domingo, 27 de octubre de 2013

SER FELICES SIN PERMISO NI MINISTERIO...


“Te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso”
 
Mario Benedetti

Los que tienen la edad necesaria recuerdan las caras de campesinos en la Rusia de Stalin, encaramados trabajosamente en tractores inservibles, realizando penosas tareas en campos agrestes, mientras sus rostros exhibían sonrisas beatíficas en imágenes que parecían cuadros al óleo, expresiones del más puro y mediocre “realismo socialista”; o las de los “médicos descalzos” chinos, precursores de nuestros actuales “médicos integrales comunitarios”, muchachas y muchachos que -tras recibir una inducción elemental, superficial, insuficiente- eran lanzados a los campos de la China profunda a curar enfermedades que terminaban acabando con las propias vidas de esos curanderos “socialistas”, tan huérfanos de conocimientos como de medicinas. Ellos también aparecían en revistas de propaganda del régimen maoísta exhibiendo sonrisas que en el capitalismo hubieran utilizado para un comercial de dentífrico; O las de los “macheteros” cubanos que participaron en la famosa “zafra de los 10 millones”, sudorosos pero sobre todo sonrientes, como si doblar la espalda bajo el sol inclemente de los cañaverales antillanos fuera una sesión de bailoterapia y no una durísima práctica que sacaba lágrimas al experto y sangre al novato…


“SE VEN LAS CARAS, VAYA, PERO NUNCA EL CORAZÓN…”

Esas tres situaciones históricas tienen en común dos dimensiones. Por un lado, las tres fueron sonados fracasos del comunismo: Ni la Unión Soviética fue capaz de producir los alimentos necesarios para sobrevivir, porque la dictadura económica del Partido Comunista privilegiaba el gasto militar por encima del esfuerzo productivo (¿les “suena” familiar?); Ni la China Comunista pudo resolver sus masivos problemas de salud pública “improvisando” profesionales (¿les “suena” también?) y por último la “zafra de los 10 millones”, esfuerzo en que el voluntarismo irresponsable de Fidel Castro hizo concentrar todos los recursos y esfuerzos de esa sociedad, no sólo no llego a la meta, sino que desmanteló todas las demás áreas de la vida económica de la isla para satisfacer el capricho del Caudillo (insisto, ¿les “suena”?), para desgracia de ese pueblo.


La otra dimensión que le es común a estas tres desgracias que el comunismo perpetró contra esos pueblos en nombre de la “suprema felicidad colectiva” es precisamente eso, la “cara de felicidad” que estaban obligados a poner rusos, chinos y cubanos mientras veían como sus respectivos países se hundían en la locura y el atraso, mientras presenciaban como sus propias familias se hundían en la pobreza, la enfermedad y la muerte. Regímenes totalitarios al fin, allí la sonrisa era obligatoria, la “felicidad” un asunto de Estado, de compulsión burocratica, de directiva ministerial. No sonreír cuando el gobierno quería era correr el peligro de que el régimen te considerara parte del “enemigo interno” (una vez más, ¿Les “suena” familiar?), con todas las consecuencias que eso podía conllevar: persecución, enjuiciamiento, prisión, muerte… como suele ocurrir, pues, en esas sociedades donde la administración de justicia no es un poder independiente y donde jueces y fiscales reciben “órdenes” de mandatarios convertidos en mandones.


