Columna publicada originalmente el domingo 10 de julio de 2016 en los diarios La Voz y 2001
Este artículo está dedicado a quienes muy
probablemente no podrán leerlo: a las
familias enteras que deambulan por la ciudad buscando mangos para engañar el
hambre; a los venezolanos que recién descubrieron el dolor de tener que hurgar
en la basura en busca de algún trozo de alimento, aun no totalmente
podrido. A todos ellos van dedicadas
estas líneas, por todos ellos es que las escribimos…
Un gobierno se
define porque gobierna. “La cosa” que
preside Maduro no lo está haciendo. El
régimen se muestra incapaz de garantizar la gobernabilidad económica, ni la
estabilidad política ni la convivencia social.
Las “cadenas”, los discursos y declaraciones oficiales se estrellan
contra la realidad de los saqueos por hambre, el desastre de las instituciones
y los linchamientos generados por la inseguridad. Maduro y la cúpula corrupta hablan y hablan,
y nadie les cree. La situación es típica
de los momentos finales de una hegemonía política que colapsa.
Por plan macabro
o inercia irresponsable, todo lo que el régimen hace (y todo lo que deja de
hacer) aproxima al país al desastre.
Evitarlo es responsabilidad de TODOS, de quienes hoy están en la
oposición y mañana serán gobierno, y de quienes hoy forman parte del gobierno y
mañana pudieran, SI ACTÚAN HOY CON RESPONSABILIDAD, convertirse en un proyecto
político viable, que garantice la alternabilidad democrática. Por eso, a los actores fundamentales del
drama venezolano, van dirigidos estos tres mensajes urgentes.
“¡ESE EMBUSTE NO
ES VERDAD!”
El más
importante de estos actores es, a no dudarlo, el pueblo venezolano. El régimen busca desesperadamente una
modalidad podrida de “diálogo” que, a través de un pacto de cúpulas, le permita
sobrevivir hasta el 2019, consciente como esta de que cualquier consulta
popular la perdería y lo echaría del poder.
Hay que decirlo: Ese plan es nefasto no porque se le haya ocurrido al
gobierno, o porque lo favorezca circunstancialmente. Ese plan es malo porque no es sostenible,
porque no sirve, porque en una crisis tan atroz como la que vivimos cualquier
grupo que pretenda mantenerse en el poder (o llegar a él) SIN CONTAR CON EL
PUEBLO, CON SU APROBACIÓN Y APOYO, sólo podrá –en el mejor de los casos-
aspirar a mantener el actual estado de desequilibrio agónico, y muy
probablemente colapsará miserablemente, con un altísimo costo social y grave
trauma institucional. El plan del gobierno, pues, es falso, es un embuste que
se meten ellos mismos. Y, como dicen en
Barquisimeto: “¡Ese embuste no es
verdad!”
LA HORA DE LA
FIRMEZA
Frente a esa
situación el primero de estos tres mensajes urgentes es al pueblo
venezolano: ¡Ésta es la hora de la
firmeza! Firmeza frente a un régimen que ya cayó y pretende no darse
cuenta. Firmeza incluso frente a una
oposición cuya dirigencia no debe olvidar jamás que la debilidad del gobierno
no es oportunidad o excusa para la división, porque la Unidad es necesaria no
sólo para derrotar al régimen sino que es indispensable para mantener la
gobernabilidad en el muy exigente proceso de reconstrucción nacional que vendrá
después del cambio político. El
Referendo Revocatorio no le pertenece a la MUD, ni a ningún dirigente o partido
en particular. El Revocatorio no le
pertenece ni siquiera a quienes tuvieron el indudable acierto de proponerlo
inicialmente, porque una cosa es ser “pionero” y otra muy distinta es ser
propietario. El propietario del
Revocatorio es el pueblo venezolano, porque lo activó con su firma y lo
ejercerá con su voto. En el accidentado camino de aquí al Revocatorio, minado
de trampas y retrasos, y en el arduo camino después del Revocatorio, lleno de
retos y desafíos hasta lograr que el proceso de reconstrucción nacional genere
la superación de los errores del pasado y de los horrores del presente, transitar
con éxito requiere del pueblo firmeza, que se traduce en participación y
compromiso ciudadano.
A FAVOR DE LO
MILITAR, EN CONTRA DEL MILITARISMO…
El segundo
mensaje va dirigido a los integrantes del –no tan nuevo- Alto Mando
Militar. La Unidad Democrática, como
fuerza seria y responsable que se prepara para asumir el poder en lo que el
acortamiento constitucional de los lapsos ordinarios permita, hace un
seguimiento escrupuloso de lo que ocurre en el campo militar, porque la Fuerza
Armada Nacional –en tanto que importante institución republicana- nos duele a
todos, y a todos nos importa.
En ese sentido
seguimos atentamente el significado de las recientes designaciones. Todas son
importantes. Todas, las que se hicieron Y LAS QUE NO TAMBIÉN. En anteriores momentos cruciales de la crisis
política venezolana (el 6 de diciembre, el 5 de enero, por ejemplo…) la
conducta de la mayoría de los integrantes de la Fuerza Armada Nacional se
ajustó a la misión que la Constitución les asigna. El país, que nadie lo dude, se aproxima a
nuevos momentos de definiciones. Muchos servidores de la Nación, con uniforme o
de paisano, tendrán que decidir si actúan en esos momentos al servicio del
pueblo y en el marco de la Constitución, o si lo hacen al servicio de una
cúpula corrupta que ha perdido el apoyo popular, y en medio de una indigencia
jurídica solo sostenible por el abuso de la fuerza.
Con respeto y
con absoluta certeza, le decimos a quienes integran el Alto Mando Militar y a
todos los integrantes de las institución armada, que la Unidad Democrática sabe
distinguir entre lo militar (que es un profesión digna y respetable, como
muchas otras) y el militarismo, que es una excrecencia que daña al país, a la
institución armada y a la familia militar.
Y que seguiremos, al lado del pueblo y con la Constitución en la mano,
luchando por una Venezuela soberana, independiente de verdad, sin hambre, una
Venezuela en la que bandas armadas toleradas por un poder político corrupto no
sigan quebrantando el monopolio constitucional que sobre la violencia debe
tener la FAN, una Venezuela, en fin, en el que la Institución Militar
nuevamente sea querida y respetada por todos, y no solo por los seguidores de
una facción o partido.
“ZAPATERO A SUS
ZAPATOS”
El tercer
mensaje va dirigido a la comunidad internacional. Ya el más reciente comunicado de la MUD a
propósito del llamado “diálogo” lo dice con claridad: Exigimos que se amplíe la
facilitación o mediación con participación de la Santa Sede, que se pacte un
nuevo punto de encuentro, que se aparten los obstáculos ilegales que gobierno
pone al Revocatorio, que se libere a los presos políticos y que se respete a la
soberanía popular expresada en la Asamblea Nacional. Esos son nuestros puntos para
acceder a un diálogo que sea útil al país y no al régimen. De lo contrario,
probablemente tengamos que repetir un viejo refrán venezolano: “Zapatero a sus zapatos…” ¡Palante!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario