1) 2014 termina lleno de lecciones duras y costosos aprendizajes: Durante el primer semestre, valientes representantes de la juventud y los estudiantes demandaron con vehemencia libertad y democracia y reclamaron su derecho a tener futuro en su país; durante el segundo semestre, irreverentes representantes de la clase obrera en SIDOR, en CORPOELEC, en los centrales azucareros estatizados, en las empresas cementeras expropiadas, en Bolivariana de Puertos y hasta en la misma PDVSA, desafiaron al Patrono-Gobierno en defensa de sus derechos económicos y sociales.
2) La respuesta del gobierno fue represión brutal, violación masiva de derechos humanos, criminalización de la protesta y judicialización de quienes protestaban. El gobierno perpetró tanto la represión de los cuerpos de seguridad del Estado como la guerra sucia de grupos irregulares contra todo aquel que protestaba. Por eso 2014 termina con presos políticos: unos son estudiantes contestatarios, otros son obreros chavistas, otros son dirigentes políticos opositores, todos son venezolanos agredidos por un régimen ineficiente y corrupto.
3) Esas luchas cubrieron todo el país en lo geográfico y en lo sociopolítico, y tanto las peleas de la juventud opositora como las de los obreros en su mayoría chavistas mostraron mucho coraje. Pero lo que no tuvieron fue unidad, dirección clara ni sentido definido: se protestó, si, pero en momentos distintos, en lugares distintos, por motivos distintos, enfrentando divididos al mismo adversario. Ese adversario, aunque infinitamente más débil que el pueblo, pudo imponerse por una razón elemental: luchamos divididos, y por eso el gobierno pudo postergar su derrota.
4) Pero esa no es una responsabilidad imputable a los estudiantes o a la la ciudadanía. 2014 es el año en el que la clase política venezolana (TODA, tanto la gobiernera como la obligada a transformarse en Alternativa) debe pedir perdón al pueblo venezolano.
5) La clase política oficialista debe pedir perdón a todo el pueblo, pero en primer lugar a su propio electorado, por haberlo traicionado. Tras 13 años de una bonanza petrolera jamás vista en la historia, ahora que la fiesta de los altos precios del crudo llega a su fin resulta que Venezuela no sólo no tiene ahorros, sino que está endeudada hasta los huesos. Y todo ese dinero, tanto el del petróleo como el del endeudamiento, ha sido saqueado por unos sujetos que hablan como supuestos “revolucionarios” pero que viven rodeados de lujos mal habidos, y que para seguir saqueando al país con impunidad necesitan seguir teniendo una Contraloría que no controle, una Fiscalía que no fiscalice, una Defensoría del Pueblo que en realidad sólo defienda al gobierno, unos tribunales que en vez de administrar justicia repartan venganzas, un CNE que alcahuetee el ventajismo, una Asamblea Nacional que no controle al Poder Ejecutivo y un Poder Ejecutivo entregado en los brazos de los cazadores de renta. Esa degradación moral y política es lo que algunos cínicos llaman “revolución”.
6) Pero también la clase política opositora acumuló durante 2014 claros motivos para pedir perdón al pueblo venezolano. Las luchas desarrolladas entre febrero y mayo no tuvieron ni dirección política por parte del sector de la dirigencia opositora que las promovió, ni orientación que permitiera redefinirlas por parte del sector de la dirigencia opositora que las cuestionó. Esa división paralizó a la oposición prácticamente hasta fines de septiembre, mientras el país sufría los rigores de la escasez, el desabastecimiento, las devaluaciones disfrazadas, la carestía disparada y la inseguridad atroz. Mientras el pueblo era humillado en las colas para tratar de comprar alimentos, o moría de mengua sin encontrar medicinas en hospitales ni farmacias, la oposición se destrozaba a si misma en un debate lleno de descalificaciones pero vacío de realidades.
