domingo, 30 de noviembre de 2014

DE LA TELENOVELA DEL PETRÓLEO AL AFINQUE DE MARIN…


A mis admirados amigos Leonardo Padrón, Mary Montes, César Miguel Rondón, Colette Capriles, Laureano Márquez e Ibeyise Pacheco. A su pasión venezolanista, democrática y libertaria. A su coraje cívico, evidente en el claro rechazo a toda violencia y fanatismo.

En Venezuela no inventamos las telenovelas, pero si fuimos pioneros en convertirlas en industria de exportación: A lugares donde jamás llegaron las hazañas de nuestros peloteros o la fama de nuestras reinas de belleza, si pudo llegar nuestro país a través de la pluma de nuestros escritores, del profesionalismo de nuestros directores, de la intensidad de nuestros actores y actrices.
 

“COMO FUE, NO SE DECIRTE COMO FUE…”

El éxito de la telenovela venezolana sirvió de modelo, inspiración y aliento a la industria del espectáculo en otros países. Brasil, Colombia, México y Estados Unidos, entre otros, intentaron emular el camino abierto por Venezuela. Este éxito nacional (no estamos hablando de poca cosa, sino de miles puestos de trabajo y millones de dólares por concepto de “exportaciones no tradicionales”) fue destruido por el régimen de la brutalidad transformada en “razón de Estado”. Cerraron un canal de TV, convirtieron a otro en cómplice de su propia decadencia, la censura terminó amordazando a un tercero, y cuando vinimos a ver la telenovela venezolana había muerto, al menos como industria. En su mayoría, el talento venezolano (técnico y artístico) que laboraba en esa actividad hoy forma parte de la dolorosa diáspora criolla que en el exterior busca las oportunidades que en su tierra el sectarismo les niega. Y el público venezolano, que estaba acostumbrado ya a las sólidas historias nacidas de la pluma de un Cabrujas, de un Fausto Verdial, de una Pilar Romero o de nuestro poeta civilista Leonardo Padrón, se ve ahora constreñido a trasegar productos importados, muchos de ellos de dudosa manufactura.


“QUE SE ESTA SECANDO EL POZO DISCUTEN EN EL CONGRESO…”

Que nos haya ocurrido eso con la telenovela venezolana (es decir: que en un mercado mundial en el que éramos líderes indiscutibles hayamos quedado relegados a una posición menos que marginal, por culpa del chavo-diosdado-madurismo) es ciertamente muy triste. Pero que nos haya ocurrido exactamente lo mismo en materia petrolera es criminal. Eso es lo que acaba de suceder con la vergonzosa derrota sufrida por el desgobierno venezolano en la reunión que la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, sostuvo en Viena el pasado jueves 27 de noviembre.
 

La actual baja en los precios internacionales del petróleo se produce como consecuencia del conjunto de respuestas que los países consumidores han dado tras un largo período de precios muy altos del petróleo. Este hecho determinó, en efecto, desde estrategias de racionalización del consumo hasta el desarrollo de tecnologías para la extracción y producción de “petróleo no convencional”, también llamado “petróleo de esquisto”. Esta tecnología, que consiste en fracturar y extraer de la roca materia orgánica para procesarla y obtener de ella este petróleo no convencional y gas natural, es mucho más costosa que la explotación subterránea tradicional. Pero los altos costos del petróleo ordinario hicieron tolerable invertir en la nueva tecnología.
 

DE FUNDADORES DE LA OPEP A BUFONES EN VIENA

Esta nueva oferta de crudo ha determinado la baja del precio internacional del que ahora es, por obra y gracia del gobierno, nuestro UNICO producto de exportación, y ante esa realidad fueron debatidas en la OPEP en esencia dos posiciones: la de Rafael Ramírez y Nicolás Maduro, que pretendía bajar la producción mundial para manipular al alza el precio del petróleo, pretendiendo que la OPEP actuara como un cártel monopólico en detrimento de los consumidores (exactamente lo contrario de lo que dicen en materia económica interna, por cierto…); y la de Arabia Saudita, que, con un sentido estratégico del negocio petrolero, planteaba que mantener artificialmente altos los precios del petróleo solo estimularía el desarrollo de nuevas tecnologías que (como el petróleo de esquisto, precisamente), amenacen cada vez más el interés nacional de los países productores. Triunfó en Viena la tesis saudita, y al día siguiente de aprobar no recortar la producción cayó el valor de las acciones de las empresas de petróleo de esquisto en la Bolsa de Valores de Nueva York, tal y como los sauditas habían anunciado.
 

En 1960, bajo el gobierno democrático de Rómulo Betancourt, Venezuela fue quien impulsó la creación de la OPEP, jugando en ello un papel estelar la visión de Juan Pablo Pérez Alfonzo. Hoy, en ese escenario creado por Venezuela, “le dan una pela” al gobierno venezolano no sólo por quedar en minoría, sino por haber sostenido una posición alejada de los intereses estratégicos de los países productores. Tras malbaratar la bonanza petrolera de 12 años, tras haber sido derrotado en la OPEP, el diosdado-madurismo pretende ahora con su paquetazo fiscalista sacarle al bolsillo de los venezolanos (de todos, de los pobres y de los empobrecidos) el dinero que antes extraían del oro negro. Tal vez eso era lo que prefiguraba Ali Primera cuando cantaba: “Que se está secando el pozo/ discuten en el congreso/ pero el pueblo forma ahora/parte activa en el progreso/ ahora sacarán petróleo/ derivado de sus huesos…”


“TIN MARIN, QUE ARDA LA CANDELA…”

Si, arde la candela de la indignación de chavistas, opositores e independientes en el Barrio Marín, en San Agustín del Sur. Carolina González y Gilberto Sojo, vecinos de esa humilde y emblemática barriada caraqueña, fueron detenidos el jueves 27 por el SEBIN junto a su hijita de tres años de edad. Su “delito” es ser demócratas, activistas del partido Voluntad Popular. Tras pasar 24 horas presa en El Helicoide la bebé fue devuelta a su casa, a las manos de una vecina, sufriendo fiebre y diarrea. Luego liberaron a Carolina, y a Gilberto anunciaron que lo presentarían en tribunales. Esta detención ilegal (sin orden judicial, sin flagrancia) se suma a la citación contra María Corina Machado, al juicio contra Juan Carlos Caldera e Ismael García, a la amenaza de muerte contra el dirigente sindical José Matute, a las torturas contra Raúl Emilio Baduel y Alexander Tirado y a un largo etcétera que revela que la cúpula podrida gobernante pretende aplicar su paquete fiscalista, consecuencia de su caos económico y su desastre petrolero, apelando a la represión, la persecución y el terror. Estrategia que, nadie lo dude, será respondida con firmeza, movilización, serenidad y contundencia por el pueblo venezolano, por TODO el pueblo, los que siempre nos opusimos a este desgobierno y los que hoy descubren la estafa de ese “proyecto”.


