sábado, 4 de julio de 2015

FALTAN 154 DIAS PARA ELEGIR ENTRE “LO BUENO, LO MALO Y LO FEO”


                                  A mis hermanos de El Radar de los Barrios, al cumplir este mes diez años de lucha, crecimiento y aprendizaje 

Hoy, 5 de Julio de 2015, faltan 154 días para las cruciales elecciones parlamentarias del 6 de Diciembre. Un tiempo increíblemente corto para todo lo que hay que hacer, y que puede parecer una eternidad por la cantidad de trampas que el pueblo venezolano tendrá que desactivar y neutralizar para poder derrotar democráticamente a un régimen que es cada vez mas dictatorial. 

SALSA PARA EL SPAGHETTY WESTERN 

En 1966 se estreno con gran éxito la película “El Bueno, El Malo y El Feo”. Dirigida por Sergio Leone y con una soberbia banda sonora compuesta por el legendario Ennio Morricone, la cinta se afincaba en las actuaciones de Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach para narrar una historia de robo y corrupción en la persecución de un tesoro, en el convulso ambiente de la guerra civil estadounidense. 


EL BUENO, EL MALO, EL FEO… 

Casi diez años después, el maestro Willie Colón rinde homenaje a este film poniendo su nombre al álbum que lanzó en 1975, con portada alegórica: El Feo era, indiscutiblemente, Héctor Lavoe, el Bueno era el virtuoso Yomo Toro y el Malo, por supuesto, el propio Colón. Memorable por muchas razones (unos instrumentales de fábula, con regios arreglos y orquestación perfecta, y la primera canción de Rubén Blades con la banda de Colón, “El Lamento del Cazanguero”, serían ya motivos suficientes para calificar así a este disco), presenta sin embargo otra adicional: El nombre de una de las canciones viene como anillo al dedo a la situación de esta Venezuela en crisis humanitaria y en plan pre-electoral. Ese titulo es “Que bien te ves…” 


“QUE BIEN TE VES” 

Aunque a usted no le guste el jazz latino ni delire con las cadencias del montuno, el título de esa canción tiene que ver directamente con su vida. Con la suya y la de su familia. Porque para verse “bien” o “mal”, en principio hay que verse. Y frente a todo lo que hay que hacer en los próximos 154 días bien cabe la pregunta: ¿Cómo “se ve” usted ahí? ¿Cuál cree usted que puede ser su participación? ¿De que manera considera usted que puede pasar, en estos 154 días que restan, de la preocupación a la ocupación, de la protesta a la propuesta, del “debieran hacer esto o lo otro” al “vamos a hacer juntos esto o lo otro”? 


LA ESTRATEGIA DEMOCRÁTICA NO ES UN DISCURSO… ¡ES UN MAPA! 

Y para verse uno con claridad en el conjunto, hay que ver el conjunto con claridad: Hay que tener claro que la estrategia democrática no es un discurso, ni un librote, ni una suma de consignas más o menos sonoras, mas o menos vacías, no: La estrategia democrática es en realidad UN MAPA, un plano, en el cual se señala el camino que debemos recorrer desde esta situación en la que actualmente nos encontramos para llegar al sitio que hemos definido como “el objetivo”. Por eso es tan importante no confundir “objetivo” con “metas”, ni “metas” con “actividades”, ni “actividades” con estrategia. Por eso nos han escuchado y leído muchas veces llamando a mantener “el foco” en el objetivo., a no desviarnos de la estrategia, a no salirnos de NUESTRO mapa… 


DEFINIR PORQUE SE LUCHA ACLARA COMO HAY QUE HACERLO 

Sólo “salir” del gobierno de Maduro no es “el objetivo” de los demócratas venezolanos. Eso, sólo eso, sería apenas un “quítate tu pa’ ponerme yo”; La libertad de los presos políticos tampoco es el objetivo central de nuestra lucha, pues eso es en rigor la consecuencia de tener un gobierno respetuoso de los derechos humanos; Resolver la agobiante crisis económica y social no es un objetivo, sino una necesidad de sobrevivencia. En realidad, nuestro objetivo es construir un camino venezolano al Primer Mundo, una Venezuela capaz de brindar a TODOS sus hijos un muy alta calidad de vida. Para lograr ese objetivo es indispensable lograr una meta previa: Construir una economía libre, abierta, productiva, capaz de financiar una sociedad inclusiva, justa solidaria, en el marco de una democracia eficiente, transparente y funcional. Para eso a su vez es indispensable tener un gobierno y un modelo económico distinto a esto que hoy padecemos y para ello es clave derrotar al gobierno en las próximas elecciones parlamentarias. 


