jueves, 30 de marzo de 2017

LLEGÓ LA HORA DEL CIUDADANO EN PROTESTA PACÍFICA Y CONSTITUCIONAL




Los eventos de las últimas 48 horas (las sentencias del TSJ del 28 y 29 de marzo y la sesión del Consejo General de la OEA) marcan un punto de inflexión para la crisis venezolana. Pero esta es otra fase. Más grave y, sobre todo, mucho más peligrosa.

La sesión del Consejo General de la OEA configura una muy seria derrota para el régimen presidido por Nicolás Maduro… y un llamado serio a toda la oposición a recuperar la congruencia, y a lograr que las consignas expresen las estrategias en vez de sustituirlas.   

En efecto, el gobierno obtuvo una doble derrota:  Primera, al ubicar más allá de toda duda que el foro para el debate político en el continente es la OEA, no UNASUR, el ALBA o la CELAC.; Segunda, cuando en el Consejo General de la OEA (el mismo organismo en el que en 2014 apenas tres gobiernos se atrevieron a votar contra el régimen de Maduro) ahora 20 países votaron por debatir el caso venezolano, a pesar de la férrea resistencia del representante del gobierno presidido por Nicolás Maduro.

Igualmente, la oposición (TODA la oposición) no puede ignorar el hecho contundente de que los mismos países que derrotaron en la OEA al régimen de Maduro están diciendo con toda claridad que la solución a la crisis venezolana tiene que ser electoral y que para llegar a ese escenario electoral es indispensable reivindicar lo logrado en el proceso de diálogo nacional y darle continuidad realizando una NEGOCIACIÓN POLÍTICA CON RESULTADOS.

Ciertamente, esta mayoría que en la OEA derrotó al régimen de Maduro emitió una declaración en la que formula “un llamado para que se cumplan a cabalidad los acuerdos alcanzados en el marco de las mesas establecidas durante el proceso de diálogo presidido por los expresidentes y El Vaticano; y avancen en la pronta identificación de soluciones concretas para garantizar la separación de poderes, el respeto al Estado de Derecho y las instituciones democráticas”.  Asimismo consideró “urgente se atienda de manera prioritaria la liberación de presos políticos, se reconozca la legitimidad de las decisiones de la Asamblea Nacional y se establezca un calendario electoral, que incluya las elecciones pospuestas”, es decir, se respeten y cumplan los puntos de la agenda marcada en su famosa carta por Monseñor Pietro Cardenal Parolin, Secretario de Estado del Vaticano.

Dicho en otras palabras:  Se acabó aquella dicotomía que dividía a la oposición venezolana entre defensores del “diálogo” y partidarios de la aplicación de la Carta Democrática; Se terminó aquella diferencia entre quienes creían pertinente la mediación de El Vaticano y quienes hubiesen preferido en ese rol a la OEA; Finalizó, en definitiva, aquella separación entre quienes sentían que la participación del propio Papa Francisco constituía la mejor garantía para el pueblo democrático venezolano, y quienes encontraban esa garant en su famosa carta por Monseñorhos, ralerido la mediaciano.plan los puntos de la agenda marcada en su famosa carta por Monseñoría en el desempeño del Secretario General Luis Almagro.  

La vida acabó con esas diferencias:  La OEA intervino, su mayoría esta de acuerdo con la aplicación progresiva de la Carta Democrática Interamericana y coincide en que -en una primera etapa- esa “aplicación progresiva” debe consistir en el cumplimiento de los acuerdos alcanzados en la Mesa de Diálogo Nacional y en el desarrollo de una NEGOCIACIÓN POLÍTICA CON RESULTADOS, que posibilite la convocatoria a elecciones y, con ello, el inicio de la transición a la democracia.

Antes y después de esta sesión del Consejo General de la OEA se producen dos sentencias de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia.  La primera, emitida en la mañana del martes 28 de marzo, agrede la institución de la Inmunidad Parlamentaria, colocando a los diputados al alcance de la represión y la cárcel; La segunda, emitida en la tarde del miércoles 29, en la que técnicamente la Sala Constitucional disuelve el Parlamento, al asumir las competencias que la Constitución prevé y reconoce a la Asamblea Nacional, para posibilitar no sólo que el Ejecutivo siga desconociendo a los diputados electos por el pueblo, sino también para hacer posible que Maduro endeude al país y negocie con transnacionales el establecimiento de empresas mixtas para la explotación petrolera y de otras riquezas sin contar para ello con la aprobación del Poder Legislativo, como lo exige la Constitución.

Estas sentencias no son dos simples arbitrariedades más.  Son medidas que implican un quiebre profundo en la vida del país.  La Sala Constitucional esta facultada para ser “el máximo interprete de la Constitución”, no para reescribir la Carta Magna. La sentencia que de hecho anula el Parlamento altera la estructura de la República, pues ya no hay en nuestro país poderes autónomos que se controlen mutuamente, para beneficio del ciudadano. El único poder público autónomo, el Legislativo, es desconocido por el resto de la burocracia estatal, y los otros “poderes” que constitucionalmente también deberían ser autónomos (el judicial, el electoral, el ciudadano) tienen una relación de lamentable subordinación al Poder Ejecutivo. Estas sentencias, pues, no han afectado sólo a la Asamblea Nacional, sino que han hecho colapsar a la forma republicana de gobierno establecida en nuestra Constitución.

Ante una situación de esta gravedad y profundidad, la respuesta no puede ser sólo del liderazgo político.  Tiene que haber una respuesta de la sociedad venezolana, y tal respuesta debe ser masiva, contundente y PACÍFICA. Subrayamos el carácter pacífico porque de lo contrario tal respuesta coincidiría lamentablemente con la estrategia oficialista de generación de caos para justificar la declaratoria de un “estado de conmoción interna” que sirva de coartada a la suspensión de elecciones presidenciales de 2018. Para una respuesta así es necesario que los gremios, los sindicatos, las comunidades populares, las universidades, las academias, todos los actores sociales coordinen con los actores políticos no la convocatoria a un “evento”, marcha o concentración, sino el diseño y ejecución de una campaña ininterrumpida de resistencia pacífica, que sea sostenible en el tiempo y que abarque todo el país, hasta lograr el retorno del país a la constitucionalidad.

Es también fundamental que el liderazgo político, por su parte, logre los consensos que permitan definir e iniciar la ruta que la sociedad democrática venezolana debe transitar para lograr la transición a la democracia: Como combinar la movilización pacífica de calle, la negociación política directa y la presión política indirecta, nacional e internacional, para lograr la realización de elecciones, la posterior instalación de un gobierno de unidad nacional y el inicio del proceso de reconstrucción nacional. 

Llegó la hora. La hora de movilizarnos. Y esa movilización debe ser no para “reaccionar” ni para “desahogarnos”, sino movilizarnos asertivamente para lograr objetivos claramente establecidos.  Llegó la hora en que las consignas expresen la estrategia, no la sustituyan.


ASOCIACIÓN CIVIL RADAR DE LOS BARRIOS
ORGANIZACION VECINAL FRENTE DE DEFENSA DEL NORTE DE CARACAS
ASAMBLEA DE CIUDADANOS DE LA PARROQUIA LA CANDELARIA
LA FUERZA ES LA UNIÓN
 
Caracas, jueves 30 de Marzo de 2017

viernes, 24 de marzo de 2017

PERMÍTANME CONTARLES DE ESTE HÉROE...


El no le prestaba mucha atención a ese asunto,  pero desde muchacho era un valiente.  Un valiente de los de verdad, no un irresponsable, no alguien que por no valorar la vida la pusiera en riesgo con ligereza.  Muchísimos años después le diría al menor de sus hijos varones: “El valor es eso: Sentir miedo y aun así hacer bien lo que hay que hacer”.  Quizá ese miedo lo embargó en 1939, cuando se desplazó desde su pueblo a Caracas.  Atrás quedaba la escuelita unitaria en la que aprendió a leer y a escribir y el manejo rudimentario de “las cuatro tablas”: sumar, restar, dividir y multiplicar.  Atrás quedaron las tareas del campo y el desempeño tras el mostrador de la pulpería. Y a Caracas se fue, a pie, que en ese tiempo era la única manera.

En Caracas hizo de todo: Ayudante,  obrero,  hizo mandados y sobre todo pasó trabajo, mucho trabajo.  Fue ayudante de soldador en la construcción de la Ciudad Universitaria y también fue mesonero.  En ninguno de los oficios que desempeñó generó problemas, pero solía asumir los de sus compañeros. Defender a quienes con el trabajaban le salía del alma, tan natural como respirar o como mirar la cadencia suave del andar de las muchachas:  Cumplía 25 años de edad y Venezuela conocía el golpe contra Medina, cuando se hizo sindicalista.  Su combativo ejercicio de ese rol hizo que llamara la atención del Partido Comunista, que entonces tenía unas impecables credenciales democráticas, ganadas en la lucha contra las dictaduras de Gómez y Pérez Jiménez.

Así fue como este campesino recién transformado en obrero urbano se convirtió en parte activa de la resistencia contra la penúltima dictadura.  Su activismo anti dictatorial le ocasionó tres carcelazos breves y una prisión más larga, de cuatro años, en la Penitenciaria General de la República en San Juan de los Morros. De allí salió al exilio.  Poco duró en el exterior, pues forzó su regreso clandestino al país.  Perseguido en oriente por la Seguridad Nacional para asesinarlo, el Partido decide trasladarlo a Portuguesa, el estado donde con mas eficiencia podían protegerlo y donde pudo reencontrarse con su esposa y su hijita. Allí lo agarró la caída del dictador, y en breve recibiría nuevamente la instrucción de regresar a Caracas.

 
Poco duraría sin embargo la tranquilidad.  Los comunistas venezolanos lanzaron su prestigio democrático por la borda de la aventura guerrillera.  La mayoría de los sindicalistas del PCV siempre estuvieron en contra de la lucha armada, pero disciplinadamente acataron la línea partidista. Nuevamente carcelazos y persecución hicieron azarosos los días de este sindicalista reinventado como luchador clandestino.  Tras una década de sangrientos errores, la Paz Democrática permite el retorno de los alzados en armas a la lucha política.

La derrota política y militar dejó en escombros la inmensa fuerza política y social que alguna vez tuvieron los comunistas.  Dirigentes sindicales de primera línea como Eloy Torres y Carlos Arturo Pardo fundaron junto a Pompeyo Márquez y Teodoro Petkoff un partido llamado Movimiento Al Socialismo.  Activistas destacadísimos con Alfredo Maneiro al frente también hicieron tolda aparte, y crearon la Causa R. Algunos viejos robles del sindicalismo comunista, como Pedro Ortega Díaz y Cruz Villegas, permanecieron en el viejo partido y en su fantasmal central obrera. 

Promotor permanente de la unidad de los trabajadores, es decir, contrario a la existencia de “centrales sindicales” al menudeo, este luchador social a mediados de los 70 abandona las filas del comunismo y a principios de los 80 se incorpora a una CTV presidida por personajes como José Vargas y Juan José Delpino, y luego a una Acción Democrática en la que el Buro Sindical había logrado alcanzar la Secretaría General del partido en la persona de Manuel Peñalver, lo que muchos quisieron leer como un proyecto político de naturaleza laborista.

Allí desarrolló una febril actividad para transformar la interacción capital-trabajo, sacarla de la vieja ecuación suma-cero y promover una relación ganar-ganar en los factores de la producción. “No se trata de que el obrero trabaje lo menos posible y trate de ganar lo más que pueda, porque eso destruye la empresa y extermina los puestos de trabajo; Tampoco se trata de que el empleador maximice su ganancia a costa de pagar salarios miserables, porque eso desmoraliza la fuerza laboral y hunde la empresa.  Es necesario utilizar la ciencia y la tecnología y optimizar la calidad de la relación entre los factores de la producción para lograr una elevación sostenida y sostenible de la productividad, lo que permitirá que los trabajadores sean mejor remunerados por empresas cada vez más exitosas”. Con prédicas como esa integró en representación del movimiento sindical la COVEP (Comisión Venezolana para la Productividad) y el Fondo para el Mejoramiento de la Productividad, FIM-Productividad.





Plantear cosas como estas en la Venezuela de finales de los 80 era difícil.  Con un movimiento sindical anclado en los viejos paradigmas del clientelismo y del corporativismo estatal, el aventurero que había salido de su pueblo a los 20 años de edad decidió romper con todo aquello y volver a reinventarse: Fue así como, ya rayando la séptima década de vida, regresó a su terruño no para disfrutar del reposo del guerrero sino para construir en el pueblo que lo vio nacer una Asociación de Vecinos, una Casa de la Cultura, un Escuela-Taller de Arpa y un Festival Musical en el que los niños y jóvenes del lugar exhibieran las habilidades adquiridas como artesanos e interpretes de ese emblemático instrumento.

Cerró así su círculo este singular personaje que en 1939 salió de Guiripa, pasó por San Casimiro y llegó a Caracas, sin saber que sus pasos lo llevarían también a la clandestinidad, a la cárcel, al exilio en México y a hablar en Moscú ante el Soviet Supremo.  Que supo ser crítico en el sindicalismo comunista y en el socialdemócrata. Que fue precursor de la vinculación entre la lucha laboral y el mejoramiento sostenido de la productividad, y del activismo vecinal y cultural en la rudas coordenadas de la ruralidad venezolana.

Ese venezolano, ese aventurero, ese mago de la reinvención personal, ese luchador social, ese empedernido buscador de la libertad, nació el 4 de julio de 1919 y nos dejó hace exactamente veinte años, un 25 de marzo de 1997.  Se llamaba Laureano Torrealba. Fue mi padre y mi maestro ¡Cuanta falta me has hecho, viejo querido! ¡Aquí seguimos, haciendo lo que me enseñaron tu y la señora Marina! ¡Un gran abrazo! ¡Palante!



"TE GANARÁS EL PAN CON EL SUDOR DE TU FRENTE..."

  
Columna publicada originalmente el domingo 19 de marzo de 2017 en los diarios La Voz y 2001
 
No, no fue un castigo.  En realidad fue una oferta amorosa. Génesis 3:19 nos recuerda cuando Dios le dijo a Adán: “Te ganarás el pan con el sudor de tu frente hasta que vuelvas a la misma tierra de la que fuiste sacado, porque polvo eres y al polvo volverás”.  El Padre nos habla así de humildad: Somos apenas polvo, tierra, y a ella volveremos. Por eso, por lo efímero del poder, toda soberbia, toda prepotencia están demás.  Pero también nos habla de grandeza auténtica: Somos tierra, es decir, somos el planeta, somos parte del Universo, somos la Creación, somos nada más y nada menos que Hechura Divina.  Por eso todos los hombres son hijos de Dios y, en consecuencia, hermanos entre sí.  De allí que el atropello entre los hombres, la represión y la violencia sean una ofensa al orden natural y a la voluntad del Dios cuyo Único Hijo  nos ordenó “amaos los unos a los otros”. 
Finalmente, cuando nos dice “te ganarás el pan con el sudor de tu frente” Dios no nos “condena” al trabajo sino que nos lo ofrece como camino de liberación:  No dependerá nuestro sustento de las falsas bondades del César que quiera distraernos con circo y manipularnos con el pan amargo de la dádiva, no dependerá nuestra vida y la de nuestras familias de las migajas a las que el Estado totalitario nos permita acceder a cambio de obediencia y resignación, ¡No!  Es Palabra del Señor que tengamos autonomía, libertad, libre albedrío: Al ganarnos el pan con el sudor de la frente es a nuestro esfuerzo a quien debemos la alegría del sustento y la certeza del progreso.  Eso es libertad, libertad de trabajo que sólo es posible si existe también la libertad de generar empleo de calidad, es decir, la posibilidad de construir empresas sólidas, solventes, productivas, exitosas. 


Por eso, la libertad de empresa y la libertad de trabajo van unidas, una no puede existir sin la otra, y ninguna de las dos puede existir si no hay democracia, es decir, sin un sistema de gobierno que garantice el respeto a la propiedad privada (sin la cual no puede haber empresas) y que simultáneamente garantice también los derechos sociales y económicos del trabajador (pues sin una fuerza de trabajo competitiva, bien remunerada y bien formada tampoco hay productividad), así como los derechos civiles y políticos de todos los ciudadanos, en igualdad ante la Ley.
Todo, desde los artículos de nuestra Constitución hasta los versículos de la Biblia, todo ha sido violado con las actuaciones obscenas del régimen de Nicolás Maduro contra las humildes empresas familiares que desde hace generaciones producen pan honesto para millones de venezolanos.  Al observar en los videos que circulan en las redes sociales la violencia y la grosería del burócrata que amedrenta y hostiga a los panaderos, la inmensa mayoría de los venezolanos llega a una conclusión clara:  Ese no es el camino, la escasez de libertad no es la solución para la escasez de pan. Al contrario, para que haya pan tiene que haber libertad y para que haya libertad tiene que haber cambio.
El régimen no cumple sus promesas, pero si sus amenazas. El 12 de Febrero de 2017  Maduro prometió crear diez mil “panaderías populares”, que al día de hoy no han generado ni un mendrugo.  Pero un mes después, el pasado domingo 12 de marzo, Nicolás Maduro y Tarek El Assaimi arremetieron contra el gremio de panaderos y demás trabajadores del sector, amenazando con cierre de establecimientos y prisión para gente de trabajo. Apenas ha pasado una semana y ya tenemos varias panaderías “tomadas” por el malandraje oficialista. Ante eso, reiteramos la posición de la red “La Fuerza Es La Unión” hecha pública el pasado lunes 13 de marzo:


1)    No puede resolver los problemas quien ni siquiera sabe a que se enfrenta.  Maduro desconoce hasta cuantas panaderías hay en Caracas.  En la Capital de la República no hay 790 establecimientos productores de pan, como el afirmó.  En la Gran Caracas hay un total de 2.398 panaderías, de la cuales 1.187 están en los Municipios Libertador, Sucre, Chacao, Baruta y El Hatillo, 473 están en Vargas, 150 en el eje Guarenas-Guatire, 194 en los Valles del Tuy, 198 en el eje Barlovento-Higuerote y 196 en Los Teques.
2)    También el gobierno revela un absoluto desconocimiento de la actividad que pretende “reglamentar” cuando exige que “las panaderías empiecen a trabajar a las seis de la mañana para que puedan vender el pan a partir de las 7am”.   El proceso  de elaboración del pan requiere mucho mas tiempo: Tras hacer la masa y confeccionar el pan, éste tiene que ser puesto a “reposar” para que “crezca” por los efectos de la levadura.  Sólo luego se procede a hornear, y luego nuevamente tras hornear el pan debe reposar hasta que llegue a una temperatura adecuada para su manejo y venta.  “Detalles” como ese los desconocen quienes nunca han trabajado y además no oyen a quienes si lo hacen.
3)    Sin embargo el problema de fondo no es a que hora se vende el pan ni la cantidad de establecimientos que lo expenden.  El asunto crucial es que no hay la materia prima para elaborarlo.  Para atender la demanda nacional de pan, el país  necesita 120 mil toneladas mensuales de trigo para que sea molido en los 13 molinos operativos en el país. De esa cantidad, el gobierno solo suele traer (y no con periodicidad mensual, sino en forma desordenada) una cuarta parte , aproximadamente unas 30 mil toneladas, que es lo que consume mensualmente sólo la Gran Caracas.
4)    La harina no es además el único insumo necesario para confeccionar el pan:  Las panaderías necesitan además levadura, margarina, manteca, sal y azúcar, productos todos marcados por la escasez.  Para moler el trigo y producir la harina, los molinos necesitan repuestos e insumos para mantenimiento preventivo y reparación, productos todos que sólo se consiguen en el exterior con dólares que, aunque son de todos los venezolanos por provenir del petróleo, el gobierno se niega a asignar y liquidar.  

 
Ese es el fondo del problema, esas son las reales causas de la escasez.  La pretensión necia de hacer creer que la crisis se resolvería si en vez de hacer “cachitos” o “palmeritas” se horneara sólo “pan canilla” se estrella contra la contundencia de los números arriba expuestos.  La tarde del viernes 17 el régimen hizo un show mediático con la llegada al Puerto de La Guaira de un barco con 15 mil toneladas de “trigo panadero”. Eso es apenas el consumo de 15 días solamente en la Gran Caracas. 
Como todos los demás problemas del país, el del pan tiene solución… pero no con Maduro en el poder, es decir, no con las roscas de la ineficiencia y la corrupción asfixiando a los venezolanos.   
Por eso el cambio además de posible es INDISPENSABLE. ¡Palante!

RENDICIÓN DE CUENTAS: ¡VENEZUELA, RETO Y COMPROMISO!



 El 11 de marzo de 2017, a las 11 de la mañana, cumplimos el compromiso que voluntariamente habiamos adquirido:  Rendir cuenta pública de nuestra gestión al frente de la Secretaría Ejecutiva de la Mesa de la Unidad Democrática.  
Un evento convocado unicamente a traves de las redes sociales, sin "maquinaria" 
ni "nómina de organismos" para llenar asientos, se dió a casa llena. 
Allí, entre el afecto y el compromiso ciudadano de centenares de demócratas, leimos este mensaje:

Acudo hoy ante el pueblo venezolano para hacer lo que siempre he reclamado:  Que aquellas personas que han ocupado posiciones de cierta responsabilidad pública rindan cuenta de su gestión.  Hoy, cuando las circunstancias de la vida política y social me colocan exactamente en esa situación, a eso vengo: A rendir cuenta.

Desde septiembre de 2014, cuando por unanimidad fui designado Secretario Ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, informé al país cada madrugada a través de la radio y de las redes sociales las decisiones tomadas, las razones de las mismas y los objetivos que estas procuraban.  Ese ejercicio culminó el pasado viernes 17 de febrero, cuando hice del conocimiento de los venezolanos un conjunto de acuerdos, adoptados también por unanimidad, que establecen un nuevo mecanismo de dirección de la MUD fundamentado en una coordinación colectiva, una estructura de relación entre el liderazgo político y la sociedad civil y una vocería política ejercida por los partidos.  Me toca entonces hoy no hacer un balance, porque el mismo corresponde al país, sino un inventario de lo logrado y también de lo que aun es necesario alcanzar.

En el lapso septiembre-diciembre del año 2014 logramos reunificar la oposición, entonces amargamente escindida en dos sectores al borde la fractura.  Evitar esa ruptura y repotenciar la idea misma de la Unidad fue vital para abordar los retos del 2015.  Entonces parecía una apuesta improbable. Pero lo intentamos y, con el concurso de muchos, lo logramos.

En 2015 nos tocó enfrentar dos enemigos muy poderosos:  El ventajismo corrupto y represivo del régimen, por un lado, y el escepticismo desmovilizador de un importante sector de la sociedad democrática, por otro.  Habiendo recuperado en el último trimestre del 2014 la unidad partidista, era necesario luego recuperar la confianza del país opositor, lograr el apoyo de millones de chavistas decepcionados y cohesionar una maquinaria social y partidista capaz de derrotar al régimen en su propio terreno, con sus propias normas y hasta con su propio Consejo Nacional Electoral. 

Para conseguir eso diseñamos un plan que hicimos público el 23 de Enero del 2015, en acto realizado fuera de la zona de confort tradicional de la oposición, desde lo más alto de Petare. Ese plan obtuvo las tres victorias esperadas:  En mayo realizamos exitosamente las elecciones primarias de la oposición, en agosto logramos el acuerdo que nos permitió la tarjeta única, y en diciembre arrasamos en las elecciones parlamentarias, obteniendo la victoria electoral más grande de toda la historia política venezolana:  Dos terceras partes del parlamento nacional.

Todo eso lo logramos porque tuvimos una unidad recuperada, un plan común y una dirección colectiva, y además porque logramos una alianza social que hasta entonces había sido esquiva: la alianza entre los pobres de siempre y los empobrecidos de ahora, entre la urbanización y el barrio, entre la clase media y los sectores populares.

Esta victoria inmensa de la estrategia electoral, pacífica, constitucional y democrática obtenida al cierre del 2015, generó en 2016 un gran capital político, que se expresó en un incremento sustancial del apoyo nacional e internacional a la lucha de los demócratas venezolanos.  El porcentaje de los ciudadanos que en el país demandaban la salida del régimen subió de 56 % en diciembre de 2015 a 80% en febrero de 2016. Gobiernos y organismos internacionales que hasta entonces no eran sensibles a la lucha del pueblo venezolano empezaron a variar su postura y a apoyar en forma creciente nuestras demandas de democracia y libertad.  A la luz de los hechos, resulta evidente que ese inmenso capital político no fue administrado con eficiencia y responsabilidad.

En efecto, se produjeron en 2016 dos dinámicas, simultáneas y contradictorias:  Mientras en el país y en el mundo crecía el apoyo a la Mesa de la Unidad Democrática, al interior de la alianza afloraron contradicciones entre partidos y liderazgos.  Mientras los venezolanos vivieron una auténtica epopeya ciudadana, firmando, validando sus firmas, marchando y protagonizando jornadas tan memorables como la Toma de Caracas del 1ro de Septiembre y la Toma de Venezuela del 26 de Octubre, al interior de la alianza democrática discrepancias entre agendas particulares hicieron mayor la distancia entre la lucha de los venezolanos y la victoria que esa lucha merecía.

Episodios como las diferencias generadas por la competencia interna por la presidencia de la Asamblea Nacional en el año inaugural de la actual legislatura, la ausencia de consenso para establecer una única hoja de ruta para lograr el cambio de gobierno, la imposibilidad de designar para el Referendo Revocatorio un comando de campaña unitario como el que victoriosamente funcionó para las elecciones parlamentarias y finalmente la inexistencia de una estrategia unitaria para defender el Revocatorio del secuestro perpetrado por el Régimen, hicieron posible que el gigantesco apoyo nacional e internacional de que gozó la lucha opositora durante los tres primeros trimestres de 2016 se disipara en el último trimestre de ese año, dejando en buena parte de los venezolanos una mezcla de desconcierto, decepción y renovado escepticismo.

Hay que reconocer con coraje que tras el despojo del Referendo Revocatorio la Unidad Democrática se quedó sin política, y en su lugar algunos sectores e individualidades  sólo atinaron a esgrimir iniciativas que, aunque discutibles, fueron poco debatidas:  La “marcha a Miraflores”, el llamado “Juicio Político al presidente” y la “declaratoria de abandono del cargo”.  Una marcha no es una estrategia, el “juicio político” no existe en la Constitución y la falta de eficacia política del llamado “abandono del cargo” hoy salta a la vista. Es evidente que la sociedad democrática venezolana sigue necesitando diseñar y ejecutar unitariamente una estrategia que logre convertir en poder político la sólida mayoría social que indudablemente somos.

Capítulo aparte merece el llamado “proceso de diálogo” que se realizó del 30 de octubre al 6 de diciembre de 2016:  Necesario es recordar que fue la Mesa de la Unidad Democrática la que POR UNANIMIDAD de sus miembros solicitó la inclusión de El Vaticano como facilitador en el proceso de diálogo nacional.  Habiéndose producido el secuestro del Referendo Revocatorio el 20 de Octubre y el asalto de grupos violentos a la Asamblea Nacional el 22 de ese mes, la llegada a Caracas del primer enviado del Papa, Monseñor Emir Paul Tscherrig,  el lunes 24 de octubre fue considerado entonces como algo providencial. Cuando se supo además que en la tarde de ese lunes 24 Nicolás Maduro haría escala en Roma y que sería recibido por el propio Papa Francisco, un grupo de relevantes partidos de la MUD consideró “muy importante” asistir a la reunión pautada para la noche del lunes 24 de octubre con el representante del Papa, los expresidentes invitados por UNASUR  y los representantes del régimen…  pero ninguno quiso enviar un representante de su partido, por temor al “costo político” que tal asistencia pudiera generar en la opinión pública. 

Fue así como ese grupo de partidos comisionó al Secretario Ejecutivo para que, en solitario, representara a la MUD en tal reunión. La instalación formal del proceso de diálogo se produjo cinco días después,  el sábado 30 de octubre a las 8 de la noche.  El país tiene derecho a saber que la decisión opositora de asistir  a esa reunión y a ese proceso se tomó apenas media hora antes, a las 7:30 pm de ese mismo sábado 30.

Estos detalles son relevantes por una razón esencial:  Al evaluar  la experiencia de diálogo intentada en Venezuela entre el 30 de octubre y el 6 de diciembre de 2016, es evidente que la razón fundamental  de su fracaso es el incumplimiento del régimen, y otra razón muy importante para su desafortunado desenlace es una grave falla de diseño del proceso mismo, al no prever mecanismos para garantizar el seguimiento y cumplimiento de los acuerdos.  Pero hay una tercera razón de ese fracaso, hasta ahora no reconocida, explicada ni asumida:  El diálogo fracasó también porque la oposición llegó al mismo sin tener claridad ni consenso alrededor de que objetivos buscaba en ese proceso, y el mismo fue asumido sin el necesario apoyo técnico y respaldo profesional, a pesar de que ese apoyo existía y estaba disponible.  

Esto es necesario tenerlo claro porque la construcción de una solución democrática a la espantosa crisis nacional va a requerir que los venezolanos ejerzamos con determinación y valentía nuestro derecho constitucional a la protesta pacífica de calle, pues motivos para protestar de manera contundente y democrática son hoy innumerables.  Pero al lado de esa protesta enérgica y pacífica debe haber también una negociación política asertiva, transparente, asumida con coraje de estadistas y no con melindres de precandidatos, una negociación política que haga posible la transición a la democracia.  Para que eso sea factible es indispensable aprender de los errores de la experiencia del diálogo frustrado de 2016, y la única forma de aprender de los errores es asumiéndolos.  Eso es lo serio, lo responsable, y Venezuela no merece menos.

Por todo esto plantee desde noviembre de 2016 la necesidad urgente de reestructurar la Mesa de la Unidad Democrática, para superar las razones que llevaron a la dirección opositora venezolana a diluir el inmenso capital político de que dispuso.  Las victorias de la Unidad en el 2015 fueron desaprovechadas en 2016 por los errores de las agendas particulares; Los logros de la dirección colectiva del 2015 fueron desaprovechados en el 2016 por el personalismo y los tics candidaturales; Los éxitos del “gradualismo” en el 2015 fueron sustituidos por las decepciones que generó el inmediatismo en el 2016.  Más que un cambio facial o cosmético, la reestructuración de la MUD debe retomar el camino de triunfos del 2015 y evitar el circulo vicioso de expectativas infladas y frustraciones terribles que caracterizó el 2016.    

A estas alturas, repito lo que he dicho numerosas veces:  Todos los logros alcanzados son patrimonio del pueblo en lucha, de la ciudadanía movilizada, de los partidos democráticos y de sus dirigentes.  Como coordinador y vocero que fui de la alianza, asumo la responsabilidad de todas las fallas.  Zanjado así el problema que a algunos paraliza, de la “culpabilidad” y sus costos, como ciudadano y como demócrata llamo a toda la sociedad democrática a hacer bien lo que hay que hacer para construir un camino seguro para superar la crisis, vencer al régimen, lograr un nuevo gobierno y reconstruir la Nación,  y en esa dirección me permito sugerir diez puntos concretos:

1. Asumir, respetar y proyectar a la Mesa de la Unidad Democrática como dirección política de la sociedad democrática venezolana y no sólo como  alianza electoral. 

2. Definir y consensuar una estrategia común que establezca el tipo de transición a la democracia, el modelo de Gobierno de Unidad Nacional tanto para la transición como para los siguientes períodos constitucionales ordinarios, y el Proyecto de Reconstrucción Nacional que esos gobiernos van a aplicar.  

3. Asumir la promoción y conducción de la CALLE SOCIAL, esto es, la lucha de los venezolanos contra el hambre, contra la falta de medicinas y en demanda de seguridad,  y orientar esa lucha a la exigencia del cambio político urgente. 

4. Asumir la promoción y conducción de la CALLE ELECTORAL, esto es, realizar las elecciones primarias de la oposición y poner en la calle a miles de candidatos a gobernadores, alcaldes, diputados regionales  y sus equipos a exigir elecciones y a encabezar las luchas del pueblo. 

5. Aprovechar las elecciones primarias para consultar a la población sobre aspectos esenciales de la estrategia y la táctica democrática, para que además de elegir candidatos tales candidatos tengan un mandato claro del pueblo opositor.

6. Promover, conjuntamente con la lucha de calle, la lucha institucional y el cerco internacional, un proceso de negociación política asertivo y transparente, que viabilice la transición pacífica a la democracia.

7. Optimizar la relación con la mayoría que está contra Maduro pero que hoy es escéptica sobre el liderazgo opositor, con el pueblo que fue chavista y con el chavismo no madurista

8. Definir una política clara, respetuosa, constitucional y republicana sobre el rol institucional de la Fuerza Armada Nacional en la transición a la democracia y en todo el proceso de reconstrucción nacional, basada en las previsiones establecidas en el artículo 328 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

9. Definir una política clara hacia los actores económicos, trabajadores y empresarios, basada en el respeto y promoción de la propiedad privada y de la libertad de trabajo.

10. Articular coherentemente la inmensa solidaridad internacional con la lucha democrática del pueblo venezolana.

Ese es el reto.  Nuestro compromiso es, para lograr esos objetivos, seguir apoyando a TODO el liderazgo democrático… entendiendo que ningún liderazgo debe ser más importante que sus partidos, porque vencer el chavismo como anticultura política pasa por superar el modelo de liderazgo caudillista y sustituirlo por el liderazgo colaborativo;  Nuestro compromiso es seguir apoyando a TODOS los partidos democráticos… entendiendo que los partidos son instrumentos del ciudadano para participar en política, es decir, los partidos deben expresar y representar a los ciudadanos, no sustituirlos;  Nuestro compromiso es seguir promoviendo, de abajo hacia arriba, la organización y activación de los movimientos sociales autónomos, gremiales, laborales y comunitarios. 

Para enfrentar ese reto y asumir ese compromiso hemos decidido transformar lo que alguna vez fue sólo un voluntariado electoral en una alianza de organizaciones populares, en una red de líderes comunitarios y en una plataforma de servicios para apoyar a todo aquel que esté en lucha por sus derechos, sin importar a que partido, sindicato, comunidad o gremio pertenezca.  Esa alianza, esa red, esa plataforma solidaria es LA FUERZA ES LA UNIÓN.  Y desde allí seguiremos luchando, desde el activismo social y la comunicación popular, como humildes militantes de la Unidad,  por la justicia social, la libertad y la democracia.

Ahora más que nunca… ¡Fuerza, Venezuela! Porque, como dice nuestro himno nacional, “compatriotas fieles, ¡La Fuerza Es La Unión!”

UNIDAD SOCIAL



 Columna publicada originalmente el domingo 5 de marzo de 2017 en los diarios La Voz y 2001

Pelear “al detal” contra un régimen que reprime “al mayor”:  En las elecciones del Sindicato del Metro de Caracas que se realizaron el pasado miércoles 22 de febrero, la plancha que representaba el cambio democrático no competía sólo contra “la plancha del PSUV”.  Además de los esquiroles gobierneros, la plancha del cambio enfrentaba a la C.A. Metro de Caracas, al Ministerio del Trabajo,  al Tribunal Supremo de Justicia, a la Policía Nacional Bolivariana, al SEBIN, a los grupos paramilitares maduristas mal llamados “colectivos” y al mismísimo Ejecutivo Nacional.  Los trabajadores que querían el cambio, por su lado, estaban solos, absolutamente solos, soportando estoicamente el ventajismo, la persecución, los despidos y las amenazas de muerte.  Tal “proceso”, en el que fue impedida la participación de la plancha de los trabajadores, fue celebrado como “una victoria” por Nicolás Maduro en cadena nacional…

Ese mismo miércoles, docentes activos y jubilados del Estado Vargas marcharon desde la Plaza Los Maestros hasta la Casa Guipuzcoana, sede de la Gobernación.  Los docentes reclamaban el pago de deudas, el cumplimiento de compromisos contractuales y el incremento de actuales salarios. Los maestros fueron hostigados y enfrentados por todos los jefes civiles, por el prefecto, por el alcalde y el mismo gobernador, por la policía y los grupos violentos.  El reclamo de los educadores dejó como saldo heridos, golpeados y cuatro presos. Nuevamente, un sector de la población luchó en solitario contra un régimen que sólo actúa en forma articulada y coordinada para reprimir. 

Situaciones así se repiten todos los días: En todo el país los venezolanos protestan por los niños que mueren por desnutrición, por las familias que perecen envenenadas con cianuro al ser empujadas por el hambre a consumir yuca amarga, por el costo de medicamentos esenciales como los anti-hipertensivos que antes costaban 9 bolívares y hoy cuestan 40 mil.  El pueblo está en lucha, si… pero cada quien por su lado.

Es urgente entonces construir una UNIDAD SOCIAL, para que nadie luche solo y que todos sepamos quien esta luchando, porque lo hace, donde lo hace y, sobre todo, COMO PODEMOS AYUDARNOS. No se trata de montar un “parapeto burocrático” para dar “ruedas de prensa” o para sacar documentos de vez en cuando, con las famosas listas de “los abajo firmantes”.  Se trata de establecer mecanismos horizontales de comunicación y cooperación entre ciudadanos para que, sin importar a que gremio, sindicato o partido político pertenezca, todo aquel que este defendiendo sus derechos sepa que forma parte de algo más grande, de todo un país en lucha.

A los que me han preguntado “Ajá Chúo, y ahora que no estás en la MUD, ¿A que te vas a dedicar?”, les respondo:  Pues a esto, a lo que he hecho toda mi vida,  a construir y fortalecer junto a muchos la indispensable UNIDAD SOCIAL, que (junto a la unidad política) sea capaz de lograr el cambio en positivo que nuestro país necesita y reclama.  Porque, como dice nuestro himno nacional, “¡La Fuerza es La Unión!”

---------------------------------------------------------------------------------------------------

TERMÓMETRO SOCIOPOLÍTICO:

40 GRADOS, FIEBRE ALTA:  LITERALMENTE, MUERTOS DE HAMBRE. Los fallecimientos de bebés por desnutrición y de niños y adultos por envenenamientos con yuca amarga no dejan lugar a duda: En la Venezuela cuyo gobierno “revolucionario” llegó a manejar un millón de millones de dólares producto de los altos precios del petróleo, hay seres humanos literalmente muriendo de hambre.  La Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI) revela que estas muertes no son “situaciones aisladas” sino el terrible resultado de una política de Estado orientada a empobrecer a la sociedad.  Y el porqué de esta política es ahora más transparente que nunca: Se empobrece al venezolano para dominarlo por hambre, mediante el uso de nuevas herramientas de ingeniería social: No se trata ya del uso ventajista y clientelar de la política social, sino del diseño y puesta en funcionamiento de mecanismos de coacción, segregación y represión alimentaria como los CLAP y el mal llamado “Carnet de la Patria”.  Con el uso de estas herramientas, el régimen de Maduro confirma su deslizamiento desde la quincalla ideológica del chavismo seudo-marxista a los ámbitos ideológicos y funcionales del nazi-fascismo, aquel sistema atroz para el que la disidencia era “enemigo interno”, un enemigo para el que no existía Estado de Derecho y contra quien el exterminio era una opción. ¿Exageración? Recuerden que bajo Hitler los campos de exterminio estuvieron precedidos por discursos violentos, grupos de asalto y sentencias judiciales. Todo muy “legal”…
38 Y MEDIO, QUEBRANTO SEVERO:  ¿QUIÉN RELEGITIMA AL RELEGITIMADOR?  El mismo CNE que organizó y dirigió las elecciones parlamentarias para luego permitir que el Estado Amazonas se quedara sin representación legislativa, el mismo CNE que participó del secuestro del Referendo Revocatorio, el mismo CNE que esta cuestionado no sólo por su parcializado desempeño sino por la forma inconstitucional en que esta integrado, ahora impone un mecanismo para la “relegitimación” de los partidos políticos en condiciones que han sido condenadas con más dureza por el PCV que por la misma MUD. Seguramente la alianza opositora explicará en algún momento porque llegó al proceso de relegitimación sin fijar posición oficial frente al mismo, emitiendo apenas un comunicado a las 10:30 de la noche del viernes 3 de marzo en el que se limita a denunciar que “las organizaciones políticas Movimiento Progresista de Venezuela y Avanzada Progresista, que validarán este sábado 04 y domingo 05 de marzo no han recibido aún de las respectivas oficinas regionales del CNE, las credenciales para los testigos en los estados Nueva Esparta y Carabobo” y que “en la mayoría de los estados faltan por entregar parte de las credenciales solicitadas, lo que hace imposible tener para el día de mañana a primera hora a los testigos con sus respectivas credenciales en los distintos puntos y municipios a validar”.  El fondo del asunto es que en una Venezuela a punto de estallar por la espantosa crisis económica y social que nos aqueja, el poder sigue usando mecanismos para obstruir las salidas políticas, pacíficas, democráticas y electorales. 
37 GRADOS, BUENA SALUD: SOPA DE SOLIDARIDAD. Excelente la iniciativa de Cáritas, con apoyo de la Conferencia Episcopal Venezolana, de realizar ollas comunitarias en comunidades desasistidas.  Acciones como estas vienen siendo desarrolladas desde hace años por el Radar de los Barrios, y modalidades similares han sido puestas en práctica por ONG’s como “Caracas Mi Convive” e incluso por algunos dirigentes políticos opositores. Saludamos este tipo de trabajo.  Además del plato de sopa, nuestro hermanos en condición desesperada conocen así el sabor de la solidaridad activa y el poder del esfuerzo conjunto. Ese es el camino: Acompañar en los hechos al pueblo en su dolor y su lucha, y construir juntos la esperanza de cambio. ¡Palante!


MADURO REINVENTÓ EL "HOT DOG"...



Columna publicada originalmente el domingo 26 de febrero de 2017 en los diarios La Voz y 2001

Está en el lugar que no debe, haciendo lo que no sabe, poniendo en entredicho el nombre del país… ¿Quién es? ¡No! No es Adrián Solano, “esquiador mundialista” y militante madurista de reciente y lamentable actuación en el Campeonato Mundial de Esquí Lahti 2017, competencia de nivel olímpico organizada por la Federación Internacional de Esquí (FIE) en Finlandia.  Ese desastre particular es consecuencia del desastre nacional, y quien quiera encontrar mayores detalles sobre ese gélido bochorno puede buscar investigaciones periodísticas serias como las hechas por los portales Caraota Digital (http://www.caraotadigital.net/nacionales/la-oscura-historia-detras-del-esquiador-adrian-solano/) o Runrunes (http://runrun.es/nacional/298836/adrian-solano-o-la-improvisacion-como-carta-de-presentacion-de-un-pais.html). El que sepa leer entre líneas encontrará allí mucho más que lo que se escribió.

Quien “está en el lugar que no debe, haciendo lo que no sabe y poniendo en entredicho el nombre del país” es Nicolás Maduro.  Esa es la respuesta correcta a la pregunta. Maduro está en el lugar de alguien que -de acuerdo a la Constitución- debe velar por los intereses de los venezolanos, no de los cubanos de la nomenklatura castrista.  Y esta allí para gobernar, cosa que no sabe ni le interesa aprender, pues lo que hace desde esa posición es generar constantemente ingobernabilidad. Y pone en entredicho el nombre del país a veces asociándolo a circunstancias que de tan ridículas parecen jocosas, como la de Solano en Finlandia, o con otras tan trágicas y luctuosas como la presunta vinculación del gobierno venezolano con el origen de la línea aérea LAMIA, de dolorosa memoria vinculada a la tragedia que acabó con la vida de 71 personas, entre ellas los integrantes de todo un equipo de futbol,  el Chapecoense de Brasil.

Si los efectos de estas historias de improvisación, asociadas de diversas maneras al chavo-madurismo como forma de gobierno y aun como manera de encarar la vida, han llegado a generar efectos en lugares tan distantes como Cerro Gordo en Colombia o Lahti en Finlandia, cualquiera puede imaginar el devastador impacto que esta anticultura y éstas prácticas tienen en la propia Venezuela.  Pasada la borrachera de los altos precios del petróleo, que le daban al régimen capacidad para disimular internamente su ineficacia y corrupción y también para proyectar una “petrodiplomacia” que en el exterior comprara indulgencias, el país y el mundo descubren bruscamente la manera salvaje como “El Proceso” ha venido destruyendo a Venezuela, el país que hace 25 años era vanguardia de la modernidad en América Latina y refugio democrático para todos los  que en la región huían de las dictaduras y de las penurias económicas, hoy convertido en Estado fallido… y en reino del hambre.

Si, del hambre.  No se trata ya de discursos políticos o de disquisiciones supuestamente técnicas (¿recuerdan, aquellas peroratas interminables en las que desde el poder se pretendía convencernos de que algo llamado “el Índice de Gini” revelaba que “Venezuela era el país con mejor distribución del ingreso en América Latina”?...).  Se trata de la realidad, de la vida:  En Venezuela hay hambre. Hay hambre en los barrios… ¡Y también en las urbanizaciones!  Hay hambre en las “invasiones” recientes y en los barrios consolidados.  Hay hambre en los bien construidos urbanismos de vivienda social levantados entre los años 60 y los 90 por los obreros, técnicos, arquitectos e ingenieros venezolanos del Banco Obrero y del INAVI, como Caricuao o Casalta, y también la hay en los ya agrietados desarrollos de la “Gran Misión Vivienda Venezuela” construidos en fecha reciente no se sabe por quien (porque nadie conoce ni contratos ni montos de esas negociaciones), como Santa Rosa o Ciudad Caribia.  Hay hambre en todas partes. Y rabia también…

El hambre encontró al fin investigadores objetivos que se atrevieran a reflejarla en indicadores no maquillados:  La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, ENCOVI, realizada por la Universidad Católica Andrés Bello, la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar, transforma en realidad estadística la verdad que el pueblo venezolano padece y que los números oficiales pretenden ignorar o falsear: 75 %  de la muestra encuestada refirió pérdida de peso no controlado, o sea, perdió peso sin querer en un promedio de 8 kilos y medio, y en el caso de los más pobres eso llega a más de 9 kilos (esta tragedia es lo que el régimen intentó convertir en chiste procaz al decir “la dieta de Maduro te pone duro…”);  También revela la ENCOVI que hay 9,6 millones de venezolanos que come dos o menos comidas al día, y que esas “comidas” generalmente no contemplan la presencia de proteínas en sus platos; A 93,3% de los venezolanos el dinero no les alcanza para comprar comida… La investigación registra al menos una “victoria” para el régimen de Maduro:  Le ganó la competencia a Haití. Oficialmente, ya somos el país más pobre de América Latina.

“La lengua es castigo del cuerpo”, reza el viejo refrán.  En efecto, cuando Chávez llegó al poder, allá por 1999, afirmó que en Venezuela había entonces 80% de pobreza.  Mentía, y lo hacía a conciencia. El sabía, por tener ya en su poder los datos oficiales del Sistema Estadístico Nacional que en ese tiempo era operado y dirigido profesionalmente por técnicos solventes, que la pobreza relativa en Venezuela estaba por el orden del 45 % y, dentro de ella, la pobreza extrema rondaba el 13%.  Venezuela llega a superar el 80% de pobreza es precisamente ahora, 18 años y un millón de millones de dólares después, tras 14 años de desgobierno de Chávez y 4 años de desastre absoluto de “su hijo” Maduro.  Es ahora, revela la ENCOVI, cuando el país presenta 82% de pobreza relativa y, dentro de ella, 52% de pobreza extrema (caso único en el mundo, en que la pobreza extrema supera, casi duplica, la pobreza moderada o relativa).  Es ahora cuando la realidad supera las peores exageraciones y mentiras utilizadas en los años 90 por el chavismo y sus aliados mediáticos de entonces para llegar al poder.

Otra de las mentiras de entonces superada por las terribles realidades de ahora es aquella leyenda urbana difundida por el régimen según la cual “en la Cuarta República los pobres comían Perrarina”. Decir eso siempre fue una falsedad, pues un kilogramo de alimento concentrado para mascotas siempre fue más costoso que un kilogramo de arroz para consumo humano, por ejemplo.  Quien hacia esa afirmación o nunca había tenido perro o nunca había hecho mercado, o probablemente nunca había hecho ninguna de estas dos cosas, pues ambas conductas implican asumir una responsabilidad y este es un régimen alérgico a ello.  Pero lo que si es innegable ahora, porque existe suficiente evidencia testimonial y gráfica sobre esa cruel realidad, es que los pobres y los empobrecidos en la Venezuela desgobernada por Maduro no están “comiendo perrarina”… ¡Sino comiendo perros!

En efecto, Maduro reinventó el “Hot Dog”. Ya no se trata del bocadillo universal, salchicha, pan y salsas. Ahora es literalmente perro caliente, hervido o asado, desollado en las calles, convertido por los más pobres en doloroso sustituto del inalcanzable pollo o de la ya casi olvidada carne de res.  A estos extremos de abyección hemos llegado en la Venezuela desgobernada por Maduro y su claque. Este es el “vivir viendo” que nos ofrecían. Esta es la miseria que hay que derrotar, y esos son sus responsables. ¡Palante!