Este pueblo unido enseñará a la cúpula podrida que el petróleo no es una telenovela y que el país no es una comiquita. El barranco autoritario no tendrá final feliz. La lucha popular sí.

¡Palante!

domingo, 23 de noviembre de 2014

CACEROLAZO EN EL 23 DE ENERO: ASI ES COMO DE VERDAD “SUENA CARACAS…”


Los tiros del malandro, los gritos del atracado, el llanto de la madre, de la esposa, de la hija; el ulular de la ambulancia que ruletea al herido porque en ningún hospital hay los insumos o los aparatos necesarios para atenderlo; el escándalo de los bares a cielo abierto en esta ciudad sin ley; el estruendo de las motocicletas de alta cilindrada usadas por sujetos que son “escoltas de enchufados” de día y “piqueros impunes” de noche; el ladrido de los perros que en la alta madrugada intentan espantar a los indigentes que hurgan en las montañas de basura… Así, y no de otra manera, es como de verdad “suena Caracas”…


“A fulano de tal lo sonaron”, solían decir hace años los individuos de mal vivir para indicar que uno de ellos había sido asesinado con arma de fuego. Esa manera de conjugar el verbo “sonar” recibió incluso el reconocimiento de la Real Academia de la Lengua: En su 7ma acepción el DRAE afirma que “sonar” puede significar “Morir o padecer una enfermedad mortal. Fulano sonó. Nuestro amigo está sonado”. En su octava acepción el diccionario de la Real Academia nos dice que “sonar” también puede significar, en caso de que sea “dicho de una persona o de una cosa: Fracasar, perder, tener mal fin. El negocio sonó”. En su novena acepción, el DRAE nos da otro significado posible del verbo “sonar”, y pone un ejemplo que parece redactado especialmente para Venezuela: “Sufrir las consecuencias de algún hecho o cambio. Los inquilinos estaban bien, pero sonaron cuando se dictó la nueva ley de alquileres”.


Es ese el sentido en que debemos entender que la Alcaldía del Municipio Libertador le haya puesto “suena Caracas” a un evento que con nueve días de música pretende hacernos olvidar 15 años de malos gobiernos: los que asesinaron la convivencia, los que han permitido y estimulado que el hampa sea dueña y señora de los espacios públicos, los que permitieron que la Policía que debe proteger a los caraqueños se convierta en una institución degradada e intervenida; los que en vez de urbanizar los barrios ranchificaron al resto de la ciudad, ahora reconocen públicamente que ellos “sonaron a Caracas”. Y, además, lo dicen con musiquita y desparpajo.


Pero Caracas también suena a protesta, a rabia, a indignación popular. Estos eventos que a continuación enumeramos no fueron televisados, pero ocurrieron: El pasado jueves 20 un intenso cacerolazo estremeció la noche en un sector de Caracas. No era El Cafetal, no era Macaracuay, no era Terrazas del Ávila, urbanizaciones cuyos combativos habitantes a menudo utilizan ese recurso de protesta. No. ¡Era la comunidad del 23 de Enero, en pleno corazón del oeste de Caracas, protestando enardecida por un apagón de más de dos días! La fortaleza del cacerolazo fue tal que ensordeció a los grupos irregulares que generalmente se ubican en los alrededores del lugar llamado “El Rincón del Taxista” para desde allí desplazarse para “aplacar”, si surge, alguna protesta. ¡Esta vez no pudieron hacerlo, pues la protesta surgió de todos lados, al mismo tiempo! Desmoralizados, los integrantes de esos grupos paramilitares fueron “a recrearse” en unos locales presuntamente ubicados en el Bloque 45, zona central, sector “el ciempiés”, donde según los vecinos funcionan unos casinos ilegales, regentados por esos mismos grupos violentos mal llamados colectivos.


Caracas suena también a la protesta realizada ese mismo jueves 20 por vecinos de Montalbán, hartos de que unos delincuentes que visten prendas militares siembren zozobra en el sector; Caracas suena a la protesta de los ciudadanos que este viernes 21 interrumpieron el tránsito en la autopista Valle-Coche a la altura de Longaray, para denunciar presuntos engaños del programa “Venezuela Productiva”; Caracas suena a la protesta reiterada de los vecinos de Santa Ana, Carapita, Antímano, por falta de gas doméstico; Caracas suena a la protesta protagonizada por los hermanos nuestros que hoy residen en los edificios construidos por la llamada “Gran Misión Vivienda Venezuela”, que en semanas recientes trancaron la Av. Nueva Granada denunciando que las viviendas que ocupan, prácticamente recién estrenadas, ya presentan grietas y otras fallas. “Caracas suena”, como no. Suena a río crecido. Y “cuando el río suena, piedras trae…”.


Tras 15 años de oídos cerrados a la protesta ciudadana, no es de extrañar que el gobierno ignore el ruido profundo del clamor popular y pretenda opacarlo con el estruendo de la fiesta alquilada. Pero lo que sí sería imperdonable es que ese sonido de la indignación popular no sea recogido y amplificado por quienes queremos un cambio urgente de gobierno y de modelo. Los demócratas TENEMOS que ir al encuentro del descontento y transformar esa indignación popular en energía de cambio. Para eso es indispensable que avancemos en reinventar nuestros conceptos de “organización” y “movilización”. Nos organizamos no para “reunirnos”. “Reunirse” no es un fin en sí mismo. El de “reunido” no es un nuevo “estado civil”. Los demócratas nos reunimos para atender una agenda que básicamente debe comprender dos puntos: 1) Cómo luchamos para mejorar nuestras condiciones de vida y trabajo allí donde estamos, en nuestra circunstancia inmediata, donde vivimos o donde laboramos. Y 2) Como contribuimos a promover el cambio democrático para toda Venezuela empezando desde allí, desde nuestra circunstancia local.


