domingo, 31 de diciembre de 2017

Oremos y luchemos para que 2018 sea como queremos y no como tememos...



Que lo vivido en 2017 no caiga en saco roto; 

Que el hambre no siga matando niños en un país lleno de recursos; 

Que nuestros jóvenes no tengan que buscar en otras tierras las oportunidades que esta, la suya, les puede brindar; 

Que los adultos mayores puedan vivir la plenitud de sus años dorados sin la amenaza de la escasez de alimentos o la condena de la falta de medicinas; 

Que  todos los que queremos un cambio para bien NOS UNAMOS,
y seamos  capaces de pasar por encima del egoísmo de quienes nos dividen
para así poder vencer la corrupción de quienes nos destruyen.

Nada mejor puedo desearle a mi Venezuela en este borde de 2017 que acaba como todos sabemos, para que 2018 sea como queremos y no como tememos:

QUE TENGAMOS TODOS LA HUMILDAD NECESARIA PARA ASUMIR Y ENMENDAR ERRORES, 

QUE ABANDONEMOS EL ATAJO DE DIVISIÓN Y DERROTAS QUE NOS EXTRAVIÓ DURANTE 2016 Y 2017 

Y RETOMEMOS LA SENDA DE UNIDAD Y VICTORIA QUE TRANSITAMOS HASTA 2015.

¡QUE GANEMOS OTRA VEZ, POR VENEZUELA Y POR NUESTROS HIJOS!

AMEN!

domingo, 10 de diciembre de 2017

JUEGO TERMINADO... ¡GAME OVER!

 
Hoy 10 de diciembre el mundo conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos, mientras en Venezuela las trampas del régimen y la incongruencia de la dirigencia opositora agreden y violan el derecho humano a la participación política en estas elecciones municipales, vergonzosas por más de una razón. Sin embargo, tanto la grosería y abusos del régimen como el egoísmo y miopía de la dirigencia opositora forman parte de un juego que perdió sentido hace mucho, mucho tiempo. 
   
 
JUEGO TERMINADO PARA EL RÉGIMEN

Una cosa es manipular la demanda social como mecanismo de dominación en el marco de un Petro-Estado (es decir, administrar la miseria de las mayorías en un contexto general de riqueza relativa, en que cada quien fantaseaba con parir soluciones particulares a los problemas colectivos y la capacidad de intervención del gobierno parecía infinita), como hizo Chávez durante doce años… pero otra muy distinta es la bestia de la hiperinflación. 

En efecto:  La astucia del “carnet de la patria” le pudo funcionar a Maduro como mecanismo de control social y extorsión político-electoral para un evento, quizá para dos, difícilmente para tres, pero en América Latina los rigores de la hiperinflación suelen llevarse por delante cualquier trampa burocrática.  Los intentos de Maduro por asemejar su desgobierno al régimen caribeño tienen un límite:  No teniendo el madurismo, como si tienen los Castro, una disciplinada maquinaria capaz de convertir los rigores del “Período Especial” en fuente de poder de la cúpula, la versión criolla del “Período Especial” madurista va implicando la profundización del festín de las mafias, una nueva etapa de esa rebatiña de la que se quejan hasta José Vicente Rangel y Pérez Pirela. 

Maduro aspira “en largo” mientras las mafias se lucran “en corto”.  Maduro prefiere seguir actuando como si estuviera “en control”, hace oídos sordos a la literal situación de muerte por hambre y enfermedad que enfrenta el pueblo, y cree estar en condiciones de concentrar su energía en aislar y destruir a sus competidores internos, usando hoy a Ramírez como escarmiento para mostrar a Cabello lo que podría ocurrirle en caso de querer hacerse con todo el poder.  Mientras el régimen se dedica así a “jugar carrito” con sus ambiciones y vanidades, el país estalla silenciosamente…  ¡Por ahora!

 
JUEGO TERMINADO PARA LA OPOSICIÓN:

Desde enero de 2016 las cuatro más importantes direcciones partidistas del campo democrático (Primero Justicia, Voluntad Popular, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo) han estado más ocupados compitiendo entre ellos que enfrentándose al régimen autoritario y corrupto.  En esa puja intestina despilfarraron el gigantesco capital político generado por la histórica victoria del 6D del 2015, hasta llegar a la lamentable situación en que hoy se encuentran, empatados con Maduro tanto en aceptación (31%, según la última encuesta Venebarómetro) como en rechazo (más del 60%, de acuerdo a la misma fuente)… con una diferencia sustancial: ¡La tendencia! 