LA FELICIDAD COMO DERECHO, NO COMO “OBLIGACIÓN”

En la Venezuela que esta semana conoció, entre pitos y rechiflas, la creación de un “Vice Ministerio para la Suprema Felicidad del Pueblo”, vive una compatriota llamada Alicia Rengifo. Ella sobrevive en San Vicente, cerca de Las Maravillas, Municipio Buroz del Estado Miranda, Barlovento. A ella le mataron un hijo y un hermano, y denuncia que sus asesinos son una banda de delincuentes que recibió un crédito del gobierno nacional, concretamente del oficialista “Movimiento Por la Paz y la Vida”. Alicia dice que su familia y el pueblo completo están aterrorizados, porque (tras los delincuentes haber recibido el dinero del gobierno) ahora éstos tienen un armamento moderno, más poderoso y letal, con el que asesinan civiles y con el que incluso han tiroteado policías “que no pueden hacer nada porque el viceministro” (no el de la Felicidad, aclaramos, sino el del Interior y Justicia, José Vicente Rangel Avalos) “habria presuntamente autorizado a la banda supuestamente pacíficada a ser ellos los garantes del orden en el sector Las Maravillas, y por eso la policía de verdad no puede entrar allí…”.


A horas apenas de hacer sido anunciada la creación del “Vice Ministerio de la Suprema Felicidad del Pueblo”, otra mujer venezolana, Emily Camargo, supo lo que esa expresión significaba. Junto a su familia y otras 149 familias más de diversas localidades del Estado Vargas tomaron la madrugada del viernes 25 de octubre una edificación construida por la Gran Misión Vivienda Venezuela en Tanaguarena. Protestaban de esa manera por el hecho de que tales viviendas vienen siendo asignadas en proporción importante a familias que provienen de otras partas del país, mientras en Vargas hay personas en condición de damnificadas literalmente desde la tragedia de 1999. Esa madrugada el gobierno estrenó en Tanaguarena un novedoso instrumento para dispensar “suprema felicidad” al pueblo: Bates de beisbol. No se confundan, no fue que donaron implementos deportivos para apaciguar la protesta. Lo que pasó en esa madrugada que Emily no olvidara jamás fue que, para desalojarlos de la edificación, la policía de este gobierno “humanista” y “socialista” le entró a batazos a mujeres, ancianos y niños, lanzaron a damas por las escaleras y a una muchacha que pretendió grabar en video con su teléfono celular el atropello le destrozaron el aparato, la golpearon y vejaron. Al menos, ese es el testimonio que Emily dio en vivo a través de la radio, con voz trémula en la que había asombro, sí, pero no miedo…


POR UN PAIS DE REALIDADES, NO DE CONSIGNAS

Los venezolanos queremos una Venezuela en la que millones de mujeres como Alicia Rengifo y Emily Camargo no tengan que sobrevivir en medio del terror. Un país donde el Estado esté al servicio de la gente, y no al revés. Donde la felicidad sea una realidad y no una consigna.

Los venezolanos queremos un país en el que podamos ser felices sin permiso ni ministerio. Y lo vamos a lograr.

¡Palante!

domingo, 20 de octubre de 2013

GOBIERNO DIO A UN SOLO "BOLI-PILOTO" EL DOBLE DE LO QUE NECESITAN TODAS LAS ESCUELAS TECNICAS DE LOS BARRIOS...

 
La buena, muy buena noticia, es que en -estos tiempos terribles de deterioro de la cultura del trabajo, de fractura moral y de auge de los antivalores de la corrupción y el facilismo- en los barrios más pobres de nuestro país unos 95 mil niños y jóvenes se capacitan en 173 escuelas técnicas populares, donde imparten clases más de 1300 docentes agrupados en la Asociación de Promoción de la Educación Popular, APEP.
 

La mala, muy mala noticia, es que en breve plazo esos 1300 docentes podrían quedar sin trabajo, esas 173 talleres-escuelas podrían cerrar y (lo más trágico de todo) esos 95 mil niños y jóvenes de nuestros barrios podrían quedar sin educación, todo ello debido a que el Gobierno Nacional les adeuda desde el año 2009 unos miserables 190 millones de bolívares, que la APEP requiere con urgencia para cancelar los pasivos laborales de trabajadores, los compromisos con el IVSS y el FAOV, además de las liquidaciones pendientes que datan desde hace tres años.


