Venezuela próspera, con comida en los mercados, con paz, con trabajo, una Venezuela Tricolor muy distinta a este desastre rojo”. 


ATRACO EN LA COLA


En “Párate Bueno”, en la parroquia Antímano al suroeste de Caracas, funcionaba un “Mercalito”, una de estas “bodegas” o pequeños establecimientos detallistas de la cadena oficial Mercal. En Carapita, un denso conglomerado de barrios ubicado en el centro de la cordillera de cerros que se extiende desde La Yaguara hasta Mamera, concretamente en el sector Santa Ana, también perteneciente a la parroquia Antímano, funcionaba igualmente otro “Mercalito”. Ambos permanecen cerrados desde hace semanas, y cuando abren lo único que ofrecen a los compradores es pasta y caraotas. Es por eso que los humildes habitantes de esta zona acuden a lo que queda de la red privada de mercados y supermercados para tratar de abastecerse de bienes de consumo esenciales como alimentos, productos de limpieza, de higiene personal, etc. 


Pues bien: En los primeros días de este 2015, cuando centenares de vecinos de esta populosa zona caraqueña se agolpaban a las puertas del establecimiento “Día a Día” (una red privada resultado del valiente emprendimiento de un grupo de jóvenes empresarios venezolanos, que apostaron a dotar de este servicio a zonas populares que habían quedado sin mercados ni supermercados desde los días del “Caracazo” de 1989), llegaron unos sujetos al lugar y con actitud imperativa y voz de mando dijeron: “Hay que organizar esto: Vamos a hacer aquí una cola de los que van a pagar en efectivo, y de este lado otra de los que van a pagar con débito y cestatikets, para que todo pueda fluir mejor”. Una vez “organizado” el asunto, los recién llegados, actuando con la eficiencia de un grupo comando, procedieron a robar las cajas registradoras en el interior del establecimiento y a despojar de sus pertenencias a todos los que estaban en la cola para “pagar con efectivo”. Luego desaparecieron velozmente, dejando a todos los presentes con la amarga certeza de vivir en un país sin alimentos y sin ley. 


Historias similares, algunas no tan agresivas, otras mucho mas graves, están ocurriendo hoy en toda Venezuela, en el contexto de esta auténtica crisis de carestía, escasez y desabastecimiento que insólitamente el gobierno aun se empeña en negar. Frente a esta dramática situación, antes de hacer un análisis económico o político de la misma, la Mesa de la Unidad Democrática ha ratificado su solidaridad humana con los millones de venezolanos que están siendo sometidos al atropello de las colas generadas por el colapso del modelo económico impuesto por los gobiernos de los últimos 15 años. 


Allí, en las colas, hemos podido palpar que el pueblo esta unido, unido contra el gobierno. En efecto, en estos momentos hay colas en las urbanizaciones y en los barrios, en los sectores populares y en la clase media, y las padecen por igual los opositores y los oficialistas. Este pueblo unido condena la humillación de las colas y afirma: “Esto no se aguanta… aquí va a pasar algo…. Esto tienen que cambiar”, que es la forma popular de decir que Venezuela necesita un cambio urgente no solo de gobierno, sino de modelo. 


Esta solidaridad, por supuesto, va más allá de lo declarativo: Para la oposición venezolana es un deber patriótico capitalizar el descontento y convertirlo en energía de cambio; Para capitalizar el descontento hay que ir a su encuentro, y ese pueblo descontento hoy está haciendo colas interminables para adquirir, si es que los encuentra, los productos de la canasta básica. Por eso en estos momentos centenares de miles de militantes y simpatizantes de la Unidad están también en las colas, claro que para comprar los alimentos que su grupo familiar requiere, pero también para compartir con sus vecinos su indignación y esperanza: Indignación por la situación que hoy atraviesa el país, y esperanza por la certeza de que juntos vamos a construir el cambio necesario para que los venezolanos nunca más pasemos por tanta precariedad. 


La escasez, la carestía, la inflación y las colas, en esta Venezuela nuestra que vivió hasta hace apenas 14 semanas la bonanza petrolera más alta y larga de toda nuestra historia, no son simplemente “problemas económicos”, “perturbaciones puntuales en la balanza de pagos”, “pequeñas inequidades en las cuentas nacionales”, no. Aquí estamos en presencia de una violación masiva y sistemática a los derechos humanos de los venezolanos. El grupo comando que atracó a los humildes habitantes de Antímano pudo hacerlo porque antes otro grupo, de cuello blanco y boina roja, saqueó al país. En efecto, Maduro anuncia desde China que aunque no consiguió el préstamo en efectivo que salió a buscar, supuestamente “le ofrecieron financiamiento por 20 mil millones de dólares en diversos proyectos”. Imposible no recordar que fue precisamente esa cifra, 20 mil millones de dólares, el monto de lo robado en CADIVI por las empresas de maletín “rojas-rojitas”, según denuncia hecha no por la oposición, sino por el mismo ex ministro de planificación y finanzas de Chávez, el profesor Jorge Giordani. 


Al saquear los corruptos rojos, los boliburgueses y sus testaferros el dinero para importar alimentos y medicinas, obviamente se iba a producir la escasez que hoy vivimos, previa a la hambruna que ojalá no se desate. Esa es la causa profunda que origina las colas, como esa que fue agredida por el hampa frente al Mercado “Día a Día” en Antímano. Los atracadores lo que hicieron fue redondear la faena: Mientras los “chivos rojos” saquean el Tesoro Nacional, los ladrones de medio pelo atracan en la cola. Pero todos, unos y otros, son hampones. 


Los venezolanos estamos ante una crisis que debe ser protestada en forma enérgica y pacífica. Esta protesta contra las colas, la escasez y el saqueo que las originó NO ES CONTRA el comerciante, víctima -como el consumidor- del régimen, ni contra la persona que esta a nuestro lado en la cola, pues él o ella no es un “competidor” sino otra víctima más de la agresión oficial. Por todo eso, la protesta enérgica y pacífica por la escasez NO DEBE SER CAÓTICA: EL CAOS ES EL GOBIERNO, el pueblo lo que exige son soluciones. 


La protesta enérgica y pacífica por la escasez debe ser descentralizada: en cada comunidad, en cada cola; debe promover la SOLIDARIDAD pueblo con pueblo, en vez de la agresión entre hermanos; Ante la censura la protesta debe COMUNICAR LO QUE PASA, en redes y boca-a-oreja; La protesta debe exigir RESPETO, pues no somos rebaño hambreado sino un PUEBLO CON DERECHOS, y debe plantear REALIDADES: Las pancartas de los ciudadanos, allí donde sea posible sacarlas, deben decir que alimento o que medicina buscamos, porqué, desde cuándo, pues esas “mini-historias de vida” son mas poderosas que cualquier consigna política. 

Finalmente, la protesta por la escasez no tiene "dueños" ni “convocantes”, somos ciudadanos dando cauce democrático a la justa indignación popular. La protesta enérgica y pacífica por la escasez tiene un sitio: la cola. Tiene un líder: usted. Tiene un propósito: Que aparezcan los productos y desaparezca el régimen que ha querido someter a este pueblo mediante el empobrecimiento económico y moral. 

¡Ah! Y eso del “paro” es un invento del gobierno. A este país no hay que “pararlo”. Por el contrario, a este país hay que ACTIVARLO. ¡Palante, que falta menos!