¿PORQUE ASI Y NO DE OTRO MODO? 

Esto es así porque los objetivos no justifican los medios. En realidad, los condicionan. Si su objetivo es continuar la violencia, entonces puede y debe usar métodos violentos, inconstitucionales, puede usted andar por la vida insultando como Maduro o amenazando con el mazo como Cabello. Pero si su objetivo es construir un país con una alta calidad de vida para todos (es decir, un país con una democracia avanzada, política, social y económicamente hablando) entonces sus métodos tendrán que ser democráticos, porque nadie da lo que no tiene, nadie construye con palabras lo que niega con los hechos. Por eso, lograr la victoria electoral en las venideras elecciones parlamentarias (y transformar esa victoria electoral en triunfo político) es un paso clave hacia el objetivo común. 


CADA QUIEN EN LO SUYO PROMOVIENDO LO QUE ES DE TODOS… 

En la calle y en las encuestas se da por segura la victoria democrática el próximo 6D. Nuestra responsabilidad como ciudadanos, como pueblo democrático, es no dar nada por “seguro”. Es trabajar día a día protestando por las millones de razones que hay para hacerlo, al mismo tiempo que vamos organizando la maquinaria ciudadana, el dispositivo social que el próximo 6D será capaz de derrotar al parapeto rojo que a punta de violencia y dinero oficial intentará aferrarse al poder. Que cada quien vea en su comunidad, en su trabajo, en su centro de estudio, donde puede y debe colocar su grano de arena, para que la montaña crezca. 

El 6D “El Bueno” es el pueblo democrático, “El Malo” es el régimen hambreador y pro-hamponil y “El Feo” es el desinterés,  que es mucho más que la simple abstención.  

Vamos a ganar, si, pero no por repetirlo, sino por construirlo. ¡Palante!

DE “LA PARIDAD” A “LA PARIDERA”


Publicado el domingo 28-6-2015 en los diarios La Voz y 2001

En Mayo de 2010 una enfermera de la Maternidad Concepción Palacios fue insultada, acosada y físicamente agredida por varios sujetos. Todo eso ocurrió en pleno pasillo de la planta baja de ese centro asistencial, en presencia de decenas de testigos, trabajadores y trabajadoras, que también fueron agredidos o amenazados. Los autores de la salvajada (hombres altos, fornidos, implacables) no se conformaron con lanzar al suelo a la mujer, sino que la halaron por los cabellos y la arrastraron por el piso sin misericordia alguna, y a rastras la sacaron del centro de salud hasta que en la calle la metieron en un vehículo, que luego emprendió veloz carrera.

Esa enfermera se llama Laura Vaamonde, para la fecha secretaria ejecutiva del Sindicato de Hospitales y Clínicas, y los perpetradores de la agresión eran efectivos de un cuerpo policial. Laura, en su condición de representante de los trabajadores, lideraba una protesta que exigía la cancelación de obligaciones contractuales, denunciaba el deterioro de las instalaciones y reclamaba más seguridad para sus compañeros de trabajo, expuestos a constantes agresiones del hampa. Laura fue hecha presa, le prohibieron el acceso a la Maternidad Concepción Palacios y la jubilaron de manera irregular. El gobierno continuó ignorando los reclamos de enfermeras, médicos y pacientes. El maltrato laboral, el deterioro de la infraestructura y la inseguridad continuaron.

Es en ese marco de violencia institucional, violencia policial y violencia hamponil en que se produce una nueva y brutal agresión el pasado 12 de agosto de 2013, agresión que esta vez ocasionó la muerte de Milagros Franco, enfermera, madre de tres hijos, dos de ellos discapacitados. Estemos claros: Milagros no fue asesinada “por casualidad”, “por accidente”, “porque tuvo mala suerte” o, como suele decir la gente ante la fatalidad de la muerte, “porque le tocaba”. Milagros fue asesinada porque trabajaba sin protección en un sitio de alto riesgo, un lugar en el que cuando los trabajadores reclaman seguridad y trato digno reciben agresiones como aquella de que fue objeto Laura Vaamonde.