Y lo que convierte toda esta información es una burla sangrienta al pueblo es que, mientras frente a la sede del Ministerio de Educación protestaban el pasado jueves 17 los docentes y trabajadores de estas escuelas técnicas populares, por otro lado la Ministra del Deporte admitía que el Estado había dado millones de dólares a unos supuestos atletas, pilotos de autos y motocicletas, que para solicitar tales divisas falsificaban informes, adulteraban records, hacían montajes de informaciones sobre supuestas hazañas deportivas que jamás existieron y llegaron hasta a presentar trofeos falsos, tan falsos como la firma de esa misma funcionaria en las aprobaciones de tales recursos.


Pese a lo grave de la denuncia, la Ministra Benítez se negó a precisar montos, y también se negó a decir los nombres de los implicados en tales actividades dolosas “porque los respetaba como atletas”, como insólitamente afirmó. Pero por lo menos informó que en apenas uno de los casos, la cantidad de dólares asignada con estos soportes fraudulentos a uno de estos “pilotos” que “tenían las conexiones necesarias” llegaba a la cantidad de 66 millones de dólares.


Rogamos al lector que relea los datos: A uno sólo de los “pilotos enchufados” le dieron 66 millones de dólares. Hagamos una operación matemática sencilla: Multipliquemos esos 66 millones de dólares por el cambio oficial del dólar CADIVI a Bs. 6,30. Obtendremos que sólo ese “boli-piloto” recibió del gobierno madurista 415 millones 800 mil bolívares. Dicho en otras palabras: Sólo uno de estos “atletas” de la corrupción habría recibido MAS DEL DOBLE de los que necesitan para seguir teniendo acceso a una educación de calidad 95 mil niños y jóvenes venezolanos que logran, gracias a las Escuelas Técnicas Populares de la APEP, escapar hoy a las garras de la violencia y el vicio en las calles recibiendo la formación que les permitirá mañana protegerse también de las fauces del desempleo.


Esto no es “casualidad”. ¡Esto se llama corrupción!: En efecto, cuando el Estado ha tenido muchísimo dinero producto de la más alta y larga bonanza de los precios internacionales del petróleo; Cuando ese dinero ha sido manejado de manera absolutamente discrecional y arbitraria por un funcionariado de muy diverso rango y nivel; Cuando los controles institucionales a los administradores de los recursos públicos son reducidos a su mínima expresión (como en el caso de la Contraloría General de La República, que ni Contralor designado legalmente tiene y que funciona con el mismo presupuesto de hace una década), y cuando los controles sociales (la denuncia pública, la protesta ciudadana, la prensa libre) son considerados “enemigo interno”, cuando ocurre todo eso, entonces la corrupción gana.


Porque hay que recalcarlo una y otra vez: La corrupción no es un asunto de “anécdotas”: Que si un contratista mafioso en Bolívar, que si un alcalde ladrón en Valencia, que si unos burócratas traviesos en el Fondo Chino… No. Esas son estampitas de la corrupción, barajitas de un álbum. El álbum completo es lo que nos interesa. La corrupción como sistema en que nos han metido durante estos 14 años en que han querido hacer aparecer como “normal” que la sociedad esté invadida por el Estado, que el Estado esté colonizado por el Gobierno, que el gobierno sea el botín de un partido y que ese partido sea manejado con despótica discrecionalidad, antes por un caudillo y ahora por una cúpula.


 La corrupción sistémica es la que pretende que veamos como “algo normal” que un alto funcionario haga campaña electoral en cadena de radio y TV; o ver como “algo normal” que las marchas y mítines del partido de gobierno se realicen pasando lista con la nómina pública y movilizando a esos modernos “siervos de la gleba” en autobuses de las empresas del Estado; o ver como “algo normal” que la campaña de los candidatos a alcaldes del partido consista en actos de Estado como inauguración de obras o regalando electrodomésticos chinos en operativos oficiales. La corrupción sistémica es la que hace posible la corrupción anecdótica. Por eso, decir que se combate las anécdotas de la corrupción mientras se intenta reforzar al sistema corrupto es el segundo mayor acto de corrupción e hipocresía.