Atender esa agenda implica movilizarnos, y el escenario en que se verifica esa movilización para lo local y lo nacional, para lo comunitario y lo social, para lo reivindicativo y lo político es, por supuesto, “la calle”. Pero no una calle cualquiera: No la calle de las grandes movilizaciones opositoras, a las que siempre acudimos sólo los ya convencidos; No la calle llena de gas lacrimógeno y escombros, con activistas y represores pero sin pueblo. La calle que nos interesa es la calle con pueblo y sobre todo con pueblo por convencer. Y RESULTA QUE ESA CALLE ESTA ACTIVADA DESDE HACE TIEMPO CON LA PROTESTA SOCIAL. Muchos opositores que a diario piden “calle, calle” generalmente no advierten que la calle por la que claman esta activada, e incluso está esperando por ellos. Pero la protesta política sola se aísla. Y la protesta social sola se agota. Es indispensable entonces unir reclamo social y perspectiva política. Eso es lo que significa “unir pueblo con pueblo” en esta nueva etapa de la lucha.


El sonido de la protesta popular se oye no sólo en Caracas. Es incluso más intenso y organizado en muchos lugares del interior del país. Las 28 leyes habilitantes del Paquetazo Rojo sólo prometen para el futuro más intensidad en el reclamo social, y las leyes habilitantes de la represión y el “sapeo” masivo no lograrán callar a esa Venezuela que también “suena”. Los opositores que claman por “calle” deben asumir que, por el contrario, la calle social, la calle con pueblo protestando (esa calle que existe a pesar de que en la “nueva” Globovisión el programa más visto es un magazine de farándula) está clamando por ellos. En el 2015, que nadie lo dude, venceremos a la cúpula podrida en las mesas electorales. Pero antes hay que vencerla en la calle. En la calle activada socialmente: Esa calle con pueblo que ya rompió con el gobierno, pero que aún no se ha incorporado a la esperanza de cambio.

¿Así, o más claro?

¡Palante!

sábado, 15 de noviembre de 2014

EL ESCUDO DE TODOS: LA POLÍTICA SOCIAL EN LA VENEZUELA TRICOLOR


En 1988 llegó al poder un grupo de venezolanos que, no tenemos porque dudarlo, querían lo que ellos creían era lo mejor para nuestro país. El proyecto que tenían se llamaba “El Gran Viraje”.
 

Tal viraje era esencialmente económico. Pretendía romper con el rentismo petrolero, promoviendo la capacidad exportadora del aparato productivo nacional. Para quienes asumían la conducción de ese proceso, la viabilidad social y política de ese proyecto descansaba en el “carisma” y liderazgo de la persona que ocupaba la Presidencia de la República. El tema de los costos sociales del programa de ajuste era visto desde la óptica de lo “compensatorio”, esto es, aligerar un poco el impacto de los efectos inmediatos del ajuste sobre los pobres y la clase media baja. De acuerdo a la “lógica” manejada entonces, la resolución de los problemas sociales de fondo (inequidad, falta de acceso a las oportunidades, desigual posibilidad de aprovechamiento de las mismas…) sólo tendría respuesta verdadera en el largo plazo. “La mejor política social es tener una buena política económica”, fue la expresión utilizada entonces para colocar lo económico por encima de lo social. El “largo plazo” de este proyecto nunca existió. Es la costosa historia conocida...


En 1998 llegó al poder otro grupo de venezolanos que, tampoco lo dudamos, igualmente querían para el país lo que ellos creían que sería lo mejor. No llegaron al poder con un proyecto claro, pero si con consignas de gran capacidad movilizadora. Al principio dijeron que no eran comunistas, que en Cuba había una dictadura y que el control de cambios era indeseable. Su principal consigna fue la “Constituyente”, que implicaba la realización de un conjunto de cambios fundamentales en lo político-institucional.

Tras esos cambios se perfiló, entonces si, una suerte de proyecto político que llamaron “revolución”. Este proyecto profundizó el rentismo petrolero, pues para enfrentar la influencia política y cultural del sector empresarial optó por destruir el aparato productivo tanto en el sector agro-industrial como en el sector industrial manufacturero, lo que hizo al país extremadamente dependiente de las importaciones, y en materia social generó los siguientes efectos: los sectores pobres siguieron siendo pobres, amplios sectores de clase media se convirtieron en empobrecidos y la burguesía productiva nacionalista se vio sustituida por una boliburguesía parasitaria y verdaderamente apátrida. Nuevamente la viabilidad social y política de ese proyecto descansó sobre el “carisma” y liderazgo de la persona que ocupaba la Presidencia de la República. El tema de los costos sociales de esas prácticas es manejado desde una perspectiva clientelar y de control político, usando la política social del Estado para premiar lealtad o castigar autonomía.


De acuerdo a la “lógica” manejada ahora, la resolución de los problemas sociales de fondo (inequidad, falta de acceso a las oportunidades, desigual posibilidad de aprovechamiento de las mismas…) sencillamente no está planteado como objetivo del Estado, porque “no los vamos a sacar de la pobreza para que se conviertan en escuálidos”. “Con hambre y sin empleo con Chávez me resteo”, fue la expresión en algunos momentos utilizada para colocar lo político por encima de lo social. Ese proyecto si tuvo largo plazo, desastroso. Es la historia que hoy padecemos.


En la Venezuela Tricolor que habrá de suceder a este desastre rojo no habrá fundamentalismos político-ideológicos ni dogmas técnico-económicos que se erijan en camisas de fuerza: “Lo económico” y “lo político” serán los dos brazos necesarios para operar de manera concurrente y armoniosa sobre lo que debe ser el centro de la acción del Estado, que es LO SOCIAL.

Y “atender lo social” tras 15 años de destrucción sistemática de la infraestructura pública para operar en educación, salud y seguridad ciudadana; tras 15 años de deterioro del empleo público, privado y hasta del emprendimiento; tras 15 años de promoción expresa de los antivalores de la violencia y la muerte, y de también expresa agresión a los valores de la cultura del trabajo, será una tarea al mismo tiempo urgente e importante: Urgente, porque sin el abordaje exitoso de corto plazo no habrá la gobernabilidad necesaria para acometer los cambios de fondo; Importante, porque de lo que se trata es precisamente no de seguir “corriendo la arruga” sino de dar respuesta cierta a los problemas sustantivos: “inequidad, falta de acceso a las oportunidades, desigual posibilidad de aprovechamiento de las mismas…”.


En el ámbito de lo urgente se verificará un cambio sustancial en la lógica de los programas sociales: La política social del Estado Venezolano dejará de ser el instrumento de dominio y manipulación de unos, o el gran negocio de otros, sino que será el ESCUDO de todos. La política social del Estado será el Escudo que protegerá a los más débiles entre los débiles, a los más frágiles entre los frágiles, a los más pobres entre los pobres, de los nefastos efectos de 31 años de crisis y de los últimos 15 años de saqueo masivo. Y será también el Escudo que protegerá a TODA la sociedad de las indeseables consecuencias que en materia de lesiones gravísimas a la convivencia social tiene que más de un tercio de la población este hoy sumido entre la pobreza crítica y la pobreza extrema.