A Milagros no la mataron sólo las dos jóvenes mujeres que (presumiblemente bajo los efectos de sustancias alucinógenas) la molieron a golpes y le clavaron una aguja en el pecho. Ellas fueron (“presuntamente”) solo las autoras materiales del crimen. A Milagros la mataron también todos los que la obligaron a trabajar en esas condiciones indignas e inseguras: Las presuntas asesinas de Milagros tenían más de mes y medio a la espera de ser ligadas, en un operativo de esterilización de mujeres indigentes de dudosa legalidad, es decir, tenían 45 días merodeando por el centro asistencial y molestando a las enfermeras y demás trabajadores. Una vez agredida, Milagros pasó días agonizando en un servicio de terapia intensiva que, según sus compañeras de trabajo, no reunía las condiciones ni los equipos necesarios para salvarle la vida. 

La Maternidad Concepción Palacios fue durante décadas un centro de referencia nacional e internacional. Allí estaban los mejores equipos y los más calificados especialistas. Cuando en la Caracas de hace 30 años se presentaba una emergencia en un parto complicado en el quirófano de cualquiera de las clínicas más prestigiosas y costosas de la capital, la paciente era colocada en una ambulancia y llevada a la MCP, en la certeza de que allí recibiría las atenciones y cuidados necesarios para salvar la vida de la madre y de la criatura. Para entonces, la Maternidad que lleva el nombre de la madre del Libertador era un hospital MUNICIPAL, dependiente del Concejo Municipal del entonces Distrito Federal. 

A pesar de la que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece y manda que el sistema de salud de nuestro país debe ser DESCENTRALIZADO, durante los últimos 16 años se ha producido una RECENTRALIZACIÓN del sistema público asistencial. Esta dinámica no solo es inconstitucional, sino que además ha atentado contra la calidad del servicio. Cuando dependían de gobernaciones y municipios los hospitales enfrentaban problemas laborales y de dotación, claro está, pero funcionaban, y muchos incluso funcionaban muy bien, como era el caso de la Maternidad Concepción Palacios. Esos mismos hospitales, ahora dependientes del Gobierno Nacional, no solo están colapsados por deficiencias en infraestructura, por falta de insumos o escasez de personal, sino que son escenarios frecuentes de atracos como el que recientemente ocurrió en el Hospital Vargas, o de homicidios como el que acaba de ser perpetrado en la Maternidad. 

De sus 51 años de edad, Milagros Franco pasó 25 ejerciendo la enfermería. Dicho de otra manera, de cada dos segundos de su vida, uno fue dedicado a servir a los demás. A pesar de ello, en vez de tener la existencia segura, tranquila y agradable que un servidor público de tanto mérito merece, Milagros se veía obligada por la realidad económica a luchar duramente para mantener a sus tres hijos, dos de ellos con requerimientos especiales, viajando diariamente desde los Valles del Tuy hasta su sitio de trabajo. Y allí, en su sitio de trabajo, en vez de respeto, seguridad y gratificación, encontró una muerte atroz, injusta, violenta. 

Que nadie se engañe. Las dos mujeres que agredieron a esta dama no son las únicas culpables. Quizá alguien versado en leyes podría afirmar que “autores intelectuales” o “cooperadores necesarios del crimen” podría denominarse a quienes contribuyeron a que existieran las terribles condiciones que hicieron posible el abominable delito. Los mismos que según el Dr. Jesús Méndez Quijada, médico venezolano que durante décadas trabajo en la Maternidad, son los responsables de que ese centro asistencial haya tenido mas de 60 meses sin terapia intensiva neonatal, los mismos culpables de que (según cifras dadas por este mismo galeno) en nuestro país cada 90 minutos fallezca un bebé por causas vinculadas a una atención deficiente. 

Ese es el país que hay que cambiar. Este es el país que sufren día a día nuestras mujeres, nuestras niñas, nuestras ancianas, todas las venezolanas, esas mismas venezolanas a las que hace unos días el régimen, a través de sus agentes electorales, les lanzó el “caramelito” de “la paridad de géneros” en las postulaciones electorales. El nuestro, gracias a este régimen corrupto, ineficiente y socialmente irresponsable, no es el país de “la paridad” sino el de “la paridera”, como llama el pueblo a la mezcla explosiva de precariedad con urgencia. Lo demás es pura politiquería y cuento. 