7) De octubre a esta parte se han producido algunos cambios (demasiado lentos, demasiado pocos) hacia una mayor coherencia en la oposición. Producto de ellos ahora la MUD se pronunció sobre el tema de las sanciones internacionales a los represores corruptos con mayor claridad, pagando por ello el precio de las amenazas de judicialización y el linchamiento mediático oficialista. Producto también de esos cambios fue que, a pesar de destempladas poses individuales, la bancada opositora en la AN votó unida y sin fisuras contra las propuestas del oficialismo en el proceso que debió ser de “renovación de poderes”. También la MUD ejerce ahora con renovado énfasis unitario la solidaridad con los presos, exiliados y perseguidos. Tales cambios son sin embargo insuficientes para dar respuesta eficiente a esta gravísima hora venezolana.
8) En efecto, la promesa del 24 de septiembre, de “lanzar la MUD a la calle con el pueblo” no ha podido ser cumplida... por los momentos. “Capitalizar el descontento” pasa por ir a su encuentro, y el pueblo descontento no se encuentra en ninguna de las versiones de “la calle” que el convencionalismo opositor acostumbra: ni en las marchas opositoras de los ya convencidos, ni en las plazas de siempre con las barricadas de siempre. El pueblo descontento esta allá, donde se acaba el asfalto, y también allá, en las urbanizaciones azotadas por el hampa. Tanto los pobres de siempre como los empobrecidos de ahora, es decir, tanto los sectores populares como la golpeada clase media, siguen esperando a una oposición que luche con ellos, desde su realidad, por sus problemas reales, sin perder nunca de vista la necesidad del cambio democrático para toda Venezuela.
9) Tras confirmar “por dentro” lo que “desde afuera” intuíamos, tras 14 semanas al frente de la secretaría ejecutiva de la MUD, ya al filo del 2015, presento también mis disculpas al pueblo del que soy hijo y reitero mi compromiso: Voy a luchar para que en el primer trimestre del 2015 se elijan los candidatos de la Alternativa Democrática mediante el mecanismo dual de primarias y consensos; Voy a luchar para que toda la oposición entienda y asuma que la calle con pueblo es el escenario fundamental de la lucha política; Voy a luchar para que la oposición presente al país una propuesta clara que defina como será el transito desde el actual desastre rojo hacia la Venezuela Tricolor que todos merecemos y necesitamos; Voy a luchar para que la “campaña electoral” de la oposición consista en la lucha diaria, junto al pueblo, contra el paquetazo rojo y contra la represión ejercida por sus poderes secuestrados. Voy a luchar para que ese activismo social y político del día a día se vea coronado por una inmensa victoria en las elecciones parlamentarias, porque la única manera de no ganarle electoralmente a un gobierno con 80% de rechazo es absteniéndose, y ese gusto no se lo vamos a dar al régimen.
10) Voy a luchar, en fin, porque 2015 termine con una clase política opositora que en vez de pedirle perdón al pueblo pueda mostrar con hechos que ha sido capaz de detener la caída del país e iniciar su recuperación.
11) Voy a luchar por construir espacios desde los que el pueblo democrático independiente pueda hacer política y no simplemente ver como otros la hacen, espacios para compartir y no para “competir” con los partidos, pues ni los ciudadanos podemos soslayar el rol de los partidos como instituciones claves en una democracia, ni los partidos pueden soslayar el rol de la ciudadanía como fuente primaria de toda legitimidad.
12) Estoy claro que esta no es una lucha individual sino una gesta de muchos, en la que será vital tanto el concurso de los militantes partidistas que están trabajando para ser parte de la solución y no del problema, como la legítima presión de la ciudadanía independiente que con su participación y no sólo con quejas demande cada vez mayor calidad a la dirigencia. Si TODOS tenemos éxito en este empeño de construcción de democracia, 2015 será efectivamente un FELIZ AÑO, precursor de otros aun más felices, los de ese porvenir que es ciertamente un por hacer.
¡AHORA MAS QUE NUNCA,
FUERZA VENEZUELA!
¡LA FUERZA ES LA UNIÓN!
Jesús Chúo Torrealba
Activista social
Comunicador popular
Secretario Ejecutivo de la Mesa de Unidad Democrática