 
Decimos que es el “segundo” porque el primer gran acto de corrupción e hipocresía es cuando la burocracia coloca sus intereses y caprichos antes que las necesidades del pueblo. Como cuando se aprueban obras no para el bienestar de la gente sino para pagarle anticipos a contratistas; Como cuando se compran medicinas y alimentos y se dejan que se venzan o se pudran, porque lo importante no es que lleguen a la gente sino que los intermediarios corruptos cobren sus comisiones. O, como referimos al principio de esta columna, cuando el Estado le niega 190 millones de bolívares a casi cien mil niños de las escuelas técnicas populares de la APEP, pero corre a darle en dólares el equivalente de 416 millones de bolívares a un solo “boli-piloto” para que haga una fortuna en el mercado negro.


Para derrotar a esa burocracia corrupta que antepone sus ambiciones, complicidades y caprichos a las necesidades de la gente, el pueblo no necesita “habilitante”, sino lucha diaria y voto firme. Y de ambas cosas hay bastante.

  ¡Palante!

domingo, 13 de octubre de 2013

RAZONES "TELÚRICAS" PARA UN NUEVO GOBIERNO


La que acaba de transcurrir fue una “semana sísmica” desde el punto de vista político, económico y social: el Banco Central de Venezuela confirma que tenemos la inflación más alta del mundo, el vicepresidente Arreaza anuncia una nueva y ruinosa devaluación de la moneda, aparece en Gaceta Oficial la creación de una especie de “órgano superior de censura” y en efecto, al día siguiente, aun sin tener los “poderes extraordinarios” que ha solicitado a la Asamblea Nacional, el Sr. Maduro Moros pidió “cárcel” (así, sin proceso judicial de por medio, sólo porque a él “le parece”) para los dueños y directivos de un periódico porque no le gustó un titular. Además de todos esos “temblores” económicos y políticos, para colmo el viernes en la noche tuvimos un terremoto de verdad, que se sintió con fuerza en todo el oriente del país.

Quizá sea prudente entonces referirnos a este último evento, y analizar cómo se conecta con los anteriores. Porque claro que hay conexión (y desafortunada, por cierto) entre la desgracia puntual que puede implicar un terremoto y la también desgraciada circunstancia institucional que para un país significa padecer gobiernos ineptos.


RECETAS PARA EL DESASTRE

La verdad es que no existen las llamadas “desgracias naturales”. Existen AMENAZAS NATURALES que, al combinarse con una debilidad socialmente producida, detonan una desgracia o tragedia. Un terremoto, un huracán, son amenazas naturales. Pero para que la tragedia se produzca ese necesario que ese huracán o ese terremoto afecte una zona de urbanismo desordenado, con viviendas en alto riesgo, construidas además sin respetar ninguna regla que las hagan sismo-resistente. Si esto además ocurre en una ciudad o un país sin refugios para contingencias, sin vías de comunicación en buen estado de operatividad, sin hospitales bien dotados, sin la población entrenada en el diseño y ejecución de planes de evacuación y sin cuerpos profesionales bien equipados y entrenados para apoyar a la población, entonces tenemos la receta perfecta para un desastre.