Las mujeres venezolanas lo saben, lo sufren en carne propia. Por eso enfrentan al régimen todos los días en las colas frente a mercados sin leche para sus hijos, en las farmacias sin toallas sanitarias ni pañales desechables, en la morgue, cuando van areclamar los cadaveres de sus hijos o esposos, víctimas de la fúnebre lotería de la inseguridad. Por eso, por ser testigos y victimas de este gobierno que ahora cínicamente se disfraza de "defensor de la mujer", es que derrotarán a Maduro y sus candidatos el próximo 6 de diciembre. ¡Palante! 

"¡LEVANTEN LA HUELGA… SIGAMOS LA LUCHA!"



 Publicado el domingo 21-6-2015 en los diarios La Voz y 2001

Ese fue el grito del pueblo de Caracas que asistió ayer sábado 20 de Junio a la Asamblea de Ciudadanos realizada en la Plaza José Martí, el mismo sitio donde hace un año y cuatro meses Leopoldo López se entregó a la injusta “justicia” de este régimen totalitario. 

En esta concentración, convocada por Voluntad Popular con el respaldo de la Unidad Democrática, la totalidad de los asistentes eran personas plenamente identificadas con la lucha librada por López. Precisamente por ello, el grito espontáneo que surgió de centenares de gargantas fue “¡Levanten la Huelga… Sigamos la lucha!” . 

Tiene razón el pueblo caraqueño, y el de toda Venezuela. En todos los rincones del país se están dando protestas, protestas reales en el país real. Mas allá de “hashtags” en una red social, venezolanos de carne y hueso están reclamando sus derechos, desafiando la represión, denunciando la corrupción y la ineficiencia del régimen: Por la escasez y carestía de alimentos y medicinas, por fallas en el servicio de agua potable, por los apagones reiterados, por la inseguridad galopante, por el colapso de los servicios, en este mismo instante en que usted esta leyendo esta nota hay venezolanos protestando airadamente, en cualquier calle del país. 

En muchos, muchísimos casos, esos venezolanos están protestando solos, sin contar con ninguna estructura política, gremial o comunitaria que le proporcione organicidad a la lucha, para hacerla sostenible y por eso mismo, exitosa. Ese pueblo necesita que sus dirigentes estén vivos y fuertes, para participar en las luchas del presente y en la construcción del futuro. Esa es la razón del llamado, afectuoso y solidario, de los caraqueños en la calle a Leopoldo y los demás huelguistas: Levantar la huelga para preservar la vida, preservar la vida para continuar la lucha, y “luchar” significa hacerlo al lado de ese pueblo que espontáneamente esta protestando en calles, mercados, barrios y urbanizaciones. 

Pero el llamado no es solo a los huelguistas: ¡También es a los candidatos! Tras una mora de casi un mes, al fin las organizaciones políticas del campo democrático anunciaron a los venezolanos el pasado viernes 19 que lograron estructurar alianzas perfectas en todo el país, es decir, que la Unidad Democrática lanzará un y sólo un candidato en cada circunscripción en las venideras elecciones parlamentarias. De esta manera, los candidatos seleccionados mediante el mecanismo democrático del consenso se unirán a los candidatos electos mediante primarias, y todos ahora podrán dedicarse a “hacer campaña”… 

Pero en esta Venezuela en lucha contra el totalitarismo, “hacer campaña” tiene un significado muy distinto al que puede tener en una democracia: Las elecciones en Venezuela no son una “fiesta democrática” sino una conquista de la gente, pues hasta la fecha electoral hay que arrancársela al régimen. “Hacer campaña” no es, pues, un asunto de “jingles”, fotografías, cancioncitas y consignas. En la Venezuela de hoy, mas que “campaña electoral” los candidatos democráticos tienen la obligación de hacer UNA CAMPAÑA SOCIAL. En esta Venezuela sin instituciones y casi sin medios libres, la acción política tiene como único escenario la calle, y específicamente esa calle con pueblo indignado, con pueblo en cola, con pueblo por convencer. 

