1) ¿Por qué razón el gobierno del camarada Nicolás Maduro está pretendiendo imponer una tarjeta electrónica de racionamiento (el llamado “sistema biométrico”) en un país petrolero, en el que nosotros, sus habitantes, deberíamos tener dinero suficiente para comprar lo que queramos, cuándo lo queramos y dónde lo queramos? ¿Si nosotros el pueblo somos “El Soberano”, porque no podamos determinar soberanamente qué, cuánto y cuándo comemos?
La respuesta profunda a esa pregunta está en eso que antes llamábamos “El Legado. ¿Recuerdan cuando nuestro Presidente Chávez en cadena de radio y TV paseaba por el centro de Caracas, señalaba un edificio y preguntaba: “¿Y eso que es? ¿Y que queda ahí?”, y luego, casi sin esperar respuesta, ordenaba: “¡Exprópiese!”? ¿Lo recuerdan? Bueno, eso que algunos creían que era una “gracia revolucionaria” terminó siendo una tragedia nacional, pues mediante procedimientos similares durante los 12 años de su gobierno fue desmantelado el aparato productivo del país.
En efecto, ¿Recuerdan aquella imagen de un Ministro de Agricultura y Tierra, vestido con una franela del Che Guevara y luciendo un pistolón 9mm en la cintura, expropiando una finca en el Sur del Lago, Zulia? De la misma forma fueron expropiadas, estatizadas, invadidas o simplemente confiscadas más de cuatro millones de hectáreas productivas, que en su mayoría hoy no producen NADA. ¿Recuerdan también cuando el gobierno estatizó o expropió empresas como Venceramica, Owens Illinois, Venepal, Cemex, Lácteos Los Andes o Sidor? Hoy TODAS esas empresas y muchas más producen menos que cuando eran privadas, y sólo en el centro del país otras seis mil seiscientas empresas cerraron sus puertas o se fueron de Venezuela, ante la inseguridad jurídica impuesta por el gobierno y la inseguridad ciudadana impuesta por el hampa.
Hay una respuesta, dura, que no viene de la oposición sino de las filas de nuestro mismo gobierno. Y esa respuesta es que se robaron los reales que antes, en tiempos de Chávez, se usaban para “medio parapetear” la situación.
En efecto, el gobierno de nuestro Comandante-Presidente Hugo Chávez Frías destruía el aparato productivo venezolano, expropiando fincas, haciendas, empresas y negocios, pero por otro lado usaba parte del dinero del petróleo para comprar en el exterior todo lo que aquí se dejaba de producir. Ahora es evidente para todos que eso era una política mala, muy mala, porque generaba empleo y riqueza en otros países mientras que aquí cada vez más venezolanos quedábamos condenados al sub-empleo o al desempleo, pero por lo menos cuando ibas a la farmacia hallabas medicinas y desodorante, y cuando ibas al mercado encontrabas leche, aceite y papel higiénico.
¿Recuerdan la vergüenza que uno sentía cuando compraba en el mercado no las marcas habituales de leche producida en Venezuela, sino unas marcas raras, de leche ecuatoriana, argentina o chilena? Pero por lo menos la había, porque parte del dinero del petróleo era usado para financiar importaciones desordenadas (en su mayoría hechas por el propio Estado, o por “empresas de fachada” que fingían ser empresas privadas, propiedad de amigos del gobierno), ¡pero los productos se encontraban!
A veces quienes hacían las importaciones eran torpes, o corruptos, o ambas cosas, y parte de la comida importada terminaba podrida, enterrada, escondida. Pero otra parte de esos productos si se encontraba en mercados, abastos y bodegas, comprados en el exterior con la parte del dinero del petróleo que no se esfumaba en manos de los corruptos o que no se iba para Cuba, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, Argentina, etc..
3) ¿Y qué pasó entonces, camarada? ¿Por qué no seguimos importando esos productos? ¿No dice el camarada Rafael Ramírez (y repite siempre el camarada Nicolás Maduro) que en Venezuela “no hay problema de divisas”, que “aquí tenemos los dólares que necesitamos”?
En realidad pasó lo que dijo el principal vocero económico del Presidente Chávez, el camarada Jorge Giordani, en su carta pública del pasado 18 de junio (aun la pueden encontrar aquí: http://www.aporrea.org/ideologia/a190011.html ), donde se puede leer con claridad esto: “En este camino del proceso bolivariano era crucial superar el desafío del 7 de octubre de 2012, así como las elecciones del 16 de diciembre de ese mismo año….La superación se consiguió con un gran sacrificio y con un esfuerzo económico y financiero que llevó el acceso y uso de los recursos a niveles extremos que requerirán de una revisión para garantizar la sostenibilidad de la trasformación económica y social”.
Y no sólo el gobierno “botó la casa por la ventana” para ganar las elecciones del 2012. Además de eso, según denunció el mismo camarada Giordani, otros “camaradas” que quizá dudaron de la posibilidad de ganar esas elecciones se apresuraron a garantizar su propio bienestar, y se dedicaron en ese 2012 a “raspar la olla” a gran escala, robándose entre 20 mil y 25 mil millones de dólares de CAVIDI mediante empresas fantasmas. En otras palabras, hoy el gobierno no puede sostener el mismo ritmo de importaciones de leche ecuatoriana, trigo argentino, aceite canadiense o “papel tualé” gringo porque los dólares que antes se usaban para eso se los robaron.
4) ¿Cuál puede ser entonces la conducta de un revolucionario ante una situación como esta?
“Sólo la verdad es revolucionaria”. Y la verdad es que la escasez no es consecuencia del “contrabando”, ni del “bachaqueo”, ni de que no hayan cajeros en los supermercados: El contrabando y el bachaqueo es culpa del gobierno que devaluó la moneda; la escasez de cajeros en culpa del gobierno que creo una legislación laboral que promueve el ausentismo laboral. En realidad hay escasez y colas porque no hay comida ni otros productos, y no los hay porque no se producen aquí (gracias a políticas equivocadas del Presidente Chávez continuadas por el camarada Maduro), y porque no se siguieron trayendo del exterior, ya que los dólares que se usaban para eso fueron desviados o para la campaña electoral o para los bolsillos de la boliburguesia. En ambos casos, corrupción roja y pura. La verdad es que Maduro y Diosdado no pueden dar soluciones, porque ellos son parte del problema.
La verdad, camaradas, es que la única revolución que necesita este país es la del trabajo, la productividad, la decencia y el respeto. Y para eso hay que cambiar al presidente, al gobierno y al modelo económico. Y para allá vamos, siempre dentro de la Constitución, siempre con la verdad, siempre en la calle-con-pueblo.
¡Esa es la huella que van a captar!
¡Palante!
Tremendo trabajo Chuo. Ojala llegue a ese parte del pueblo que sigue encantada en las mentiras de este desgobierno.
ResponderBorrarDurante 35 años, mi padre le dedicó su vida a dos cosas, la primera su familia y la segunda fue a la industria láctea venezolana "Indulac", el orgullo de pertenecer a una empresa venezolana, se respiraba en cada lugar de mi hogar, escuchar a mi padre hablar de la empresa, era conocer la pasión el mercadeo y ventas. Hoy me invade una profunda tristeza, ya que al comprar una leche condensada la campiña, veo con indignación que ya no se produce en Venezuela y que es importada de Brasil .
ResponderBorrarGracias a la revolución bolivariana. hoy, la campiña ya no es orgullo venezolano