domingo, 24 de marzo de 2013

CARTA ABIERTA DE LOS BARRIOS A HENRIQUE CAPRILES Y NICOLAS MADURO (I)

LA VIVIENDA EN LOS BARRIOS,
UN TEMA SEPULTADO POR LA PROPAGANDA OFICIALISTA Y EL SILENCIO OPOSITOR…
 
 
 
Cada vez que el país se aproxima a una jornada electoral los candidatos se hacen muy visibles… y simétricamente los ciudadanos de a pie nos hacemos más invisibles. Los camiones con equipos de sonido tienen un volumen más alto que los gritos de la gente, y en los medios de comunicación los avisos, las “cuñas” y -desgraciadamente- las “cadenas” electorales ocupan el espacio que debieran tener las noticias. Pero sería inexacto decir que en tiempos como estos “la política todo lo invade”. En realidad ocurre todo lo contrario: El trabajo por lo público, el diseño, ejecución y evaluación de líneas de acción para mejorar de manera sostenible la vida de la gente, es decir, LA POLITICA, se retira, y su lugar es ocupado por la mercadotecnia electoral.
 
 
Pero también es verdad que las campañas electorales son momentos en que el debate público se reaviva. Momentos en que es posible plantear, con la probabilidad que alguien escuche, verdades que -aunque obvias- son sistemáticamente ignoradas. Es por eso que quienes integramos la red de la Asociación Civil Radar de los Barrios nos dirigimos a los compatriotas Henrique Capriles y Nicolás Maduro para instarlos respetuosamente a que fijen posición sobre tres aspectos cruciales para quienes vivimos y luchamos en los sectores populares. Esos aspectos son vivienda, empleo y seguridad. Y en esta Primera Carta Abierta abordaremos un tema sepultado por la propaganda oficialista y también por el silencio opositor: La política de vivienda
 
 
En efecto, la “vivienda” es mucho, muchísimo más que la “Gran Misión Vivienda Venezuela”. De hecho, la GMVV es consecuencia de más de una década de fracasos en la política del Estado hacia el sector. A lo largo de ese tiempo el déficit de vivienda en nuestro país se duplicó, al pasar de 1.8 millones de familias sin vivienda en 1998 a 3,7 millones en el 2012, de acuerdo al Registro de la GMVV. Esta “Gran Misión” es un éxito indudable, sí, pero no en materia de vivienda, sino en materia comunicacional. Aunque las casi 300 mil viviendas presuntamente construidas y entregadas son apenas una gota en el mar del déficit habitacional, el gobierno ha logrado posicionar esta “misión” como “exitosa”, y ante esa realidad la oposición ha optado por no incluir el punto entre sus temas de campaña. Pero los refugios siguen llenos de compatriotas, y los barrios siguen creciendo entre la precariedad y el riesgo.
 
 
Ante estos hechos,  las preguntas que hacemos a los compatriotas Capriles y Maduro son las siguientes:

¿Qué van a hacer  con la política de vivienda si llegan a la Presidencia de la República?

¿Insistirán con el enfoque “viviendista”, demagógico y conservador, o asumirán por fin la habilitación física de barrios como estrategia revolucionaria del Estado y de la Sociedad para incorporar las 170 mil hectáreas que ocupan los barrios en Venezuela al espacio urbano formal?

¿En vez de seguir deteriorando y sobrecargando la red de servicios en el espacio urbano convencional, optimizarán esos servicios en los espacios que hoy ocupan los barrios para elevar de manera sostenible la calidad de vida de los 16.5 millones de venezolanos que aquí vivimos?

¿Promoverán la transformación, en fin, de los 25 mil barrios que existen en Venezuela en condominios populares, mediante la alianza entre comunidades organizadas, Estado y Empresa Privada, para disminuir drásticamente la presión sobre el mercado de viviendas nuevas, o seguirán promoviendo la construcción de viviendas nuevas como respuesta única e ineficiente ante el drama de la vivienda, toda vez que el simple crecimiento vegetativo de la población es aun superior a la capacidad del Estado y de la sociedad de construir viviendas nuevas?