VULNERABILIDAD CRECIENTE ANTE EL RIESGO

Venezuela es un país tropical. Afortunadamente estamos fuera de la ruta tradicional de los huracanes caribeños, pero en estos tiempos de agudo cambio climático hasta eso puede variar. El norte de Venezuela es parte del límite entre las placas tectónicas Caribe y Amazónica, llamada también de América del Sur. La zona de contacto de estas dos placas tectónicas ha generado un sistema de fallas principales activas, denominado sistema de fallas Oca-Ancón-Boconó-San Sebastián-El Pilar. Además de este sistema de fallas principales también existen fallas secundarias activas, entre las que se encuentran Valera, La Victoria, Tacagua-El Ávila y Urica, lo cual indica que buena parte del país, sobre todo su zona norte, es de alta sismicidad. Por ello en nuestro país para los gobiernos (nacional, regionales, municipales) el RIESGO HIDRAULICO y el no menos importante RIESGO GEOLÓGICO deberían ser preocupaciones constantes, a la hora de tomar decisiones sobre poblamiento y actividad económica.

En esa fundamental dirección no sólo no hemos avanzado. En realidad, hemos retrocedido de manera preocupante. Antes, el Estado venezolano establecía normas (sobre construcción, sobre urbanismo, sobre zonificación, etc), pero no siempre tomaba las medidas para hacerlas cumplir. El desorden resultante de la violación de tales normas incrementaba la vulnerabilidad de las comunidades y, al presentarse una amenaza natural, ocurría el desastre. Así lo atestiguan el terremoto de Cariaco de 1997 y el deslave de Vargas de 1999, para mencionar solo dos terribles ejemplos.

Ahora la situación es mucho peor. El cierre de fuentes de trabajo en el interior del país, por la invasión o expropiación de fincas y haciendas, o por el cierre o expropiación de empresas e industrias, determinó en los últimos 14 años una reactivación del éxodo del campo a la ciudad.  Pero en la ciudad la movilidad social se detuvo, como consecuencia de una crisis económica que empezó hace 30 años con el Viernes Negro y que con el tiempo no ha hecho más que agravarse. 

Así que los que estábamos en el barrio continuamos en él, ahora colapsado por los ríos de compatriotas que han llegado empujados por la crisis y atraídos por la propaganda oficial que habla de un supuesto “buen vivir”. Todo eso ha incrementado el caos urbano, el desorden, el deterioro de la vialidad y demás servicios básicos, es decir, lo que ha crecido no es el “buen vivir” sino la vulnerabilidad y el riesgo.


POLÍTICA SOCIAL QUE AGRAVA LOS MALES DE LA POLÍTICA ECONÓMICA
 
Esta realidad, resultado de las políticas económicas impuestas por el Estado, se ve agravada por lo que el mismo Estado hace en materia de políticas sociales: Programas como “Barrio Nuevo Barrio Tricolor” han procurado no solventar la vulnerabilidad y el riesgo sino maquillarlo, con pinturita y arreglo de fachadas. Otros, como el de “Sustitución de Rancho por Casa” ofrece respuesta a necesidades puntuales pero obvia el tema del riesgo y la vulnerabilidad, que afecta a todo el barrio. Otros programas, como el de las “Casas de Alimentación” y diversos tipos de becas o subsidios directos, siendo como son necesarios sin embargo están orientados no a solventar la miseria sino a “hacerla vivible”, contribuyendo a que nuestros hermanos que viven en situación de riesgo crean que es “soportable” seguir viviendo así.
 
La más grande de las irresponsabilidades se encuentra, sin embargo, en el área de las políticas oficiales de vivienda. La llamada Gran Misión Vivienda Venezuela ha procurado construir casas en espacios que ya tuvieran servicios públicos, para abaratar el costo global de la intervención, haciendo caso omiso de que esas redes de servicios (con un promedio de antigüedad de medio siglo) ya estaban colapsadas con la demanda original. De allí vino la peregrina idea de que “dentro de Caracas cabe otra Caracas”, procediendo entonces el gobierno a expropiar estacionamientos y solares para construir edificios de viviendas sin dotarlas de más vialidad ni más acometidas de servicios básicos como energía eléctrica, agua potable o vigilancia policial, precarizando más aun el tejido urbano.
 
