domingo, 28 de mayo de 2017

CONTRA LA GUERRA CIVIL

   
Venezuela no vive (¿aún?) una guerra civil, sino una represión criminal que ha causado ya casi 60 venezolanos asesinados en menos de dos meses de manifestaciones, en su inmensa mayoría pacíficas. Para que haya “guerra civil” tienen que existir dos bandos armados en pugna.  No es ese el caso venezolano actual. En nuestro país una inmensa mayoría desarmada exige cambio político, recuperación económica y reencuentro social, y enfrenta a una exigua minoría.  Pero ésta, a pesar de serlo, no solo busca mantenerse en el poder sino que adelanta una maniobra para rediseñar el Estado y eternizar su hegemonía, valiéndose para ello de las dos únicas herramientas de que dispone:  Poder burocrático y capacidad de reprimir. Esa maniobra es la Constituyente “sectorial”, corporativa, que adelanta el impresentable dúo Maduro-Lucena, y que coloca al país a las puertas de una fractura devastadora.
 
 
BANALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA


El régimen de Maduro se ha quedado sin aliados internacionales (¡hasta Ernesto Samper esta ahora exigiendo elecciones!), sin aliados internos (luego que la “relegitimación de partidos” casi asesina a sus socios del antiguo “Gran Polo Patriótico”), sin partido (pues Maduro sustituyó al PSUV por el llamado “Carnet de la Patria” como mecanismo de comunicación y control con lo que le queda de base social) y sin pueblo, pues todos los sondeos revelan ya que la tasa de desaprobación de Maduro increíblemente supera el 90%. ¿Cómo es posible entonces que un régimen en esas condiciones pretenda dar un golpe de mano, patear la Constitución y adueñarse del Estado y de la sociedad?


 
La respuesta es: ¡Frivolidad, voluntarismo y miedo! El miedo a las consecuencias de perder el poder hace que el régimen (sobre todo ese sector que enfrenta acusaciones por peculado masivo, violación de derechos humanos y narcotráfico) desestime eso que la jerga marxista denomina “condiciones objetivas y subjetivas” de la lucha política, cuyo análisis revela que el Diosdado-Madurismo no es sostenible porque no tiene pueblo, dinero ni liderazgo.  Ese miedo lleva al régimen al voluntarismo, a creer que basta con gritar “¡A-PRO-BA-DO!” delante de un grupito de empleados para que el empeño continuista se transforme en realidad política, y finalmente ese voluntarismo lo lleva a la frivolidad criminal, a la banalización de la violencia, a creer que la represión ejercida por la Policía Nacional Bolivariana, la Guardia Nacional y los grupos paramilitares maduristas puede hacer la diferencia, sin ver que la represión apenas puede contener (cada vez con mayor dificultad) a muchachos con escudos de madera y latón, pero no puede desmovilizar a una amplia e indignada alianza social, compuesta por los pobres de siempre y los empobrecidos de ahora, una mayoría que decidió que el tiempo histórico de la actual hegemonía se acabó, que el Diosdado-Madurismo no representa a nadie (ni siquiera al chavismo), y que recuperar sus vidas, sus familias, sus empleos, y su derecho al futuro pasa necesariamente por salir del régimen. 


 
LA AMENAZA INMINENTE


Esta situación impone un reto complejo a la sociedad democrática y a la dirección política de la Unidad, reto que hasta ahora ha sido enfrentado correctamente, con combativa firmeza: Al gobierno de una secta minoritaria y armada, que desconoce las instituciones que no le son sumisas y que cierra los canales de participación política del pueblo como referendos y elecciones, sólo se le puede enfrentar con la movilización pacífica y contundente de la ciudadanía democrática. Y así ha sido, a un costo altísimo y con un impacto nacional y mundial del cual la dictadura no podrá ya recuperarse.  