¿Entienden ustedes que habilitar los barrios tendrá un impacto positivo inmediato en el empleo (al usar la mano de obra de las mismas comunidades), en la seguridad (al hacer posible que la vigilancia policial llegue hasta el último rincón de los barrios, al optimizar la vialidad interna, externa y perimetral) y en la salud (al disminuir drásticamente la morbilidad y mortalidad que es consecuencia de la escasez de agua potable y de la deficiente disposición de las aguas servidas)?


Amigo Capriles, señor Maduro:

Si llegaran ustedes a responder estas interrogantes sería muy bueno para el país, pues el debate tendría algo menos de consignas e insultos, y algo más de razones y argumentos. Pero si tan sólo llegaran a plantearse en su fuero interno estas cuestiones ya la ganancia sería importante, pues a ambos les queda mucho tiempo para luchar por el bien de Venezuela, (uno probablemente estrenándose en las lides del gobierno nacional, otro posiblemente inaugurando la “oposición roja-rojita” del siglo XXI). En cualquier caso, a ambos les tocara mucho trabajo para sacar adelante este país de todos.
En nuestra Carta Abierta del domingo 31 abordaremos el tema del empleo en los barrios, y en la del domingo 7 abordaremos el de la inseguridad en los sectores populares. 

¿Querían propuestas? ¡Aquí tienen!

"ESOS TIPOS LE OCULTAN LA VERDAD A MI PRESIDENTE..."



La lamentable desaparición física del Presidente de la República Hugo Rafael Chávez Frías deja huérfanos a millones de compatriotas, hermanos nuestros, que en más de una ocasión gritaron con rabia y dolor la frase que sirve de título a esta nota.


¿Cuántas veces hemos escuchado esa queja, ese lamento, esa denuncia? Según el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, al inicio de 2013 se registró un promedio de 15 protestas DIARIAS en el territorio nacional. ¿Motivos? Los de siempre: Incumplimiento en la entrega de las llamadas “viviendas dignas”, como en el caso de los habitantes del Refugio Monte Cristo, en Catia, o el Simón Bolívar en El Paraíso, o el de La Rinconada en Coche, o el de La Urbina en Petare, por solo nombrar algunos; o la falta de dotación y deterioro de la infraestructura en los hospitales públicos, como en el caso del Periférico de Coche, o el del Pérez Carreño en Antímano, o el del Hospital Vargas, en el norte de Caracas, o el de los Magallanes de Catia, para solo citar las protestas más recientes; o los atropellos a los trabajadores de empresas donde el patrono es el gobierno, como los de los “Mercados Bicentenarios”, para quienes no existe ni inamovilidad laboral ni Inspectorías del Trabajo. Y así, un etcétera tan largo como la esperanza…


Esas protestas a menudo son organizadas, dirigidas y protagonizadas por sectores descontentos de la base chavista. Pueblo, puro pueblo, que encontró en el discurso del Presidente Chávez una oferta de redención, y a ella se aferró. Ese pueblo que por lo menos desde hace ocho años esta “con Chávez pero contra el mal gobierno”, como nos dijo en Catia una señora simpatizante del Presidente, es el que una y otra vez repetía esa expresión, en medio de sus luchas: “Nos están haciendo esto porque mi Presidente no sabe”… “El Presidente baja los recursos, pero esos tipos se los roban”… “Mi Presidente tiene buen corazón, pero esos tipos le ocultan la verdad”…


Cuando los chavistas del pueblo se refieren a “esos tipos” están hablando de los “chivos” del gobierno, de los “pesados” del régimen, de los ministros, vicepresidentes, directivos, presidentes de empresas públicas, etc., sujetos que aunque las empresas que presiden están quebradas y los ministerios que dirigen están en el suelo, a ellos en lo personal les va cada vez mejor, viven en casas cada vez más lujosas, pasan sus vacaciones en el extranjero y tienen a sus hijos en los más caros colegios privados de la ciudad. A ellos es que iba dirigida esa acusación de los chavistas de a pie: “Esos tipos le ocultan la verdad a mi Presidente”.

 
“Esos tipos” que -según la conseja popular- “le ocultaban al Presidente la verdad del pueblo”, luego durante más de 80 días pretendieron hacer lo contrario: Ocultarle al pueblo la verdad del Presidente. Hoy los que utilizaban el liderazgo del Presidente para ocultar sus ineficiencias y corruptelas ahora intentan utilizar el dolor de su partida como plataforma electoral.