Para colmo, como el ingrediente politiquero siempre impactó de manera determinante este tipo de programas, para que la entrega de estas “obras” coincidiera con tal o cual campaña electoral, muchas veces se sacrificó la calidad en aras de cumplir con las presiones electoreras. Esto se ha visto corroborado por las denuncias de numerosas comunidades que han reportado en viviendas y urbanizaciones recién inauguradas la presencia de fallas, grietas y hasta colapso de elementos estructurales como paredes o techos, todo eso por cierto sin que se haya producido aun ningún evento sísmico.
 
"PROGRESO" ES DETENER EL RETROCESO, Y COMENZAN A AVANZAR...
 
Dicho de manera simple y clara: Antes, el Estado no hacia cumplir con eficiencia las normas de prevención, tanto en urbanismos como en construcciones. Ahora, el Estado es el primero que las viola. Ese es el tamaño monstruoso del retroceso que ha experimentado Venezuela en materia de gerencia de riesgo y administración de desastres. Por eso es que además de las razones sociales, económicas y políticas para desear un cambio, es importante destacar que en materia de protección civil también hay importantes razones para buscar ese cambio. 

Son, por así decirlo, razones “telúricas” que tiene el pueblo venezolano para desear, buscar y lograr un nuevo gobierno.
 
¡Palante!
 

sábado, 5 de octubre de 2013

¡CON ISMAEL GARCÍA AL RESCATE DE CARACAS!


Voy a votar por Ismael García para alcalde del Municipio Libertador porque encarna la posibilidad cierta, real, de romper la horrenda racha de pésimos gobiernos municipales que -con Freddy Bernal primero y con Jorge Rodríguez después- han conducido a Caracas al más profundo sótano de la infelicidad urbana.


CIUDAD, CIUDADANÍA Y TOTALITARISMO

La salvajada cometida contra Caracas no es casual. En el petro-estado venezolano, el aislado habitante de un caserío está en manos del gobierno: recibirá semilla, fertilizantes y plaguicidas sólo si al gobierno le da la gana, y sólo al gobierno podrá vender su cosecha si llega a tener alguna, pues la ausencia de vías de penetración le imposibilita sacar él mismo sus productos hasta los centros de consumo.

En los pueblos y ciudades esta dependencia de las personas frente al petro-estado se expresa de manera más elástica, dando margen aun a la rebeldía, la disidencia, la autonomía. En efecto, revise Ud. el mapa de lo que queda del país tras la entrega que este gobierno hizo del Esequibo, y compárelo con los resultados electorales:  Verá como el proyecto totalitario ha perdido SIEMPRE en las grandes ciudades, y también como del 2007 para acá la victoria tricolor se ha empezado a producir también en las ciudades medianas y aun en los poblados intermedios. Ese odio de los proyectos totalitarios contra la ciudad como espacio de existencia y no sólo de “sobrevivencia” es quizá la explicación más profunda del ensañamiento oficialista contra el Municipio Libertador de Caracas.


RAZONES “PRIMARIAS”, EGOS SECUNDARIOS

Ese es el tamaño del reto. Caracas Libertador es el municipio con la demanda social insatisfecha más amplia y profunda de todo el país. Es el espacio municipal con la problemática urbana más compleja (sólo el 20% de los barrios venezolanos están en cerros, pero ese porcentaje es igual al 100% de los barrios caraqueños). Caracas es además la sede de los “poderes nacionales, es el nervio político del país. 

