Llegamos al día.
Veamos también como y hacia donde salimos de él.
¿CÓMO
LLEGAMOS AL 15-O?
Llegamos al 15-O a punta de esfuerzo y coraje.
Llegamos al 15-O a pesar de que el régimen ilegalmente
retrasó las elecciones un año.
Llegamos al 15-O a pesar de que la oposición no exigió con
fuerza la realización de las elecciones regionales en 2016 cuando correspondía,
porque un sector de la dirigencia impuso la línea de subordinar todo esfuerzo a
la búsqueda del Referendo Revocatorio, colocando así todas las esperanzas en
una sola iniciativa, con los resultados ya conocidos.
Llegamos al 15-O a pesar de la mala fe del régimen, temeroso
del voto popular.
Llegamos al 15-O a pesar de la irresponsabilidad de un
sector de la dirigencia opositora que alentó la ilusión de que “la calle” no
era para exigir elecciones sino para “salir del régimen”.
Llegamos al 15-O a pesar de que el régimen “adelantó el retraso”
(frase insólita, sólo posible en dictadura) cuando intempestivamente las
elecciones regionales que estaban anunciadas para diciembre 2017 fueron
bruscamente convocadas para octubre 2017, con la intención de realizar los
comicios lo más cerca posible de la derrota de la “La Salida Parte 2”, para que
el desencanto y frustración de un sector de la población los llevara a la
desmovilización y la abstención. Llegamos al 15-O a pesar de que, coincidiendo
con el régimen, sectores minúsculos pero bulliciosos supuestamente opositores
se pusieron a hacer campaña pro abstención, pensando en forma oportunista que
de esa manera “capitalizarían” la justa indignación de la gente.
Llegamos al 15-O gracias a que el ciudadano tiene más
compromiso democrático que buena parte de su dirigencia, y valora más el voto
que algunos que han llegado a posiciones de poder ungidos por él. En
definitiva, llegamos al 15-0 porque -aunque el país esta molesto con la
oposición- esta furioso contra el gobierno, y pesa más esto último que lo
primero, ya que derrotar al régimen es para la inmensa mayoría de los venezolanos
un urgente asunto de sobrevivencia, en
tanto que trabajar para tener un liderazgo democrático de mejor calidad es una
tarea permanente.
¿A
QUÉ 15-O ESTAMOS LLEGANDO?
El 15-O es una elección en dictadura y, en consecuencia, no
es una “fiesta electoral” sino un desafío al poder y un acto de verdadera
resistencia democrática.
El 15-O es la “elección” más sucia de todas las que hasta
ahora a organizado el deteriorado Poder Electoral (esto se puede afirmar porque
el 30-J no fue ni siquiera una elección sucia, sino una “fiesta privada” del
oficialismo).
El 15-O es una elección en que hasta el tarjetón electoral
es un factor tóxico, que genera confusión y que induce al voto nulo, al haber
incumplido el CNE con el artículo 163 de la Ley Electoral que permite realizar
sustituciones de candidatos hasta 10 días antes de las elecciones.
El 15-O es una elección en la que, gracias a las trampas del
poder y sus agentes electorales, a pocas horas de los comicios casi un millón
de votantes no saben a ciencia cierta donde podrán emitir su voto, pues cientos
de centros de votación fueron “reubicados” a última hora.
El 15-O es la ocasión en que las trampas del poder
demostrarán ser un dique roto, patético, desvencijado y rebasado por la
gigantesca marejada de descontento popular.
¿Y
DESPUÉS DEL 15-O QUÉ?
Escenario
indeseable:
Tras una amplia victoria opositora, “liderazgos” y partidos
creen que “el mandado esta hecho”, que “el gobierno esta caído”, y se dedican
entonces a competir entre ellos para ver quien es el que termina por
usufructuar el capital político generado por la victoria electoral del 15-O;
Arrancan campañas electorales prematuras de precandidatos opositores que se
insultan y descalifican entre si, desarrollan esas campañas y candidatos un
discurso radical para seducir al
electorado opositor, lo que distancia a la oposición de la crisis económica y
social que sufre la mayoría del país; El hambre, la inflación desbocada y el
colapso general de los servicios detonan una convulsión social que se lleva por
el medio al régimen… y también a la oposición.
Escenario
deseable:
La
diferencia entre el escenario deseable y el indeseable (y las múltiples
variantes posibles de cada uno de estos) la hará la presión de la ciudadanía:
Llegamos al 15-O porque el sentido común, la intuición
popular y la cultura republicana de la ciudadanía supo derrotar la pretensión
totalitaria del régimen, la incoherencia de un sector de la dirigencia
opositora y el oportunismo abstencionista de los supuestos radicales.
Saldremos
bien del 15-0, evitando que ésta (como la del 6-D) sea una victoria despilfarrada,
si logramos que esa presión ciudadana siga enfrentando al régimen moribundo y
continúe exigiendo al liderazgo democrático ofrecer al país la mejor de si
mismos: Un liderazgo que sea capaz de diferir la gratificación y de anteponer
el éxito de la transición democrática a las ambiciones de caudillos o grupos.
¡Palante!