La campaña a desarrollar consiste entonces en respaldar cívicamente, físicamente, a nuestro pueblo en lucha. La huelga de hambre de nuestros hermanos presos políticos ya logró un conjunto importante de victorias: Desde la presencia en Venezuela de Felipe González hasta la saboteada visita de los senadores brasileros, son muchos los eventos que ocurrieron a partir o a propósito de esta protesta extrema llevada adelante valientemente por Ceballos, López, Tirado y Baduel, entre otros. Todos estos eventos han colocado nuevamente el drama venezolano a la vista del mundo, y han puesto al Diosdado-Madurismo en evidencia como un régimen no democrático. Hoy, cuando algunos de los huelguistas se acercan a cumplir un mes de ayuno, se impone una revisión de esta forma de lucha, para no darle a este régimen sin escrúpulos poder de muerte sobre nuestros hermanos presos políticos.

“Levantar la huelga y seguir la lucha”, la consigna que se escuchó en la calle este sábado, apunta precisamente en esa dirección. Son muchas y distintas las peleas que tenemos que dar de inmediato: acompañar la conflictividad social y darle cauce democrático para convertir la indignación popular en energía de cambio; fortalecer, reactivar o construir la red de organizaciones de base que sea capaz de apoyar ya al pueblo en lucha y que sea capaz también, una vez llegadas las elecciones, de movilizar el voto del pueblo democrático, de protegerlo de todas las triquiñuelas del régimen y de finalmente defender la victoria democrática, en las mesas y en la calle. Todo eso y mucho más hay que hacerlo. 

¿Y quien tiene que hacer esto? ¡Nosotros, todos nosotros, ese 68 % de país que hoy se declara opositor! ¿Dónde hay que hacerlo? ¡Aquí, en el “aquí” de cada quien, donde usted viva, trabaje o estudie! ¿Cuándo hay que hacerlo? ¡Pues ya, no hay tiempo que perder, sobre todo no podemos perder tiempo en impertinentes disputas por el “liderazgo” de individuos o de partidos! 

Tenemos pueblo en lucha, tenemos alianzas perfectas, tenemos unidad de propósitos. Incluso tenemos un régimen tan cobarde que no se atreve a ponerle fecha a su derrota. Tenemos un país en acelerado tiempo de cambio. Este país no necesita mártires, sino conductores. Este país necesita de una oleada de confianza, de fe en nuestras propias fuerzas como pueblo, como sociedad, para detener la caída de la República e iniciar su reconstrucción. Este país nos necesita a todos. Aquí sólo sobran los corruptos, los violadores de derechos humanos, los traficantes de la violencia que amenazan con “tiempos de muerte y de masacre” para justificar la inercia de su ensimismamiento, y por fortuna esos son pocos, muy pocos. 

La inmensa mayoría del pueblo quiere vida, y quiere cambio. ¡La inmensa mayoría del pueblo va a ganar! ¡Palante!

DANIEL, MANUEL, ANTONIO Y ESA CARCEL LLAMADA “EL PROCESO”


 Publicado el domingo 14-6-2015 en los diarios La Voz y 2001

Literalmente, todos los venezolanos estamos presos. Nuestra libertad de comprar lo que queramos, de trabajar donde elijamos, de comer lo que nos apetezca, de viajar cuando nos plazca, de ver los medios de comunicación que prefiramos, de caminar sin miedo por las calles, todas esas libertades y muchas más nos han sido arrebatadas. Somos 30 millones de presos. La cárcel se llama “El Proceso”. Tenemos cuatro carceleros: el hambre, la inseguridad, la corrupción y la censura. El director de la cárcel es el gobierno Diosdado-Madurista. Y tenemos hasta pranes: unos sujetos violentos e ilegalmente armados, mal llamados “colectivos”, que hacen la parte más sucia del sucio trabajo de los carceleros… 

En toda prisión hay unos presos que la pasan peor que otros. Son los “entigrados”, los que están en “tigritos” o celdas de castigo, sometidos a una especie de prisión dentro de la prisión, en condiciones de reclusión aun peores que las del resto de los presos. Ese es el caso actual de los PRESOS POLÍTICOS. Si es verdad que la inmensa mayoría de los venezolanos hoy estamos presos en nuestro país, en nuestras casas, ellos están más presos que los demás, sometidos a condiciones de reclusión inhumanas. Daniel Ceballos, con pelo rapado y obligado a usar una braga amarilla como los prisioneros del grupo terrorista “Estado Islámico”, es una imagen terrible de ello; Leopoldo López, que -tras haberse entregado voluntariamente por ser inocente- tiene año y cuatro meses preso sin delito, ha pasado aproximadamente la mitad de ese lapso en celda de castigo, por no tolerar abusos. Otros casi 80 venezolanos están en condiciones similares. Y son aproximadamente 3000 los estudiantes y jóvenes venezolanos que hoy se encuentran sometidos a procesos judiciales irregulares, siempre bajo la amenaza de terminar con sus huesos en una mazmorra inmunda, por el delito de pensar distinto, a veces por sólo pensar. 