No es, pues, el poder caraqueño un asunto localista, meramente “parroquial”. No. Para la Alternativa Democrática ganar Caracas es un problema nacional. Es una señal afortunada entonces que en primarias abiertas haya sido escogido por el pueblo opositor caraqueño Ismael García como candidato a Alcalde del Municipio Libertador, un dirigente nacional de esta Alternativa Democrática que es ambas cosas (“alternativa” y “democrática”) precisamente porque ha logrado incorporar figuras y sectores que antes estuvieron en la órbita oficialista. Y si queremos ganar, hay que seguir haciéndolo…


LA LISTA MAISANTA Y OTROS FAVORES A CHAVEZ…

La estatura de Ismael como dirigente está probada. Cuando aún formaba parte del oficialismo, y A PESAR de que en esa corriente se suele humillar a los “aliados”, la importancia de Ismael como dirigente se impuso e hizo que Chávez lo nombrara en el llamado Comando Maisanta en una posición de alta responsabilidad, de cara al Referendo Revocatorio de 2004. Se equivocan, por cierto, quienes para intentar “rayar” a Ismael dicen que era el “jefe” del Comando Maisanta. El jefe de tal comando siempre fue el propio Chávez, revisen documentos y hemerotecas.

Se equivocan también quienes para intentar desacreditar a García le achacan responsabilidad en la elaboración de la llamada “Lista Maisanta”. Tal lista, como la anterior “Lista Tascón”, fueron responsabilidad absoluta de Chávez, quien -como lo reconoció muchas veces- ordenó elaborarlas para la persecución y el apartheid. Rompe Ismael con el oficialismo en 2007 y forma parte de la mayoría democrática que logra la victoria en el Referendo Constitucional de ese año, transformándose desde entonces y hasta las elecciones parlamentarias del 2010 en la única voz disidente que con valor y fortaleza se ejerció en una Asamblea Nacional que la suicida abstención del 2005 había permitido que fuera unicolor.


UNA CANDIDATURA PARA GANAR, NO “PARA HACER CARRERA”

Este dirigente político de talla nacional, exitoso electoralmente como lo demostró estando en el chavismo en 2004 y también estando en la oposición en 2007, es también un conocedor profundo del ámbito municipalista: fue electo alcalde de La Victoria en 1992, y no por casualidad fue reelecto para el cargo en 1995. La atención directa a las comunidades no le es, pues, extraña.

Yo votaré por Ismael para alcalde del Municipio Libertador porque es un dirigente que “da el ancho” de la crisis que en Caracas enfrentamos. La suya es una candidatura para ganar, no para “hacer carrera”, para “posicionarse como dirigente político”. Ismael ya lo es, desde hace tiempo. Ismael también puede garantizar a la ciudad que tras su triunfo habrá gobernabilidad. Ismael tiene equipo. Independientes como Ángel Rangel, José Guerra, Ángel Oropeza, Kiko Bautista y quien esto escribe, entre muchos otros, le apoyamos, junto a los equipos parroquiales, municipales, profesionales y técnicos de los diversos factores que integran la Unidad Democrática. Porque se trata de ganar para gobernar, para gobernar bien. Ismael tiene como, con qué y con quien hacerlo.


VOTAR Y SEGUIR LUCHANDO

El Radar de los Barrios, como asociación civil y como proyecto comunicacional y educativo al servicio del pueblo, no tiene color partidista. La posición política y electoral de sus integrantes la decide cada quien de acuerdo con su conciencia. Este artículo es simplemente la respuesta a la pregunta que me han hecho muchísimas personas sobre mi posición electoral en el municipio donde nací y donde vivo. Y así contesto: Yo votaré por Ismael García porque es el mejor candidato, lo que es garantía de triunfo, y porque lo apoya la Unidad, lo que es garantía de buen gobierno.

Tras su segura victoria, no queremos “puestos”, no los aceptaríamos, no es esa nuestra vocación ni nuestro propósito. Ayudaremos al Alcalde Ismael García de la única manera que queremos y sabemos: Denunciando desde la calle lo que está mal, y apoyando lo que sea positivo. Es tan profunda la actual destrucción física y moral de Caracas, que más que una “gestión de gobierno” el Municipio Libertador lo que requiere urgentemente es una OPERACIÓN DE RESCATE. En eso estaremos, desde las esquinas, callejones y escaleras de los barrios de Caracas. Allí están nuestras “oficinas”.

¡Palante!