 
Pero la nueva pregunta es:  Tras la amenaza de corto plazo que representa la convocatoria inconstitucional de una falsa constituyente, ¿Cuál es ahora el objetivo de la resistencia pacífica, de la heroica movilización del pueblo y en particular de la juventud venezolana? ¿Es posible seguir exigiendo “elecciones generales”, cuando para esta semana el binomio Maduro-Lucena esta convocando a inscribir las “postulaciones” para la Constituyente Fascista? ¿Es posible simplemente ignorar tal convocatoria? ¿Tiene sentido boicotear ese proceso, y darle así a Maduro la oportunidad preciosa de presentarse ante el mundo como un “demócrata” y exhibir a la oposición como “violentos que no quieren permitir que el pueblo vote”? ¿Cómo actuar?


 
MOVILIZACIÓN SI ¿HACIA DÓNDE?


Obviamente, la movilización pacífica del pueblo en la calle tiene que continuar.  Ya en un mensaje anterior (“Del dolor y la rabia a la victoria y el reencuentro”, domingo 7 de mayo 2017, http://radardelosbarrios-fuerzavenezuela.blogspot.com/2017/05/del-dolor-y-la-rabia-la-victoria-y-el.html ) planteamos humildemente algunas ideas sobre como ampliar y profundizar esa movilización. El asunto ahora es definir CON PRECISIÓN  que es lo que buscamos con la presión social del pueblo en la calle. 


 
Porque no basta ahora con decir que “queremos elecciones”, “exigimos cambio” o “Maduro vete ya”.  La crisis venezolana llegó a un momento extremadamente peligroso, y lo que se haga ahora determinará si la situación involucionará a una guerra civil o a un golpe de estado, o si evolucionará hacia la construcción de una transición a la democracia. Quizá a esto se refería el Secretario General de la OEA, Canciller Luis Almagro, cuando en su mensaje sobre Venezuela emitido el pasado 20 de mayo ( http://www.oas.org/es/centro_noticias/comunicado_prensa.asp?sCodigo=C-045/17) afirmó textualmente: Es la hora de la negociación definitiva para acordar los términos del restablecimiento de la democracia”. 


 
¿GANAR LA GUERRA? ¡NO: IMPONER LA PAZ!


¿En que “negociación”, para usar el término empleado por Almagro en su mensaje, esta dispuesta a participar la dirección política de la oposición venezolana? ¿Qué “negociación” esta dispuesta a respaldar desde la calle, desde el fragor de la lucha, desde el dolor de sus muertos, la sociedad democrática venezolana?  Eso es indispensable definirlo, asumirlo con valentía y explicarlo con pedagógico coraje.


 
Porque una cosa está clara: Así como el régimen incurre en banalización de la violencia  cuando cree que puede eternizarse en el poder con bombas, disparos y juicios militares, ignorando la realidad social y prescindiendo de la política,  la oposición podría incurrir en una banalización similar si frente a una situación tan compleja como ésta se responde con la sola repetición de las mismas convocatorias que hasta ahora efectivamente han arrebatado al régimen la iniciativa.  



La calle movilizada ha sido exitosa, si, pero ella sirve para apoyar la estrategia de cambio, NO PARA SUSTITUIRLA.  El desafío de los demócratas no es “ganarle la guerra al régimen”, sino promover su fractura, aislar a sus sectores radicales e imponerles la paz. Poder hacerlo es un asunto de fuerza, que duda cabe. Pero saber hacerlo es un asunto de conducción. Y estamos seguros de que nuevamente la Venezuela Democrática encontrará el camino adecuado. 

¡Palante!

domingo, 21 de mayo de 2017

EL "¡YA BASTA!" DE FE Y ALEGRIA


Por el carácter público del documento, porque consideramos que el mismo tiene una extraordinaria importancia en la muy difícil hora que vive nuestro país, y porque sus autores forman parte de una institución inobjetable que vive, lucha y construye esperanza en el corazón de los sectores populares de toda Venezuela,  reproducimos el comunicado que,  bajo el título Fe y Alegría dice de nuevo: ¡YA BASTA!”,  publicó este movimiento de educación popular integral y promoción popular ayer sábado 20 de mayo de 2017. A continuación, el texto íntegro del comunicado:

 
“Venezuela se nos ha llenado de dolor, sufrimiento, angustia, violencia, miedo, represión y muerte. 


Sí, mucha muerte y con saña.  Toda sociedad pasa por luchas y conflictos. Y es en el modo de enfrentarlos donde se evidencia o niega su talante democrático. El uso desmedido de la fuerza, la calificación de las manifestaciones como insurrección armada y no ver en ellas la justa indignación de la gente, la usurpación de la justicia ordinaria y civil por tribunales militares, la violencia y muerte diaria, la destrucción vandálica de bienes públicos o privados, el trato cruel a los detenidos son inaceptables para una sociedad democrática. Estamos perdiendo la vida, la democracia, el país.


La solución no es enfrentarnos unos a otros hasta derrotar al adversario.  Ya basta. Dejemos a un lado la intolerancia y a los intolerantes. Necesitamos recuperar la institucionalidad democrática y la vigencia de los DDHH. Tenemos que reconstruir nuestra democracia para la esperanza y la vida, con instituciones al servicio de todos los venezolanos, sin discriminaciones ni descalificaciones. Hacemos nuestras las palabras del Papa Francisco:


“No dejan de llegar noticias dramáticas sobre la situación en Venezuela y el agravarse de los enfrentamientos, con numerosos muertos, heridos y detenidos. Mientras me uno al dolor de los familiares de las víctimas, para quienes aseguro oraciones de sufragio, dirijo un apremiante llamamiento al Gobierno y a todos los componentes de la sociedad venezolana para que se evite cualquier ulterior forma de violencia, sean respetados los derechos humanos y se busquen soluciones negociadas a la grave crisis humanitaria, social, política y económica que está agotando a la población. Encomendamos a la Santísima Virgen María la intención de la paz, de la reconciliación y de la democracia en ese querido país”.


Junto a Francisco, les decimos a todos los componentes de la sociedad, y sobre todo al gobierno: Detengamos la violencia. Ya basta de personas asesinadas y heridas.  Ya basta de infundir miedo. Ya basta de familias acorraladas por bombas lacrimógenas, perdigones y balas. Ya basta de obstáculos a la libre movilización de personas y de marchas. Ya basta de asedio nocturno. Ya basta de destrucción de bienes públicos y privados. Rechazamos la violencia, venga de donde venga.


  
  • Rectores del Consejo Nacional Electoral cumplan con su responsabilidad. Ustedes pueden abrir caminos de solución. Demuestren que son un poder autónomo. Reconozcan que gran parte de lo que sucede se debe a que ustedes no han cumplido con sus obligaciones. Caigan en cuenta de que mucho de lo que está sucediendo tiene que ver con la suspensión del referéndum el año pasado. 
  • Señores de las Fuerzas Armadas Bolivarianas de Venezuela. Ustedes juraron cumplir y hacer cumplir la Constitución y proteger a todo el pueblo. Ustedes conocen y padecen esta situación. Ustedes no se formaron para reprimir al pueblo venezolano ni para vivir en guerra con sus hermanos, vecinos y paisanos. Ustedes están llamados a pensar y actuar estratégicamente. Miren más allá de los intereses particulares, de las emociones y reacciones propias del enfrentamiento. ¿Qué país quieren para sus hijos y nietos? Delante de Dios, de sus conciencias y del amor a sus familias, pregúntense: ¿Vale la pena lo que están haciendo?
  • Poder ejecutivo, gobiernen para todos y todas por igual, respeten la autonomía de los poderes, combatan a fondo la corrupción, abóquense a superar el rentismo y la dependencia petrolera para ser un país autónomo, capaz de producir la comida, medicinas y servicios que este sufrido pueblo se merece y necesita. Trabajen a fondo para que la población camine segura por las calles y acaben con los grupos civiles armados.
  • Fiscal general de la República, siga siendo vigilante de la vigencia de la Constitución y las leyes y sancione a quienes las violen y rompan o traten de romper el hilo constitucional.
  • Señores de la oposición, su liderazgo se medirá por la conducción inteligente de la movilización popular superando la violencia en todas sus manifestaciones. Están llamados a ser líderes de la resistencia no violenta que modele el comportamiento de todos los movilizados. La estrategia no es la confrontación violenta. Se trata de convocar y ganar el mayor número de personas y sectores sociales. Sean expertos del diálogo y la negociación.
  • Sociedad venezolana, necesitamos alimentar la esperanza, seguir firmes en nuestro compromiso democrático,  administrar positivamente la indignación y la rabia  que supere la tentación de la  división, el odio y  la venganza.
 
Actuemos prontamente, antes de que la anomia y la anarquía se nos hagan incontrolables. 


Manuel Aristorena, Director General de Fe y Alegría




Humildemente sugerimos la lectura y discusión de este documento en todos los movimientos sociales, consejos comunales, asociaciones de vecinos y asambleas de ciudadanos.  

Su firme condena al régimen (“El uso desmedido de la fuerza, la calificación de las manifestaciones como insurrección armada…, la usurpación de la justicia ordinaria y civil por tribunales militares… son inaceptables para una sociedad democrática”), la expresa exigencia al liderazgo opositor (“Están llamados a ser líderes de la resistencia no violenta que modele el comportamiento de todos los movilizados. La estrategia no es la confrontación violenta. Sean expertos del diálogo y la negociación”) y el mensaje claro a la sociedad toda (“Ya basta. Dejemos a un lado la intolerancia y a los intolerantes”) hacen de este comunicado de Fe y Alegría un instrumento de DOCENCIA SOCIAL de gran importancia y utilidad para tener claro el objetivo de la lucha y también las formas concretas (masivas, inclusivas, no violentas) que deben caracterizar este esfuerzo de todos para que pueda ser victorioso.



Ahora más que nunca… ¡Fuerza, Venezuela! ¡Palante!  

domingo, 14 de mayo de 2017

¡EN EL DÍA DE LA MADRE MADURO PUSO PRESA A “MAMÁ LIS”!

 
“Mamá Lis” es Lisbeth Añez. A la 1 de la madrugada de ayer sábado 13 de mayo, vísperas del Día de la Madre, un tribunal militar la imputó por “traición a la patria y rebelión militar”, le dictó privativa de libertad y designó como sitio de reclusión el SEBIN-Helicoide. Como una madre, Lisbeth Añez se ha dedicado a llevarle comida, solidaridad y afecto a los presos políticos venezolanos, en especial a los más jóvenes, a los estudiantes detenidos en 2014 y a los que desde entonces han caído en las garras de la represión. Con expresa autorización de su autora, la periodista Faitha Nahmens, reproducimos a continuación parte de la semblanza que hizo de Mamá Lis, publicada el pasado 17 de febrero de 2017 en la Revista Clímax. Material indispensable para que el país y el mundo tengan cabal idea de dos cosas:  De quien es Lisbeth Añez, “El Ángel de los Presos Políticos”,  y del tamaño de la canallada cometida contra ella y contra todas las madres de Venezuela:

“Parió dos, pero se tomó a pecho –literalmente- el poema de Andrés Eloy Blanco, y tiene todos los hijos del mundo; o casi. Administradora de profesión en horario de oficina, y solidaria por devoción a tiempo completo, a sus intensos cuarentas, una hornada de jóvenes venezolanos con arresto -por valientes más que por su condición de presos-, llama a Lisbeth Añez Tohmi Mamá Lis desde que, conmovida por la atroz respuesta oficial a las manifestaciones estudiantiles de 2014, se convirtió en una suerte de ángel custodio y omnipresente de los más de cien muchachos que están encarcelados y aislados de sus familias por razones que no son.

Protectora que se las ingenia para el delivery semanal de comida –y  libros, y periódicos, y abrigos- que reúne para los presos políticos más jóvenes, y activista sin partido ni fundación -aunque en tiempos tormentosos el paraguas del Foro Penal Venezolano le ha dado cobijo- ella es lo que es: una institución en sí misma y sobre sus propios tacones; una dama de buen ver y mejores intenciones que va puntual los miércoles, o los jueves, o los sábados, o los domingos, y a su aire, a Ramo Verde, al Helicoide, a El Rodeo donde aún está un centenar de muchachos habitando un incómodo y tenaz paréntesis. Sus nombres los conoce al dedillo, igual que sus circunstancias (“Jeheremy Bastardo Lugo es el más joven, cumplió 19”, “Efrén Ortega y José Luis Santamaría están en la misma causa”, “Hay concejales y diputados presos, como Renzo Prieto, al que llaman Cristo”).

Comprometida con un montón de seguidores virtuales a los que conmina a ejercer la solidaridad en 3D –“¡No vale rasgarse las venas en el teclado!”- el suyo es el dulce y también fiero regazo de leona donde se han refugiado los hijos nuestros que ella cela; aquellos que tienen la mamá en San Cristóbal y acaban de trasladar intempestivamente a Catia; los que no tienen recursos y comen terrible; los que se cosieron los labios y llevaron gas del bueno hace exactamente tres años.

Mamá Lis no ceja. En la última visita le hicieron quitarse la ropa, y saltar y agacharse, y saltar y agacharse, en lo que sería una improvisada y aturdida coreografía, escenificada en un corralón poco íntimo donde todas serían tratadas como sospechosasbajo la indiscreta mirada policial. La verdad –dice- esta requisa la tomó por sorpresa, pero admite que siempre es una odisea, una tarea titánica, como diría Teodoro Petkoff, tal vez los gendarmes han aguzado los sentidos luego de tantas fugas –el de TalCual   protagonizó dos. Lo cierto es que ahora, con este gobierno al que la falta un tornillo, porque todos aferran la silla presidencial, es política no respetar a la visita.



 


Como sea, lo que le importa son sus muchachos, los jóvenes que siguen incomodando al hamponato a cargo …. Todo sea por sus chicos, reitera, los que viven en vilo…. no sólo a los que creen en salidas sino también a los que fueron de manos blancas por las calles, los que son miembros de un partido y luchan desde esa plataforma, los que aún confían en dios. Los rosarios son cuentas regresivas de esperanza. Siempre los llevan al cuello y entre manos. Los fabrican ahí, incluso, en las celdas.

Mujer de paz y de manos dadas a la caricia, Mamá Lis ha tenido en casa hasta a 20 embluyinados sudorosos y en riesgo. Su hogar es abrigo, es puerto de afecto, un llegadero de cuidos prodigados y colchonetas regadas. Su papá, un militar retirado que ha estado preso un par de veces, durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, le aconseja cautela desde el norte a donde se mudó y desde donde llora el país. En eso ella coincide, el rímel repentinamente es una oscuridad líquida que avanza más allá de las pestañas. “Él teme por mí pero es que ayudar no puede ser un riesgo, no puedo pensar que verán como un crimen la solidaridad, que es lo que yo hago”, confiesa Lisbeth Añez.

Los que han salido de la prisión siguen cerca, en contacto umbilical. Ella sabe qué hacen, qué sueñan. Son estos, los atormentados, los que sufren pesadillas, los que están solos con los que siempre conversa por las redes cuando no la visitan. Pero está persuadida de que son los jóvenes todos, si guarimberos o miembros de asociaciones civiles, si activos o no tanto, los más expuestos. Juventud, divino tesoro, deviene en carne de cañón. Presos, desencantados, con el pasaporte en la mano, en estampida desde Maiquetía o fajados a por el cambio en paz, son los que corren más riesgo. No es apenas cosa de talante, de pasión o de inconsciencia: la violencia es una estadística descomunal y roja que protagonizan los que apenas tienen entre 18 y 25.

Paciencia o no, Lisbeth Añez Tohmi pensaba que nunca se involucraría activamente en política, bueno, que no militaría en un partido. Así lo ha hecho. Pero el 12 de febrero de 2014 decidió levantarse de la silla frente al Facebook y hacer lo que tenía entre ceja y ceja. Desde entonces prosigue en su afán generoso de ser voz cantante –“soy la voz de ellos”-, de ser memoria -“Hay gente que cree que ya no hay muchachos presos ¡Si apresan por un tuit!”-, de ser madre coraje, de ser Mamá Lis, en tiempos de escasez de tanto, de justicia, de medicinas, de comida. 

Así escribe en las redes: “Hoy día de visita para nuestros héroes, los invito a recordarlos, y a hacer un pequeñito sacrificio apartando de sus mesas una fruta, una verdura, una galleta, un pan, cualquier cosa, no es un mercado, ni siquiera una bolsa, es un solo producto. Tengo muchos amigos en Facebook que frecuentemente me expresan su admiración, y se los agradezco sinceramente, si cada uno de ustedes aporta un producto, yo podré reunir muchos y llevárselo a ellos. No se imaginan cuánto harán con ese gesto y la satisfacción que se siente al hacerlo…”

Esa es Lisbeth Añez, la madre que hoy pasará su Día en injusta prisión, la que fue solidaria con tantos y hoy necesita y merece la solidaridad de todos ¡Palante!

domingo, 7 de mayo de 2017

DEL DOLOR Y LA RABIA A LA VICTORIA Y EL REENCUENTRO

 
Nunca un gobierno que valiera tan poco le ha salido tan caro a un pueblo. No hay aquí “ideología” o “revolución” en juego. Esta es en realidad una situación de rehenes: Un grupo que durante más de una década robó un millón de millones de dólares fue descubierto y le llegó la hora de entregar cuentas, y -ya acorralados por el pueblo democrático venezolano y por la Comunidad Internacional- su último recurso es tener secuestrado a todo un país, y cada pocas horas asesina a un rehén para evidenciar su desesperada renuencia a entregar el poder, es decir, a desprenderse del botín.  Así, ya van casi 40 venezolanos asesinados en poco más de un mes de protestas.

 
DEL “PLAN ZAMORA” AL PLAN HERODES

El dolor que el régimen le ha producido a la nación venezolana es intolerable.  La agresión perpetrada desde el poder contra la gente (manifestantes, comunidades, casas de familia, transeúntes) es inaceptable. El uso letal de armas no letales por parte de cuerpos de seguridad (bombas lacrimógenas disparadas en horizontal directamente al cuerpo de los manifestantes, o perdigones disparados a quemarropa al rostro y tórax de ciudadanos desarmados), así como la actuación impune de grupos armados paramilitares y parapoliciales oficialistas, que ya no sólo hostigan o agreden manifestantes sino que -usando armas de fuego de variado calibre- los asaltan, roban, vejan y detienen, además de invadir conjuntos residenciales y destruir vehículos y propiedades, no puede recibir otro calificativo que terrorismo.

 
La inmensa mayoría de las caídos son jóvenes, algunos casi niños. Víctimas  de 14 años (Brian David Principal, asesinado de balazo en el abdomen en Barquisimeto el 11 de abril); de 17 años (Armando Cañizales, integrante del Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles y a punto de ingresar a estudiar medicina en la UCV, asesinado en Las Mercedes, Caracas, con tiro de perdigón en el cuello el 3 de mayo); de 20 años (Juan Pablo Pernalete, estudiante de la Universidad Metropolitana y deportista, asesinado por impacto de bomba lacrimógena en el pecho en los alrededores de la Plaza Altamira, Caracas, el pasado 26 de abril), y hasta una bebé de apenas dos meses de nacida (Ana Pérez, 4 de mayo, Sala de Pediatría del Hospital Enrique Tejera, Valencia) que perdió la vida al ser afectada por los gases lacrimógenos lanzados por la Guardia Nacional en las cercanías del centro hospitalario, se cuentan entre otras casi cuatro decenas de víctimas fatales con edades que revelan que el Plan Zamora podría haberse llamado “Plan Herodes”, por su ensañamiento contra la juventud y la niñez venezolana.

 
EL USURPADOR
 
Madres venezolanas lloraban a sus hijos muertos mientras Maduro bailaba en televisión.  Ese 3 de mayo la cabeza del régimen celebraba nada más y nada menos que haber perpetrado su más reciente -y probablemente última- usurpación. “Usurpar” es, según el diccionario de la Real Academia Española, “apoderarse de una propiedad o de un derecho que legítimamente pertenece a otro, por lo general con violencia… Arrogarse la dignidad, empleo u oficio de otro, y usarlos como si fueran propios”. El individuo que llegó como llegó a la presidencia de la república diciendo que era “hijo de Chávez”, ese día emitió un decreto convocando él a una Asamblea Nacional Constituyente que -de acuerdo al artículo 347 de nuestra Carta Magna- sólo puede ser convocada por el pueblo. Ese mismo día, al reprimir una marcha pacífica de la oposición, los cuerpos de seguridad y los grupos paramilitares oficialistas generaron 363 heridos y un asesinado.  

   
Desde ese día la situación en nuestro país, que ya era crítica, lo es más aun. No estamos ya en presencia de un gobierno minoritario que trata desesperadamente de evadir elecciones, ganando tiempo para que un hecho fortuito, como un alza inesperada de los precios del petróleo, le permitiera eventualmente cambiar a su favor la ecuación política. Eso era una costosa estupidez, pero lo que se pretende ahora es un crimen: Se quiere usurpar el derecho del pueblo a convocar una Constituyente para disfrazar con ese nombre una estafa, que consiste en rediseñar al Estado para que un grupo minoritario pueda ejercer el poder a pesar y en contra del pueblo, valido sólo del poder de la burocracia y de las armas.  De la “democracia participativa y protagónica” solo queda esa burla sangrienta: Una constituyente corporativa, sectorial, es decir, congruente con el ideal fascista del Estado Corporativo según Benito Mussolini.
 
 
EL REENCUENTRO POSIBLE

De Ceresole a Mussolini pasando por Maduro la distancia es corta pero fatal:  En efecto,  pasar de la ecuación ceresoliana de “Caudillo-Ejército-Pueblo” a la aberración maduro-cabellista de “Pranato-Ejército-Víctimas” no es sostenible. Al menos no sin que se produzcan varias profundas fracturas en la base de apoyo del régimen:  Las declaraciones de altos funcionarios y ex funcionarios del régimen, como la Fiscal General de la República, el Mayor General Rodríguez Torres y el también Mayor General Clíver Alcalá Cordones, de los ex ministros de Chávez Héctor Navarro y Víctor Álvarez, y aun de ciudadanos que por diversos motivos han estado en la “periferia” del oficialismo, como el hijo de Tarek Willian Saab, el cantante Servando Primera o el director de orquesta Gustavo Dudamel, son reveladoras de la progresiva y acelerada descomposición de la base de apoyo de la dictadura. 

 
Pero como bien dijo el primer vicepresidente de la Asamblea Nacional, el Diputado Freddy Guevara, no basta con que muchos abandonen al usurpador.  Es indispensable además que todo aquel que rompa con la cúpula del régimen sea recibido con respeto y consideración por el pueblo democrático venezolano.  Esta no es hora de reavivar pasados desencuentros, por graves que hayan podido ser. Esta es la hora de la unidad nacional contra la dictadura.  El que las personas que disienten del madurismo insistan en reivindicar su condición de “chavistas” no empequeñece su gesto.  Al contrario, lo perfila con nitidez, porque evidencia que los que rompen con el régimen no están “brincando talanqueras” sino que, desde sus convicciones y banderas, rechazan a la cúpula que uso como pretexto un proyecto político para echarse en los brazos de la corrupción y el autoritarismo.  Ese es el reencuentro posible. 
 


LA VICTORIA NECESARIA

Que la calle no calle, que se agrande y profundice, que evolucione. Alcanzar la victoria necesaria exige mantener la resistencia pacífica y hacerla permanente.  Para que sea permanente tenemos que hacerla sostenible. Para hacerla sostenible el discurso de los demócratas debe destacar más la angustia económica y el malestar social de las mayorías, y el diseño de las protestas debe hacer posible la incorporación de los sectores populares. Hay que seguir respaldando la Unidad Política, y activar la Unidad Social.  Lo que se esta haciendo se esta haciendo bien. Alcanzar la victoria exige seguir mejorando.   

Ese es camino para honrar a los caídos y rescatar a Venezuela ¡Palante!