Además de los presos políticos y los jóvenes sometidos a procesos judiciales ilegales, tenemos el doloroso caso de los exiliados. Allí también tenemos una realidad que repensar. Los venezolanos forzados por el régimen a abandonar el país no son sólo Manuel Rosales, Óscar Perez, Carlos Ortega o Leopoldo López Gil, entre otros destacados compatriotas. Desgraciadamente, la situación es mucho peor: Son casi millón y medio los compatriotas que se han visto forzados a abandonar Venezuela, el mismo país que en el pasado reciente mas bien recibió, generoso, a quienes desde lugares tan distintos y distantes entre si como España, Italia, Portugal, Chile, Argentina, Brasil, Perú, Colombia y Ecuador llegaron a esta entonces Tierra de Gravia en busca de libertad y prosperidad. 

Los inmigrantes que recibió Venezuela tenían cada uno razones diferentes: unos huían de los rigores de la postguerra europea, otros de la represión de las dictaduras militares del Cono Sur, otros eran desplazados por la violencia guerrillera colombiana, otros simplemente huían del hambre reinante en sus países... Pero todos eran inmigrantes. Lo mismo ocurre ahora con el exilio venezolano: unos se han visto forzados a irse por la persecución política, otros por las agresiones de la inseguridad, otros por la ausencia de oportunidades en lo económico, pero todos, todos, son eso: venezolanos exiliados, venezolanos a quienes el régimen condenó a vivir separados de sus familias, de sus amigos, de sus referencias... 

Daniel Ceballos, Leopoldo López, Alexander Tirado y Raúl Emilio Baduel, presos políticos venezolanos, iniciaron hace ya casi un mes una huelga de hambre. Están exigiendo libertad para todos los presos políticos, cese a la represión, que se le ponga fecha a las elecciones parlamentarias, cuya realización esta prevista por la Constitución Nacional para este año, y que las mismas se realicen como se hacen en cualquier país del mundo: bajo observación internacional calificada y oportuna. Para respaldarlos la Unidad Democrática construyó, anunció y puso en marcha una AGENDA UNITARIA DE LUCHA POR LA LIBERTAD DE LOS PRESOS POLÍTICOS Y POR LA SALUD DE LA DEMOCRACIA VENEZOLANA que se ha venido cumpliendo con acciones en toda Venezuela y aun mas allá de las fronteras de nuestro país. 

Toda esta lucha ha logrado ya importantes resultados: UNASUR, antes tan complaciente a los caprichos del régimen venezolano, anunció ahora su disposición a hacer OBSERVACION ELECTORAL en las venideras elecciones parlamentarias venezolanas, en vez del acostumbrado “acompañamiento electoral” impuesto por los agentes electorales del gobierno. Como se sabe, la Observación Electoral es un proceso técnico que se verifica antes, durante y después de las elecciones, que permite a los observadores comprobar todos los aspectos del proceso, y que termina en un informe sobre la calidad democrática del mismo, algo muy diferente a la operación de relaciones públicas llamada “acompañamiento electoral”, en la que el gobierno trae a sus amigos para que lo alaben. 

Pero no es solo lo ocurrido en UNASUR: la OEA, antes tan “insulza” y timorata, ahora anuncia su disposición de venir a Venezuela a realizar también observación electoral. Horas después un anuncio similar es hecho por altos representantes de la Unión Europea. Y al día siguiente el vocero del Alto Comisionado de la ONU expresa su “profunda preocupación” por la situación de los DDHH en Venezuela, y en particular por la de los venezolanos hoy presos “por ejercer sus derechos constitucionales a la libertad de expresión y a la manifestación pacífica”... 