Una vez más, subestiman al pueblo.
Una vez más, se equivocan...

martes, 5 de marzo de 2013

ESTA ES LA HORA DE LA UNIDAD VENEZOLANA


Hoy 5 de marzo en horas de la tarde el Vicepresidente de la República Nicolás Maduro anunció a los venezolanos el sensible fallecimiento de Hugo Chávez Frías, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela y líder del proceso político que desde hace ya 14 años rige los destinos de esta nación.

Como era de esperarse, tal anuncio generó un hondo impacto en el país. Partidarios y adversarios del mandatario hoy fallecido han expresado de diversas maneras sus sentimientos de dolor y preocupación, como seguramente lo seguirán haciendo en los días porvenir.

Desde la Asociación Civil Radar de los Barrios enviamos nuestra más sincera palabra de condolencia a los familiares, compañeros de gobierno, compañeros de partido político y demás seguidores del Presidente Hugo Chávez, y hacemos votos por que el actual estado de consternación y expectativa abra paso, en los días por venir, a un ambiente que promueva el reencuentro y la reconciliación de todos los venezolanos en el marco de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Desde hace tiempo los activistas sociales y comunitarios que integramos la red del Radar de los Barrios hemos venido insistiendo en la necesidad de que el pueblo organizado y movilizado contribuya de manera sustancial a la promoción de la gobernabilidad política y la convivencia social en Venezuela, pues convivencia y gobernabilidad son elementos claves para luchar por la mejora sostenible en la calidad de vida de los más humildes.

Hoy ese llamado cobra una urgencia dramática. No es éste tiempo de reproches o retaliaciones. Es tiempo de respeto y de paz, tiempo de la unidad venezolana. El caos y la anarquía son males que cuando se presentan afectan negativamente a todas las personas. Pero sus efectos son aún más terribles en quienes menos tienen, en quienes no pueden proveerse con sus propios medios la seguridad y la tranquilidad que el Estado debiera garantizarles. La violencia, claro está, es enemiga de todos, pero afecta de manera más aguda a los pobres, como desgraciadamente lo corroboran las cifras fatales de la inseguridad.

Por todo ello reiteramos nuestro llamado: En esta hora difícil, los venezolanos debemos vernos como hermanos, no como adversarios y mucho menos como “enemigos”. Y hacia el futuro inmediato, el camino para salir de la actual situación generada por el fallecimiento del Presidente está claramente definido en la Constitución.

Como dijo ese gran líder de los pueblos oprimidos, el Mahatma Gandhi: “No hay camino para la paz. La paz es el camino”.

domingo, 3 de marzo de 2013

ACERCA DE LA MEDRIOCRIDAD COMO CAUSA DE MUERTE...

 
Vamos a dejarlo claro de una vez: Si en este país llega a “pasar algo”, como teme una cantidad cada vez mayor de venezolanos; Si el actual panorama de incertidumbre e ingobernabilidad desemboca en una situación de violencia aun mayor a la que ya vivimos; En fin, si nuestro país tiene la inmensa desgracia de volver a pasar por momentos como los vividos el 27 de febrero de 1989, el 4 de febrero de 1992, el 27 de noviembre de ese mismo año o el 11 de abril de 2002, fechas todas en que la sangre de los venezolanos tiño las calles por la ambición de algunos y la ceguera de muchos... Si una horrenda desgracia como esa ocurriera en nuestro país no sería por “razones ideológicas”. Llamemos las cosas por su nombre: Si en este 2013 convulso nuestra nación viera fracturada la muy precaria paz en que vive, la única causa real de tal desgracia y de sus terribles consecuencias sería la mediocridad galopante de TODA nuestra clase política.
 
 
LA MEDIOCRIDAD CONVIRTIÓ LA ENFERMEDAD DE UNA PERSONA EN CRISIS DE ESTADO... 

En efecto: Si, por ejemplo, hace 60 días se hubiera dado cumplimiento a la letra de la Constitución Nacional (y a las instrucciones dejadas en cadena nacional el 8 de diciembre por el Presidente Chávez), el Presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello habría asumido como Presidente Encargado en virtud de la ausencia temporal del Presidente Electo. Ese Presidente Encargado habría podido, con perfecta legitimidad, nombrar un nuevo gabinete O RATIFICAR AL ANTERIOR, con lo que el Vicepresidente de la República Nicolás Maduro habría podido continuar en sus funciones con apego a la Constitución y la Ley. Al mismo tiempo, habrían empezado a correr los lapsos que la Carta Magna establece para que la ausencia temporal del Presidente Electo se transforme en ausencia absoluta, con lo que la convocatoria a nuevas elecciones seria el resultado de un proceso normal, legal, EN PAZ, y no un rumor o el resultado azaroso de tortuosas negociaciones entre grupos en pugna por un botín llamado Venezuela.

Ahora bien: ¿Qué pasó? ¿Por qué, en medio de la indudable crisis generada por la ausencia fáctica del Jefe de Estado, no se acudió al camino señalado por la Constitución y por el mismo Presidente Chávez? La respuesta la conocemos los venezolanos: ¡Por mediocridad! Diosdado no confía en Maduro, Maduro no confía en Diosdado, y ambos (conscientes de que no tienen liderazgo propio, de que sin la sombra de Chávez y el apoyo del poder no serían capaces de ganar ni unas elecciones en una junta parroquial) no confían en nadie más. Esa mediocridad ha condenado al país a vivir más de 80 días sin Presidente, con todas las consecuencias que en materia de gobernabilidad eso implica.

 
Y A TODAS ESTAS... ¿QUE HACE LA OPOSICIÓN?
 
Frente a un oficialismo dividido, generador de incertidumbres, incapaz de generar confianza, que no se pone de acuerdo ni siquiera para mentir (como cuando por un lado dijeron que “el Presidente no puede hablar” y por el otro afirmaron que “estuvieron hablando con el cinco horas”, etc.), frente a un oficialismo así era esperable que se levantara ante el país una oposición que precisamente inspirara confianza por su unidad, coherencia y asertividad. Una oposición que dijera al país: “El oficialismo solo genera anarquía y confusión. Nosotros somos garantía de estabilidad, seguridad y confianza. Para eso tenemos el proyecto de país que está en la Constitución; tenemos un plan de gobierno que promueve la creación de empleo estable, bien pagado y de calidad; tenemos un candidato que es el venezolano que ha sacado más votos en la historia, solo detrás de Hugo Chávez, y ahora Chávez no está. Tenemos, en fin, a un equipo inmenso para sacar adelante al país, integrado por los hombres y mujeres mejor capacitados, sean del partido que sean o sean independientes, porque para luchar por Venezuela solo hace falta amar a Venezuela…”

 
En vez de eso, tenemos a un importante sector de la oposición opuesto… a la misma oposición, dando muestras de una inmadurez siempre lamentable en tiempos ordinarios, pero trágica en tiempos extraordinariamente difíciles como los que vivimos. Mientras grupos y ex precandidatos infinitesimales intentan competir con la MUD en materia de “radicalismo”, al interior de ese sindicato de partidos hay quienes en privado reconocen que -ante una elección presidencial sobrevenida- el candidato obvio debería ser Capriles “pero vamos a arañarlo lo más posible, no va a salir liso, va a tener que hacer concesiones”. En vez de invertir tiempo y energía en luchar por hacer que la Constitución se cumpla, y por conquistar condiciones electorales más equitativas, se desgastan en triquiñuelas de pasillo y ruedas de prensa de utilería.
 

ANTE EL DÉFICIT DE DIRIGENCIA, SUPERÁVIT DE PUEBLO!

En circunstancias como estas el papel del pueblo, de los ciudadanos (de TODOS, chavistas, opositores e independientes) es promover gobernabilidad, construir convivencia y exigir a nuestros “dirigentes” la madurez que hasta ahora no han demostrado. Que estén a la altura de la hora compleja que vive el país. Que garanticen la paz en vez de chantajear con la violencia. Que antepongan el interés nacional a la ambición personal o de secta. Que merezcan, en fin, el apelativo de “líderes”.

Porque ser líder oficialista es mucho más que tener dinero y guardaespaldas. Ser líder opositor es mucho más que dar declaraciones y ruedas de prensa. La condición de líder implica tener un compromiso profundo con este país y una visión de futuro para nuestro país. Y eso se pone a prueba, precisamente, en las dificultades.