Este Escudo contra la pobreza y contra la desesperación no promoverá adicción, conformismo ni dependencia del ciudadano frente al Estado. Por el contrario, junto al auxilio socioeconómico para sacar a una familia de la precariedad urgente, estará también el apoyo socioeducativo para liberarla de la precariedad permanente. En vez de utilizar, como hoy, la política social para dotar al Estado de rehenes socioeconómicos, las herramientas, programas y proyectos de la política social estarán orientados a promover a un pueblo autónomo, independiente, dueño de su vida y capaz de gerenciar su futuro, en fin, un pueblo que sea capaz de ejercer el “poder popular” más allá de la ficción burocrática, un pueblo al que llamarlo “El Soberano” no sea una ironía.


Esto va mucho más allá, por cierto, de aquella simpleza de que “no hay que darle el pescado, sino enseñarlo a pescar”. Como alguna vez nos dijera en entrevista Lorenzo Mendoza, presidente de Empresas Polar, “en este país hay muchísimas necesidades de muy diverso tipo, y todas exigen respuestas diferentes y urgentes: A algunos hay que darles el pescado, a otros hay que enseñarles a pescar y a otros incluso hay que comprarles los peces que pescan, mientras desarrollan sus propios mecanismos de mercadeo y comercialización. Pero a todos hay que apoyarlos. El de la pobreza extrema no es un problema de dogmas académicos, sino de urgentes necesidades humanas”. Que esto haya sido afirmado no por algún sociólogo centroizquierdista, sino por el empresario privado más exitoso del país, revela la importancia de abordar el tema de la pobreza extrema no desde los también angulosos extremos de los dogmas ideológicos, sino desde la proactiva perspectiva del compromiso social y la vocación democrática.


Estos deberán ser algunos de los rasgos distintivos de la Política Social del Estado en la Venezuela que viene, la Venezuela Tricolor: Un Escudo de todos, una mano solidaria para alcanzar la sobrevivencia de quien se encuentre en situación desesperada, otra mano solidaria para -resuelta la emergencia- ayudar ese hermano nuestro, a esa familia humilde, a continuar de manera cada vez más autónoma construyendo su vida, ejerciendo ciudadanía, para que esté e sus propias manos el ya jamás volver a ser pobre.

¡Palante!

domingo, 9 de noviembre de 2014

DEL DESASTRE ROJO A LA VENEZUELA TRICOLOR: EL PROYECTO


El oficialismo no tiene ideas para salir de la crisis. En realidad nunca tuvieron ideas para gobernar a este país, si por "gobernar" entendemos la búsqueda del bien común, y por eso precisamente fue que nuestro país cayó en la crisis atroz en que actualmente se encuentra, con escasez de medicinas, alimentos y paciencia, con abundancia de violencia, corrupción e impunidad, pese a que el régimen dispuso en los últimos 15 años de la más alta cantidad de dinero, popularidad y control institucional que gobierno alguno haya disfrutado en los últimos 200 años.


Tuvieron, si, consignas. Tuvieron la habilidad para conectar esas consignas con profundos pozos de resentimiento social que encontraron en el alma nacional. Tuvieron la falta de escrúpulos necesaria para utilizar ese resentimiento como sustituto de su inexistente plan político, para así llegar al poder por la vía electoral cabalgando sobre el rojo caballo del odio. Y llegaron al poder de esa manera, con esa orfandad doctrinaria, recitando necedades como las de "El Oráculo del Guerrero" y reverenciando las obviedades fascistoides de Norberto Ceresole. Así fue como cayeron en manos de los Castro, cuyo único "proyecto" es la sobrevivencia de su casi sexagenaria tiranía. En vez de una propuesta para construir la Venezuela del Siglo XXI el oficialismo sólo atinó a encarnar en nuestro tiempo la pulsión militarista del Siglo XIX, de manejar a Venezuela como un botín de guerra, como una hacienda particular, como un potrero, salpicada con nostalgias ajenas que tomaron prestadas de la iconografía castro-guevarista que causó lamentable furor en la sexta década del Siglo XX. Pero, en materia de ideas, poco más.


En cambio, el pueblo demócrata si ha ideado, diseñado y presentado al país varios conjuntos de ideas articuladas, útiles para definir cómo será un país regido por los principios y valores que congregan a quienes luchamos por un cambio. En los Programas de Gobierno presentados por Henrique Salas en 1998, por Manuel Rosales en 2006, por Henrique Capriles en 2012 y 2013, así como en numerosos documentos y declaraciones emitidos por la Mesa de la Unidad Democrática, es posible constatar no sólo la existencia de un proyecto de país alternativo al actual Desastre Rojo, sino además es posible advertir como ese proyecto ha ido madurando, creciendo, enhebrándose, tejiéndose y retejiéndose, para expresar cada vez con mayor nitidez y eficacia los anhelos de esta Venezuela que conoció la democracia política en los 40 años de la República Civil y que ahora se apresta a construir una nueva experiencia democrática, en la que los mecanismos de la política, los resortes de la economía y las instituciones de lo social estén siempre llenas de pueblo, de gente, de ciudadanía en permanente ejercicio de soberanía, pues esa y no otra es la única garantía eficiente contra los desvaríos de la demagogia y el autoritarismo.


Lo agudo y grave de la crisis actual nos obliga sin embargo a que ese progresivo proceso de optimización del proyecto de cambio democrático cristalice hoy no en un "programa de gobierno", no en un "recetario" exhaustivo, sino en una oferta política clara, en un conjunto de pinceladas que dibujen con eficacia, ante la inteligencia y el corazón de los venezolanos, como será la Venezuela Tricolor que sustituirá al actual Desastre Rojo. Como contribución a esa elaboración colectiva, en la que trabajan centenares de equipos técnicos y profesionales de los partidos que integran la Mesa de Unidad Democrática y calificados grupos de trabajo independientes cercanos a la Alianza, adelantamos los siguientes criterios:


1) LA VENEZUELA TRICOLOR SERÁ LA DEL PUEBLO PROPIETARIO

Cada quién será dueño de lo suyo, de lo que haya logrado y construido con su trabajo honesto, con su dedicación y esfuerzo, con su compromiso y dedicación. Quien viva en una humilde casa en un barrio será dueño de la tierra en que la misma este levantada. Quien resida en una vivienda construida por el Estado será propietario y no "adjudicatario" de la misma. Quien trabaje en un puesto en un mercado será dueño de su negocio, y no "concesionario" del gobierno. Si esos y otros emprendimientos prosperan y llegan a convertirse en grandes empresas seguirán teniendo las mismas garantías, pues el derecho a la libre empresa es, como la libertad de trabajo, un derecho humano fundamental y una garantía constitucional.