 
Maduro SUBE a 31% de aprobación de gestión, cuando hace pocos meses tal indicador apenas rebasaba 20%, mientras  eso que hoy es la Mesa de la Unidad BAJA al 31% por ciento de aprobación, lo que significa una caída vertical de mas de 30 puntos, pues tras la victoria del 6D el porcentaje de venezolanos que apreciaba como positiva la actuación de esa alianza rozaba 70%.

 
VENDEDORES DE ANTI-MILAGROS…

2017 termina con una curiosa información:  La encuesta Venebarómetro revela que el candidato Maduro tiene hoy más respaldo (29%) que Leopoldo López (18%), Capriles (15%), Henry Ramos Allup (7%) y Henry Falcón (6%).  

 
Pero al mismo tiempo el estudio señala que al ser consultados sobre su autodefinición política, 44% de los consultados se asumieron como opositores, contra un 33% que se autodefinió  como oficialista. ¿Quiere decir esto que la encuesta es “contradictoria”? No: Lo contradictorio es la realidad:  Así como tenemos un gobierno que se las ha arreglado para quebrar al país a pesar de haber tenido un millón de millones de dólares sólo por venta de hidrocarburos,  el pueblo venezolano tiene también una dirección política opositora que se las ha arreglado para conseguir algo que también es muy difícil:  Perder, a pesar de ser mayoría.

 
Pero ambos “anti-milagros” forman parte de un forma de entender la relación entre políticos y ciudadanos, entre gobernantes y administrados, entre Estado y Sociedad, que ya es insostenible: En 2018 lo que va a ocurrir NO SERA ni el atornillamiento en el poder de quien salga triunfante en la guerra a cuchillo entre Maduro, Ramírez y Cabello, ni un relevo encarnado en el vencedor de la pugna Ramos-López-Capriles. Los actores quizá sean esos, o algunos de esos, si no surge efectivamente el outsider milagroso, pero el ejercicio político tendrá que ser forzosamente otro:  Uno que tenga la valentía de determinar la profundidad y naturaleza de la crisis que enfrentamos, que tenga también la amplitud y la credibilidad necesaria para convocar a todos los talentos para construir en forma plural la salida a esta crisis, que tenga la estatura y el liderazgo necesarios para entender que en tiempos de transición política los gobiernos deben “quemarse” precisamente para que no se incendie el país.



NUEVO JUEGO: REINVENTAR LA POLÍTICA COMO GESTIÓN Y SERVICIO

El futuro no será de quienes ganen el actual “juego de autodestrucción mutua asegurada” que el chavismo impuso como sustituto de la política y que sectores de la oposición terminaron asumiendo como tal, sino de quienes sean capaces de inventar otro juego, uno que no sea “suma cero”, uno que no se defina por la victoria de unos y el aplastamiento de otros, un juego en el que gane Venezuela. ¿Parece difícil? ¡Si!, pero una cosa resulta clara: Sólo una práctica política redefinida en términos de SERVICIO Y GESTIÓN ORIENTADOS AL BIEN COMÚN podrá superar los duros vendavales que nos esperan.

En el pasado quedarán el caudillismo y el militarismo del siglo XIX;  Igualmente en el pasado quedarán el paternalismo burocrático que caracterizó la segunda mitad del siglo XX. Redefinir el proyecto nacional venezolano, rescatar la convivencia, producir la optimización masiva y urgente de los servicios públicos mientras se generan los cambios educativos y culturales que harán posible la construcción de una economía abierta y productiva, en la que empresas privadas exitosas ofrezcan empleos de calidad y bien remunerados a venezolanos con la formación necesaria para acceder y ejercer tales oportunidades, todo eso es lo que debe estar en nuestro futuro. ¡Palante!

sábado, 2 de diciembre de 2017

LECHE A MILLÓN...

 
“Prendan la luz que es diciembre” repite la propaganda oficial, fastidiosa, machacona.  Pero luz no hay, y diciembre tampoco. El colapso del Metro hace que, como zombies, los caraqueños caminen en la oscuridad al final de la jornada, porque en estos tiempos anochece más temprano en calles sin alumbrado, atestadas de basura y sin camionetas de transporte público.  Sombrío, frio, nublado empezó el último mes del año.  El asunto no es climático. Es económico. Es social. Es de sentido común: Hay hambre, hay miedo, hay rabia.  En las calles y en las casas.  En estómagos y corazones. 

 
La macro economía y la micro economía se unen en una sola tortura: el cambio ilegal llegó a más de cien mil bolívares por cada unidad de la divisa innombrable, y la leche en polvo llegó a casi un millón de bolívares por kilogramo.  Los centros comerciales parecen funerarias, por lo tristes, y las funerarias parecen joyerías, por sus precios. 

   
El régimen planificó y programó con cuidado este anti-diciembre que desde hace tres días transcurre. Meses atrás lanzamos el alerta: “¡Lo que viene es hambruna…!”  No hacia ser falta ser vidente. Investigamos y sabíamos lo que estaba pasando en el rebaño vacuno nacional, diezmado por la aftosa; Sabíamos que al no haber maíz amarillo ni soya para el alimento concentrado de pollos y gallinas ponedoras, no habría tampoco pollos ni huevos; Sabíamos de la reducción de la superficie sembrada en todos los rubros agrícolas, porque el gobierno no importó la semilla suficiente y la que importó fue de mala calidad, lo que reduce el rendimiento por hectárea, y porque no había ni pesticidas ni insumos para sembrar ni vialidad para sacar la exigua cosecha.  Lo supimos y lo dijimos;  Lo sabían los productores, y lo denunciaron;  Lo sabía la dirección opositora y no hizo caso de la crisis económica y social, enfrascada como estaba en la pugna jurídico-política; Lo sabía el gobierno, lo sabe bien, porque esta destruyendo el país a conciencia. 
 
 
“Yo he pagado puntualmente la deuda externa”, se vanagloria Maduro, como si fuera una virtud haber endeudado al país de manera opaca e improductiva justo cuando el régimen nadaba en un mar de petrodólares.  Pero además no dice que para pagar esa deuda ha realizado la más drástica y brutal contracción en las importaciones que se haya hecho nunca desde que empezó la era petrolera en Venezuela. El hecho de que esa contracción de importaciones se haga después de haber destruido el aparato productivo interno explica porque hoy no hay alimentos ni medicinas.
 
 
Para intentar vender mentiras el régimen recurre a acelerar la emisión de dinero sin respaldo.  Por eso es que Maduro anuncia que va a “regalar” un “ticket de 4 millones para comprar juguetes” a quienes tengan en su bolsillo el carnet que los acredita como siervos socioeconómicos del Estado. Dinero inorgánico para comprar juguetes inexistentes, porque nadie ha podido producirlos o importarlos.  “La inflación es inducida”, gritaba el gobierno hasta hace poco. Hoy se sabe que al menos en eso dicen la verdad:  ¡La hiperinflación es inducida, inducida por ellos!

 
A última hora una fuente oficial confirma lo que todos sabemos: Petróleos de Venezuela esta destruida por una red de delincuentes y saqueadores rojos-rojitos. La misma red, por cierto, que fue denunciada desde hace más de un año por la Asamblea Nacional, y que en su momento fue protegida por el Ejecutivo Nacional y por el Tribunal Supremo de “Justicia”.  El país sabe que esto no es “lucha contra la corrupción” sino un ajuste de cuentas entre bandas en pugna.  Y sabe además que, con una PDVSA destruida, será mucho más difícil el proceso de reconstrucción de la economía, de la convivencia y de la estabilidad en el país.

 
Esa es la angustia de los pacientes transplantados, de los pacientes renales, de los que luchan contra el cáncer, de los que luchan contra la hemofilia o contra muchas otras dolencias catastróficas, condenados a muerte por falta de medicinas.

 
Ese es el dolor de los nidos vacíos, de esos hogares venezolanos hoy sin hijos y sin nietos, apartamentos y casas que súbitamente se volvieron demasiado grandes, llenas de vacíos y de silencios por la emigración forzada.

 
Ese es el dolor de los venezolanos víctimas de la malaria o aterrados por la difteria, indignados por las insólitas declaraciones de un ministro de la “salud” en las que habla de una jornada de aplicación de una inexistente vacuna contra la malaria, mientras la vacuna contra la difteria si existe pero no se encuentra.

 
Ese es el dolor de los padres y madres de familia que vimos como en 18 años pasamos de tener aquel país en el que los “niños de la calle” pedían propinas en los semáforos, a este país en el que los “niños de patria” literalmente mueren de hambre en calles y hospitales.

 
Ese es el dolor de quienes vemos como pasamos de aquel país en el que los perros callejeros rompían en las noches las bolsas de basura, a este país en el que los indigentes se comen a los perros callejeros…

 
Ojalá que el régimen y la dirección opositora entiendan el dramatismo de esta hora venezolana. No es la continuidad del régimen o el acceso de la oposición al poder lo que esta en juego. El colapso que esta a punto de ocurrir puede devastar al país, acabar con gobierno y oposición y sumir lo que quede de Venezuela en una noche oscura y feroz, con la factura petrolera (disminuida pero siempre apetecible) en manos de los pranes del crimen político, y con la vida cotidiana del venezolano en manos de los pranes del delito común, que ya hoy ejercen control territorial en extensas zonas.



Evitar ese panorama horrendo aun es posible. Pero el tiempo se acaba.  Es necesario entonces que el país que estudia y trabaja, el país que investiga y se esfuerza, el país que hace arte y deporte, eleve su voz y haga presión. 

Presión popular, presión ciudadana, legítima y pacífica, para que en vez de caer al abismo de la destrucción y la violencia, Venezuela pueda elevarse por encima de la incompetencia y la corrupción del gobierno y también por encima del egoísmo y la inmadurez que a veces atrapa a la dirigencia de la oposición. 

Claro que se puede.  ¡Palante!




sábado, 25 de noviembre de 2017

CABLE A TIERRA… ¡URGENTE!

 
“¡Aquí no se viene a ver, aquí se viene a comprar, hagan su cola, circulen, circulen, no quiero mirones!”… Así le gritaba un efectivo de la Policía Nacional “Bolivariana” (traje de camuflaje, boina roja, rostro amenazante, ademán violento) a las asombradas, indignadas y asustadas amas de casa que este viernes 24 acudieron al Mercado Municipal de Guacaipuro, ubicado en la céntrica avenida Andrés Bello de Caracas, a tratar de comprar algo de pollo, carne, huevos o granos.

 
EL MERCADO CONVERTIDO EN CUARTEL…

Los vecinos se encontraron con el mercado militarizado, tomado por la PNB y por efectivos de la Guardia Nacional.  Muchos locales estaban cerrados, pues sus propietarios prefirieron bajar sus “santamarías” -quizás de manera definitiva- antes que ser obligados a vender a pérdida agravada, esto es, a precios que están por debajo no ya del costo de reposición sino incluso por debajo del precio al que ellos adquirieron esa mercancía;  Otros no tuvieron esa suerte y fueron obligados a liquidar su existencia (la del inventario y la del negocio).  La congoja no era solo de los comerciantes. Incluso quienes estaban en la larga cola de compradores no expresaban alborozo alguno por la oportunidad de comprar jabón en polvo o leche condensada a precios de hace cuatro años:  Saben que, literalmente, ese “operativo” será “pan para hoy y hambre para mañana”…

El gobierno continúa haciendo jugadas de rutina en una situación que ya no es rutinaria: Las “fiscalizaciones cívico-militares” contra el comercio, a escasos días de las elecciones municipales, son el equivalente al “Dakazo” electro-doméstico previo a las elecciones municipales del 2013 y al “Dakazo” alimentario intentando en octubre-noviembre de 2015 antes de las elecciones parlamentarias.  Pero a diferencia de aquellas monstruosas muestras de irresponsabilidad gubernamental, esta de hoy se produce en un país ya agredido por la hiperinflación.  Un país en el que a cada vez menos gente le importa “la construcción del socialismo” o “el retorno a la democracia”, pues todas las energías –las que quedan- están concentradas en un único objetivo: Sobrevivir.