Es en este nuevo contexto que Daniel Ceballos decide levantar la Huelga de Hambre, decisión que aplaudimos y respaldamos. Como respaldamos igualmente la decisión de Leopoldo de continuarla hasta que nuevos gestos indiquen avances en la aceptación del petitorio de los huelguistas, que es el de la Unidad, que es el de Venezuela. 

Además de los elementos políticos y jurídicos de esta lucha, también ha quedado claro la quiebra moral del régimen, y en particular su inmensa cobardía: la inhabilitación de Manuel Rosales, anunciada el mismo día que su partido Un Nuevo Tiempo lo postula para encabezar la lista de candidatos al parlamento por el Estafo Zulia, y el limbo jurídico en que mantienen a Antonio Ledezma, es el testimonio del miedo que el diosdado-madurismo le tiene a estos luchadores democráticos que NUNCA han sido derrotados por los rojos en una contienda regional. 

La solidaridad con los presos políticos es fundamental. Como lo es igualmente el ser cada vez más parte activa en la lucha de los otros 30 millones de venezolanos que hoy están presos, presos de la escasez, la inseguridad, de los apagones y de la falta de agua. Hoy el mejor homenaje que podemos y debemos rendir al valor de nuestros presos políticos en huelga de hambre consiste en salir al encuentro del pueblo en lucha, para apoyarlo y convertir su descontento en energía de cambio. ¡Palante!

UNIDAD: EL CAMINO VENEZOLANO AL PRIMER MUNDO...


 Publicado el domingo 7-6-2015 en los diarios La Voz y 2001

El domingo pasado dejamos planteada la disyuntiva que enfrenta el pueblo democrático de Venezuela: Ganar unidos o dividirse y perder. O retomar el camino de errores que entre febrero y septiembre del 2014 llevó a la oposición venezolana a enfrentamientos, divisiones y renuncias, o perseverar en el camino que entre octubre de 2014 y mayo de 2015 nos ha conducido a triplicar al gobierno en materia de intención de voto y al fortalecimiento interno que se expresó en el triunfo de nuestras elecciones primarias del 17M. 

Afortunadamente, la presión de la ciudadanía que quiere unidad, la madurez de las direcciones de las organizaciones políticas que integran la alianza opositora y sobre todo un claro sentido de responsabilidad para con el país, son factores que han determinado que el camino escogido sea el camino de victoria, el camino de la Unidad. Esa escogencia se plasmó en la Agenda Unitaria de Lucha por la Libertad de los Presos Políticos y por la salud de la democracia venezolana, planteada al país a mediados de la semana que acaba de concluir. 

Lilian Tintori, Mitzy Capriles de Ledezma, Julio Borges, Freddy Guevara y quien esto escribe presentamos al país esta agenda que es mucho más que un cronograma de actividades: Es el compromiso de fortalecer la UNIDAD POLITICA para que esta a su vez pueda convocar y articular la UNIDAD NACIONAL, indispensable no sólo para vencer electoralmente al oficialismo en las próximas elecciones parlamentarias, sino para seguir avanzando hasta rescatar para Venezuela a todas las instituciones hoy confiscadas por una secta política corrupta, ineficiente y totalitaria, y así colocar finalmente al Poder político al servicio de todos los venezolanos. 

Porque ese es el reto que enfrentamos: ¡El reto del Poder! El asunto aquí no es “sacar unos diputados más o unos diputados menos”. El problema de fondo no es dilucidar quien es el primer o el segundo partido de la oposición. El tema real es que el Poder en nuestro país viene siendo usado para agredir al pueblo en forma brutal: La escasez, la carestía, la inseguridad desbocada, el deterioro salvaje de todas la redes de servicio público, son algunas de las diversas formas que asume en la cotidianidad esta agresión del Poder contra el ciudadano como individuo y contra el pueblo como conjunto. Esta agresión ha generado un profundo malestar social, que ha unido a la inmensa mayoría de los venezolanos contra el gobierno. Eso es un hecho constatable en las encuestas y, sobre todo, en la calle. 

Enfrentar exitosamente ese reto pasa por llegar unidos y ganar unidos las elecciones parlamentarias, pero en realidad va mucho más allá. Es necesario que esa mayoría democrática en la Asamblea Nacional actúe con coherencia en el duro tránsito que entonces se abrirá. Avanzar desde el poder legislativo, ajustando la estructura y funcionamiento de otros poderes públicos a lo que prevé la Constitución, sancionando a corruptos e ineficientes y liderando al país en la construcción de soluciones concretas a los problemas más urgentes que enfrentamos los venezolanos, requerirá tener un campo democrático no circunstancialmente unido por una alianza electoral, sino sólidamente articulado en torno a un proyecto de cambio. 

Es muy probable incluso que el desarrollo de ese proceso de construcción de soluciones honestas y democráticas a los problemas que la corrupción totalitaria ha ocasionado, conduzca a Venezuela a resolver anticipadamente -mediante los mecanismos pacíficos y electorales que la Constitución al efecto prevé- el severo escollo de tener un Poder Ejecutivo que en vez apoyar las soluciones en realidad es el centro del problema. También en esa muy probable eventualidad (mejor dicho: SOBRE TODO en esa muy probable eventualidad) será de importancia capital que el campo democrático este fuertemente cohesionado y consciente de que el gobierno que en primera instancia habrá de suceder a esta catástrofe tendrá que ser, para poder atender la amplitud y profundidad de la crisis, un GOBIERNO DE UNIDAD NACIONAL. 

...Y construir un gobierno de Unidad implica que la lucha para llegar a él también sea unitaria. Y eso es un asunto de discursos, si, pero también y fundamentalmente de conductas. Una alianza política (y la Unidad Democrática venezolana es precisamente eso, no un partido sino una alianza de partidos) es un espacio en el que coinciden fuerzas que son distintas entre si, involucradas en la búsqueda de objetivos comunes. Para que fuerzas disímiles se mantengan unidas, remando juntas en una misma dirección, necesitan tener reglas de funcionamiento y trabajo conjunto. Y necesitan que esas reglas se cumplan. 

En un país en el que 16 años de chavo-diosdado-madurismo han empujado a toda la sociedad no solo a incumplir las reglas, sino incluso a despreciarlas, es entendible que hasta algún sector de la ciudadanía opositora haya llegado a creer que las reglas que hacen posible la Unidad solo se deben cumplir cuando a uno le provoca o conviene. Es entonces prudente recordar que el chavo-diosdado-madurismo no es sólo el escombro de lo que alguna vez fue un sueño popular, no es sólo una maquinaria presupuestívora, una macolla de corruptos o una piara de adulantes. El oficialismo también es una cultura política, un conjunto de anti valores que durante 16 años han sido hegemónicos. 

Algunas de las claves de identidad de esa “cultura política” son la exaltación del liderazgo mesiánico, el culto a la personalidad, el desprecio por las instituciones y las reglas del juego, la descalificación sistemática de toda opinión divergente e incluso la destrucción moral de quien la emita, sustituyendo argumentos por insultos y destruyendo personas en vez de debatir posiciones. Todo ello, incluyendo esa perversión machista-militarista que es la llamada “política testicular” (la primitiva creencia de que hacer o no hacer las cosas depende de “tener bolas” o no tenerlas...) forma parte de la cultura política del oficialismo, forma parte no solo de lo que hay que vencer, sino sobre todo de lo que hay que superar. 

Ese es el camino de victoria. Mantenerse unidos, expandir y fortalecer la Unidad no solo es una suma aritmética para enfrentar una necesidad táctica. Es además y sobre todo una forma concreta de reconstruir la cultura política democrática, con principios y valores ajustados a una práctica congruente. Porque eso y no otra cosa es el rescate de la ética en la política: la coherencia de pensamiento, palabra y obra, articulados en conducta cotidiana. Porque lo que le estamos ofreciendo a los venezolanos no es el cambio de una camarilla por otra, un “quítate tú para ponerme yo”, salir de un chavismo rojo para cambiarlo por otro azul, anaranjado, amarillo o de cualquier otro color. En realidad lo que le estamos ofreciendo a los venezolanos es cambiar el camino al desastre que actualmente transita el país por un CAMINO VENEZOLANO AL PRIMER MUNDO. 

Así, sin etiquetas ideológicas que nos dividan. Un camino que lleve a Venezuela a ser un país con alta calidad de vida para todos. Un país del que nadie quiera irse. Un país que atraiga como un imán a todo aquel que quiera construir una vida con prosperidad y en libertad. ¡Palante!