2) LA VENEZUELA TRICOLOR SERÁ LA DEL PUEBLO SOLIDARIO

Nadie podrá discriminar a nadie, por no tener dinero o por tenerlo, por el color de su piel o por el nombre de su dios, por ser oficialista o por ser opositor. La pertenencia a la burocracia oficial tampoco será pretexto para la discriminación socioeconómica. Se acabará para siempre el Desastre Rojo en que los ciudadanos andan por las calles con dificultades extremas para encontrar medicinas, alimentos y hasta sin desodorante, mientras que los jerarcas van a hospitales del exterior en aviones de PDVSA con sus esposas, suegras y niñeras. En la Venezuela Tricolor "inclusión" y "solidaridad" dejaran de ser consignas cínicas y pasarán a ser realidades cotidianas.


3) LA VENEZUELA TRICOLOR SERÁ LA DEL PUEBLO PRÓSPERO Y EL ESTADO AUSTERO

Todos podrán llegar a ser lo que quieran ser. Progresivas medidas sociales, económicas y hasta constitucionales promoverán que el dinero del petróleo no siga siendo malbaratado en gasto corriente, en negocios de unos pocos o en la inútil promoción de la quincalla política de una cúpula, sino que será usado íntegramente para que todos tengamos un servicio de salud excelente, una educación de alta calidad (orientada a formar ciudadanos creativos, productivos y críticos, no a adoctrinar "cuadros" dóciles a un credo político), una vivienda propia y confortable y pensiones de monto suficiente para una vejez tranquila y segura. El Estado vivirá de su legítima y razonable participación en la riqueza generada por los ciudadanos, y los ciudadanos viviremos del ingreso estable que proporcionarán empleos de calidad creados por empresas privadas que producirán riqueza y bienestar en áreas como el turismo, agroindustria, industria, comercio y servicios, ciencia y tecnología. En la Venezuela Tricolor solidaria e inclusiva nadie podrá ser pobre, pero una economía abierta y productiva brindara oportunidades para que todo el que quiera ser rico pueda serlo, tanto como su inteligencia y su trabajo se lo permitan.


4) LA VENEZUELA TRICOLOR SERÁ LA DEL PUEBLO SEGURO

Los únicos que se sentirán inseguros serán los delincuentes, los violentos, los criminales. Policías profesionales y competentes los atraparán; fiscales eficientes e independientes los acusarán; tribunales autónomos los juzgarán, y un sistema penitenciario decente administrará castigo y oportunidades de rehabilitación. En la Venezuela Tricolor las personas tendrán seguridad ciudadana para vivir y disfrutar, y las empresas (nacionales y extranjeras) tendrán seguridad jurídica para trabajar y producir.


5) LA VENEZUELA TRICOLOR SERÁ LA DEL PUEBLO UNIDO EN SU DIVERSIDAD

Los venezolanos dejaremos de estar enfrentados en "bandos" y volveremos a ser un NOSOTROS, diverso pero armonioso: Al contar con seguridad social eficiente que aleje el peligro de la pobreza, con la seguridad económica que acerque el objetivo de la prosperidad, y con una seguridad pública respetuosa del ciudadano y firme frente al delincuente, volveremos a vivir en vez de sobrevivir, volveremos a disfrutar nuestras ciudades en vez de padecerlas, volveremos a tener nuestras familias unidas en vez de tenerlas separadas por la muerte o el exilio. No se acabarán las diferencias, obviamente. Pero cada quién podrá expresar sus opiniones y preferencias sin riesgo de ser perseguido, preso, torturado, asesinado o expuesto al escarnio público sólo por pensar distinto a quien circunstancialmente ejerza el poder.


Y todo esto estará garantizado no por la voluntad displicente de un caudillo, sino por una democracia participativa de verdad, por unas instituciones eficientes y con pueblo, por unas fuerzas armadas al servicio de la Nación y no de un partido o una ideología, por un Estado al servicio de la ciudadanía y por una ciudadanía educada, organizada y movilizada, todo ello en el marco del pacto de convivencia que es la Constitución Nacional.


Construir una Venezuela Tricolor como la aquí descrita es plenamente posible. Los venezolanos tenemos perfecto derecho a vivir en un país del Primer Mundo. Y la ruta hacia ese objetivo no es Maiquetía, sino LA UNIDAD: Unidad de sueño y compromiso, unidad de preocupación y ocupación, unidad de reflexión y lucha, UNIDAD DE VOTO Y CALLE. Y, por encima de todo, unidad de quienes siempre hemos adversado al Proyecto Totalitario con los compatriotas hermanos nuestros que en los últimos dos años han descubierto que ese proyecto es una oferta engañosa, una estafa. Venzamos a los estafadores, construyamos la viabilidad para este sueño plural, avancemos desde los escombros del Desastre Rojo hacia la libertad, la igualdad y el progreso de la Venezuela Tricolor. Y hagámoslo JUNTOS porque, como dice nuestro entrañable Gloria al Bravo Pueblo, "¡La Fuerza Es La Unión!"

¡PALANTE!

domingo, 2 de noviembre de 2014

PASO A PASO: ASI ES COMO OPOSITORES, CHAVISTAS E INDEPENDIENTES VENCERÁN A LA PELIGROSA BANDA “LOS ENCHUFADOS”…



 
Desde el interior de la camioneta blindada, custodiada por malandros motorizados con chapa, radio y pistola, la ciudad simplemente no existe. Los vidrios oscurísimos, el aire acondicionado y la música del Ipod crean el ambiente propicio para que “El Enchufado” pueda ordenar desde el teléfono inteligente la sentencia judicial contra el siguiente alcalde opositor, o una nueva amenaza contra cualquiera de sus cada vez más numerosos enemigos en su mismo partido, o la transferencia en dólares a cualquiera de sus cuentas secretas en bancos del extranjero...

Pero desde la ventanilla del automóvil del ciudadano común la ciudad si existe, y agrede: el tráfico se congestiona aunque no sea “hora pico”, el semáforo no sirve, los cruces ilegales de otros conductores y las agresivas acrobacias de los motorizados enmarcan el toc toc de los cachazos que sobre el vidrio anuncian el atraco...

Y desde la ventanilla del microbús en que se mueve el ciudadano de a pie el caos no es menor, pero es distinto: Su altura permite ver no sólo al sujeto que asalta al transeúnte, sino también al individuo que desde atrás “le canta la zona” y hasta se puede observar, un poco más allá, a los policías que -de espaldas- fingen “chatear” en sus teléfonos celulares, cumpliendo con ello el acuerdo de “blanqueo” que consiste en dejar desprotegida un área determinada por un tiempo acordado, a cambio de una cantidad fija o de un porcentaje del botín…


EL ENCHUFADO VIVE DE LA CRISIS, EL CIUDADANO MUERE POR ELLA…

Lo mismo pasa con la crisis. Es la misma, pero se aprecia de muy distinta manera de acuerdo al punto de mira. Para el enchufado la crisis es un titular de prensa (de la poca prensa independiente que queda, claro), es unos puntos menos en una encuesta o unos puntos más en la evaluación del riesgo-país; Para el ciudadano de nuestra agredida clase media, la crisis se expresa en la amenaza permanente del secuestro (express o del otro), en el dolor de la familia dividida por la emigración forzada por la inseguridad, por la situación económica o la persecución política, en el deterioro de la calidad de vida; Para el ciudadano habitante de los sectores populares la crisis ya no plantea el deterioro de la calidad de vida sino el inminente peligro de perder la vida misma bajo la lluvia de balas del hampa impune, o por no encontrar las medicinas necesarias a tiempo, mientras se desgasta cotidianamente en la dura lucha que significa llevar comida a la mesa de manera honrada, gracias a un gobierno que hace quince años empezó peleando contra los hacendados, luego peleó contra los industriales, luego contra los comerciantes formales y hoy terminó peleando contra los buhoneros, pero que nunca, nunca, ha peleado contra el hampa...


DE ESTA CRISIS NO SE SALE SÓLO CON VOTOS, PERO SIN VOTOS TAMPOCO…

Para el enchufado la crisis es una oportunidad de negocios, es una garantía de impunidad, es la perpetuación de su poder. Por eso jamás la resolverá. Al contrario, trabaja para perpetuarla y agravarla. Pero para el ciudadano (sea de clase media o de los sectores populares, sea chavista, opositor o independiente), la crisis es una tragedia que se traduce en que una banda nos ha expropiado el país. Los chavistas del pueblo ya van sabiendo que para los enchufados “la patria” es un botín y la “revolución” es un negocio; Para los independientes ya es evidente que el “no meterse en política” no ha impedido que la política se meta con ellos; Para los opositores ya está claro que un régimen totalitario como este no sale sólo con votos, PERO SIN VOTOS TAMPOCO, por lo que se hace necesario combinar la lucha social y política del día a día, por mejores condiciones de vida y por el derecho a que esa vida sea en libertad y democracia, con una actuación clara y TOTALMENTE UNITARIA en materia electoral, para que las victorias parciales que venimos acumulando desde hace ya siete años se conviertan en la victoria completa que permita iniciar entre todos la construcción de una Venezuela del Primer Mundo, con alta calidad de vida para todos, en la que todos seamos clase media, en la que todos tengamos trabajo de calidad, productivo y bien remunerado, en la que el Estado esté al servicio de la gente y no al revés, como ahora.


LA POLARIZACIÓN MURIÓ, ES TIEMPO DE CONVENCER

Vivir en una Venezuela así no debe ser “un deseo” sino UN PROPÓSITO, una meta por la que estamos dispuestos a luchar y trabajar. Para lograr esa meta es preciso alcanzar primero una serie de objetivos: debemos consolidar la unidad de los partidos políticos democráticos, y de estos con la ciudadanía opositora no partidista; debemos construir la unidad entre los venezolanos que siempre nos hemos opuesto al proyecto totalitario, y aquellos que en los últimos 15 meses han venido descubriendo que ese proyecto es una estafa. Y para alcanzar esos objetivos es preciso CONVENCER. La antigua polarización murió. Ya no existe un país dividido en dos bloques 55 a 45, 51 a 49, 52 a 48. Hoy en Venezuela lo que hay es una cúpula gobernante con 80 % de rechazo, y una oposición que (para convertirse en alternativa de poder) debe salir al encuentro de ese rechazo y transformar esa indignación popular en energía de cambio.


SI QUIERES RESULTADOS DISTINTOS, CAMBIA TU FORMA DE ACTUAR…

Y para eso es necesario reinventar nuestra manera de proceder. Para ir al encuentro del descontento hoy no es útil ni aquella versión de “calle” que se expresaba en grandes concentraciones de los ya convencidos, ni aquella otra “calle” llena de escombros y gas lacrimógeno, que facilita al gobierno hacer uso y abuso de la violencia. Esta es la hora del casa por casa, del cara a cara, del puerta a puerta, de las reuniones dentro del rancho o del apartamento, en la acera, la esquina, la cancha o frente a la bodega, explicando y escuchando, enseñando y aprendiendo, y sobre todo dejando siempre un saldo organizativo, dejando siempre funcionando un espacio desde el que todos (militantes, independientes y chavistas descontentos) puedan HACER POLÍTICA allí mismo. Y “hacer política” es eso: luchar por mejorar sus condiciones de vida en su comunidad, teniendo siempre en perspectiva la necesidad del cambio democrático en toda Venezuela.


“DE QUE CALLADA MANERA SE ME ACERCA USTED SONRIENDO…”

Y si usted, como millones de venezolanos, ya está haciendo esto pero ve que “la cosa está como callada”, siente que “no se está haciendo nada” y que eso que usted está haciendo “no se sabe o no se conoce”, ¡NO SE ANGUSTIE!  Recuerde que cuando usted mismo dice que “enfrentamos un proyecto totalitario” está diciendo una verdad y que la “hegemonía comunicacional”, ese perverso sistema de desinformación, en efecto existe. HOY LO IMPORTANTE NO ES QUE ESTAS ACTIVIDADES “SE SEPAN”, SINO QUE SE HAGAN Y SE MULTIPLIQUEN, hasta lograr que su número, efecto e impacto sean inocultables y le lleguen a la gente no a través de la aérea dispersión mediática, sino a través del muy concreto contacto persona a persona, ese contacto que construye solidaridades y derrumba tiranías.

Más de una vez usted ha escuchado decir “no se pueden lograr resultados distintos haciendo las cosas de una misma manera”.
Pues bien: ¡Este es el nuevo camino! ¡En la calle con el pueblo!

¡Palante!

Ante el peligro fascista y la amenaza maoísta... ¡LA FUERZA ES LA UNIÓN!


Publicado en @ElDiarioLaVoz y en www.LaPatilla.com el domingo 26/10/2014

La mayoría de los titulares de prensa del sábado 25 de octubre de 2014 recogen la destitución del Mayor General Miguel Rodríguez Torres del Ministerio de Relaciones Interiores como una consecuencia directa de su enfrentamiento con los grupos paramilitares y parapoliciales pro-oficialistas mal llamados “colectivos”, que se hizo dramáticamente evidente el pasado martes 7 de octubre, cuando integrantes de esos grupos armados y efectivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas sostuvieron un enfrentamiento. Como se sabe, el saldo del mismo fue de 5 víctimas fatales, integrantes de los llamados “colectivos”. Sus compañeros y familiares afirman que fueron ejecutados. El Ministerio Público abrió averiguaciones y como resultado de las mismas varios efectivos del CICPC están detenidos y son investigados. Nadie sin embargo ha ordenado investigación alguna sobre el hecho de que existan grupos irregulares con el poder de fuego suficiente como para sostener un enfrentamiento de nueve horas de duración con la fuerza pública en plena capital de la Republica...


LA CRISIS REAL DETRÁS DE LA ANECDOTA

El conflicto con los mal llamados “colectivos” es la causa aparente, pero no la causa eficiente de la destitución de Rodríguez Torres. Ésta en realidad es consecuencia y expresión de las pugnas entre las diversas facciones de un proyecto político que alguna vez pretendió ser hegemónico y que ahora, ante la evidente pérdida de popularidad y patética falta de liderazgo, se esfuerza para mantener el control de las instituciones a pesar de estar perdiendo aceleradamente el favor popular. Esta crisis de gobierno ocurre en el contexto de una aguda conflictividad social (tan aguda que es protagonizada en buena parte por sectores de la antigua base social oficialista), que a su vez es consecuencia del caos económico generado por la desastrosa gestión de un gobierno que desaprovechó la bonanza petrolera más alta y más larga que haya tenido jamás nuestro país, al final de la cual lo que nos encontramos no es a Venezuela convertida en la Dubai caribeña o en la Noruega latinoamericana, sino en un país sin medicinas en las farmacias ni alimentos en los abastos. Y, para colmo, con el precio internacional del petróleo (que hace pocas semanas bordeaba los 100 dólares el barril) cayendo ahora tan aceleradamente como la credibilidad del gobierno. Cuando escribimos esta nota, la canasta de los crudos venezolanos tiene un precio promedio de 75 dólares, con tendencia a seguir bajando. Ese es el tamaño real de la crisis.
 

EL PELIGRO FASCISTA

Ante una crisis tan grave como ésta es inevitable recordar lo que ha ocurrido en otros países que se han encontrado en dramas similares. En la Italia en que surgió Mussolini y en la Alemania en que emergió Hitler es posible advertir los mismos ingredientes de la receta del desastre: Caos económico, conflictividad social y colapso político. En tales circunstancias surgieron en esos países liderazgos populistas-militaristas que, con el pretexto de “salvar la nación”, implantaron regímenes que fueron mucho más allá de simples “dictaduras”. En efecto, los regímenes implantados por Mussolini y Hitler, así como el de Stalin en Rusia, no se contentaron con controlar política y economía: Procuraron además colonizar los corazones y las mentes de adultos y niños, para asegurar así su continuidad. Así fue como nació el TOTALITARISMO: En medio del caos económico, la conflictividad social y el colapso político, siempre con el uso de la violencia ilegal para desmovilizar al pueblo (los “fasci di combatimento” en Italia, los “camisas pardas” en Alemania, tan lamentablemente similares en su accionar a los grupos paramilitares y parapoliciales mal llamados “colectivos” en nuestro país…). Hablar de “peligro fascista” en Venezuela no es, pues, retórica. Es una realidad que está ahí, en nuestra lamentable tradición histórica caudillista.


LA AMENAZA MAOÍSTA

Pero no es esa la única sombra que la declinante hegemonía del populismo militarista proyecta sobre la convivencia en Venezuela. También tenemos lo que podríamos llamar “la amenaza maoísta”, el empeño de sustituir lo que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela define como nuestro “Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia” por un “Estado Comunal” en que la vida económica y social estaría determinada desde la cúspide de un poder vertical y la democracia política moriría para ser sustituida por amaestradas elecciones de segundo grado, hechas a mano alzada en “asambleas” controladas económica y policialmente por el poder. El Estado Comunal no es una “etiqueta” para amenazar al pueblo opositor, ni una consigna para halagar a los radicales del oficialismo: Es lamentablemente una realidad en progreso, que cuenta con recursos aprobados, instancias funcionando y un entramado legal tan inconstitucional como ya vigente. Es la otra carta a ser jugada por la Nomenklatura para mantenerse en el poder aun a pesar de haber perdido ya el apoyo popular.


SI ES POSIBLE SALVAR A VENEZUELA AL FILO DE LA CRISIS

Entre los émulos de Hitler y Mussolini, por un lado, y los de Mao y Pol Pot, por el otro, la sociedad venezolana tiene recursos y capacidades para salir con bien de esta situación. Pero la activación de esos recursos y capacidades pasa porque la sociedad democrática venezolana (es decir, el país que siempre se enfrentó al proyecto autoritario y los sectores que ahora están descubriendo que ese proyecto degeneró en estafa) asuma con sentido de urgencia la necesidad de construir la solución política, constitucional, pacífica y democrática a esto que no es una “situación” sino una crisis, la más profunda y grave que nuestro país haya enfrentado desde la batalla de Ciudad Bolívar en 1902. Para ello es necesario que los partidos de la Alternativa Democrática se doten de un objetivo y una estrategia común, y remen juntos en una misma dirección.

 En eso ya se está avanzando. Pero también es imprescindible y urgente la activación del pueblo, de toda la sociedad civil, a través de la definición de una agenda común de lucha para las redes de luchadores sociales (comunitarios, sindicales, gremiales, estudiantiles, ambientalistas, etc.), una agenda que vaya más allá de la polarización y que sea capaz de vencer la pasividad y superar la violencia. Una agenda autónoma, que permita a los ciudadanos ser algo más que espectadores y víctimas del deterioro. Una agenda que no sea “anti-política” pero que si sea transpartidista, es decir, que no pretenda que los ciudadanos ignoren a los partidos en su papel de actores del proceso político, pero que no permita que los partidos sustituyan a los ciudadanos en su central condición de depositarios de la soberanía. Una agenda que construya organización popular en la base de la pirámide. Una agenda que, en esta hora de crisis, promueva el encuentro del liderazgo social y comunitario con el liderazgo político partidista.

Porque, como dice nuestro Himno Nacional, “¡LA FUERZA ES LA UNIÓN!”

¡ESTA ES "LA CALLE" QUE NOS INTERESA! (Rayando la cancha, redefiniendo objetivo, estrategia y líneas de acción...)


Publicado en @ElDiarioLaVoz y en www.LaPatilla.com el domingo 19/10/2014

El 26 de Agosto (es decir, después de la renuncia de Ramón Guillermo Aveledo de la Secretaria Ejecutiva de la Mesa de la Unidad Democrática, y antes de la designación de Jesús Torrealba en esa misma responsabilidad) los partidos que integran la alianza opositora aprobaron POR UNANIMIDAD un documento que define el objetivo de la alianza y la estrategia para alcanzarla. De acuerdo a este documento, el objetivo de la MUD es lograr en Venezuela “un cambio político urgente, no sólo de gobierno sino de modelo”. La palabra “urgente” en esta definición no fue incluida para complacer impaciencias o voluntarismos, sino para establecer sintonía con el sentido de urgencia de la ciudadanía para la que la prolongación de la crisis implica poner en riesgo su puesto de trabajo, su salud y hasta su vida.


La estrategia de la MUD (también aprobada POR UNANIMIDAD) para alcanzar ese objetivo es definida como “democrática, constitucional, electoral y pacífica”, y se concreta en la unión de pueblo con pueblo para construir una nueva mayoría, muy amplia, producto de la sumatoria del pueblo que siempre ha estado en contra del proyecto autoritario con los crecientes sectores del chavismo descontento.


Para el logro de ese objetivo, para la ejecución de esa estrategia, la alianza democrática enfrenta el reto de reinventarse. No es lo mismo hablarle al que piensa igual que uno que hablarle al que hasta hace muy poco pensaba distinto, y que todavía por cierto no coincide con nosotros, aunque si está en abierto desacuerdo con el gobierno. Redefinir el discurso opositor es, entonces, esencial. Para poner un ejemplo claro, el ciudadano opositor que ante la protesta de unos ciudadanos humildes, simpatizantes oficialistas, en vez de solidarizarse con ellos les suelte la conocida frase: “Quien los manda, sigan votando rojo…”, no está en la estrategia de la Unidad. La estrategia unitaria busca sumar al chavista descontento. Y eso no se logra mostrando indiferencia (y menos aún, hostilidad) a quien deberíamos atraer e incorporar.


Pero no es el área del discurso, del mensaje, la única que debe ser reinventada por la militancia y la ciudadanía opositora: Además debemos modificar urgentemente los mecanismos para hacer que ese mensaje llegue adonde nos interesa que llegue. En efecto, descartada la “política mediática” como forma de ejercicio político, no sólo porque se haya cobrado conciencia de que eso es una perversión, sino porque sencillamente no hay medios para ese tipo de práctica debido a la hegemonía comunicacional oficialista y la autocensura, el único mecanismo que queda para la transmisión del mensaje es la MOVILIZACIÓN. Y movilización implica “calle”. Hay que definir entonces QUE TIPO DE CALLE NOS INTERESA, para avanzar en la implementación de nuestra estrategia en procura del objetivo aprobado.


Como esa estrategia consiste en ir al encuentro del descontento social, de poco nos sirve por los momentos esa versión de “la calle” que se expresa en las grandes concentraciones opositoras, que terminan siendo grandes “reuniones familiares”, concentraciones de los ya convencidos. Tampoco nos sirve la otra versión de la calle, la calle violenta, esa que el gobierno aprovecha para hacer uso y abuso de la violencia legal e ilegal. Esa calle no nos sirve porque en esa versión de la calle no hay pueblo. En la calle violenta lo que hay es vanguardias, policías, guardias nacionales, infiltrados y paramilitares oficialistas mal llamados “colectivos”, y esos actores no nos interesan. A nosotros nos interesa la calle con pueblo, y sobre todo CON PUEBLO POR CONVENCER.


Teniendo claro ya cual es la calle que nos interesa, queda claro también entonces cual es el tipo de movilización que debemos realizar. No es este el tiempo de las grandes concentraciones, ni de las barricadas voluntaristas: Este es el tiempo de las movilizaciones en variado formato (medianas, pequeñas y aun muy pequeñas) que sean capaces de llegar hasta el último rancho del ultimo barrio, hasta el último caserío del último municipio rural. Y debemos llegar allí, donde pocos llegan, donde muchos viven, con una palabra de solidaridad, con un mensaje de esperanza, con un oído presto a escuchar y aprender. No se trata de movilizaciones para “impactar con simpatía” sino para CONSTRUIR EMPATIA.

 El nuevo tipo de movilización de la Alternativa Democrática es nuevo no solo en su forma, sino en su naturaleza y propósito: Esta movilización no es solo vehículo propagandístico, sino también herramienta para la construcción de tejido social, de organización popular. Esta movilización es para organizar tejido social. Responde no solo a la necesidad electoral de la oposición, sino a la necesidad social del pueblo de ponerse en condiciones para enfrentar con mas eficiencia la crisis económica, la coflictividad social y el deslave político, inherentes al Diosdado-Madurismo…

En eso estamos. Ese es el momento actual de nuestra lucha. A esa calle convocamos. En paz. Para la paz. Para construir entre todos u país que de verdad sea de todos. ¡Palante!


------------------------------------------------------------------------------------------------------------- CRONICAS UNITARIAS

EN CUMANÁ: Nos reunimos con más de doscientos dirigente de la MUD regional y de las MUD municipales.

EN CARIACO: Asistimos al Encuentro Nacional de Luchadores Sociales. EN RIO CARIBE: Acompañamos al lanzamiento de la Karla Andreina Malave, viuda de nuestro asesinado alcalde Enrique Franchesqui, como candidata a la alcaldía del Municipio Arismendi del Estado Sucre.

EN PORLAMAR: Juramentamos al nuevo Secretario Ejecutivo de la Mesa de Unidad Democrática de Nueva Esparta, el compatriota Manuel Antonio Narvaez.

EN NAGUANAGUA: Conocimos la experiencia de las Casas de la Alegría, centros de organización y educación popular.

EN EL SUR DE VALENCIA: Asistimos a una reunión de 400 dirigentes populares en la Parroquia Miguel Peña.

EN EL NORTE DE VALENCIA: Asistimos a una nutrida y combativa Asamblea de Ciudadanos en La Trigaleña.

EN CARACAS: Asistimos a la Caminata por la Paz y a la Asamblea Popular Contra la Violencia, el 18/O

#LaMudPaLaCalleConElPueblo!