 
EL POZO PETROLERO Y EL PUESTO DE BUHONERO

Quien busca pan no va a la panadería pues sabe que allí no lo va a encontrar, va a la casa del “camarada revendedor”;  Quien necesita efectivo no va al banco a buscarlo pues sabe que allí no hay, va a “comprarlo” a quien puede vendérselo con un recargo “socialista” que puede ser del 20 o 30%; En muchos estados del país quien necesita gasolina no acude a la estación de servicio, cerrada por falta de combustible o bloqueada por colas interminables, sino que acude al “pimpinero”:  El régimen no sólo ha destruido el aparato productivo y ha hostigado al comercio que paga impuestos y genera empleo, sino que ha empujado al país entero a la más abyecta informalidad, actividad que siempre esta en el limbo de la ilegalidad y que por eso mismo es permanentemente extorsionable por quienes tienen el poder para abusar de él.

Para algunos burócratas de antes, Venezuela no era un país sino un pozo de petróleo glorificado, fuente de renta para cazar;  Los saqueadores de ahora se dividen en dos grandes subespecies: Los de arriba, que siguen viviendo del maná petrolero, y los de abajo, que con sus mafias roji-verdes viven de chuparle la sangre y el sudor al venezolano trabajador que -como ya no tiene empleo por la quiebra, el cierre o la confiscación de empresas- ha desarrollado “estrategias de supervivencia” y ha sido colocado en situación de indefensión al ser obligado a informalizar su actividad económica.

 
En Venezuela la inmensa mayoría ya no vive, apenas sobrevive.  Y buena parte de la mafia oficial se lucra haciéndole cada vez más difícil la sobrevivencia a esa mayoría, inventando alcabalas donde no las había:  En la mafia, mientras los de arriba viven de los restos del festín petrolero, los de abajo viven de la impunidad con que roban, invaden, “expropian”, cobran coimas, matraquean…

Esto ya no se aguanta.  Todos lo sabemos.  Pero… ¿De donde vendrán las soluciones?

 
RECOBRAR SENTIDO DE LA REALIDAD

Las soluciones no vendrán del gobierno.  Al menos, no de ESTE gobierno. Su proyecto es empobrecedor. Necesitan aplanar la sociedad venezolana, necesitan que todos estemos en la miseria para allí dominarnos por hambre y por miedo.  Incluso si quisieran rectificar no pueden hacerlo, por la inercia del saqueo y porque las estructuras delincuenciales que viven de la rapiña (los contrabandistas del combustible, las mafias del cemento y de la cabilla, las mafias con y sin uniforme que controlan la distribución de los cada vez más escasos alimentos, las bandas de delincuentes que armaron y entrenaron para garantizarse el control social en las “zonas de paz”…) aunque surgieron al amparo del proyecto político autoritario ya se autonomizaron de él y hoy tienen más poder que el propio Estado.  No.  De un gobierno que tiene cuatro años prometiendo que va a publicar las listas de las empresas de maletín que se han forrado de dólares y no lo ha hecho, no se puede esperar solución alguna.

 
Tampoco vendrán las soluciones de una oposición dividida, fracturada por egos, convertida en archipiélago de franquicias.

Porque las soluciones sencillamente no “vendrán”:  ¡Tenemos que construirlas! Y esa construcción pasa porque en la sociedad civil salgamos del marasmo y de la tristeza y pasemos a hacer legítima presión ciudadana CONTRA el proyecto autoritario y A FAVOR de que la oposición venezolana se una en torno a una ESTRATEGIA DE PODER, con un proyecto de país claro y con un concepto de LIDERAZGO COLABORATIVO, que permita que quienes son dirigentes y quienes aspiran a serlo cooperen entre si en la construcción del cambio en vez de competir entre ellos impidiendo el cambio, desprestigiándose y destruyéndose mutuamente.

 
Hoy el oficialismo es una “federación de verdugos” y la oposición un “todos contra todos”.  Los venezolanos tenemos que hacer presión por convertir a este gobierno en un mal recuerdo, y a la oposición en alternativa de poder. 

Eso no ocurrirá “espontáneamente”. Los ciudadanos tenemos que presionar para que pase. Tenemos con que. ¡Palante!