Caracas, 24 de diciembre de 2016
Su Excelencia
Monseñor Pietro
Cardenal Parolin
Secretario de Estado
de Su Santidad
Ciudad del Vaticano
Su Despacho
Hemos
esperado mucho para dar respuesta a su amable y al mismo tiempo contundente
comunicación de fecha 1-12-2016, dirigida por triplicado al Secretario General
de UNASUR Ernesto Samper, a Jorge Rodríguez como representante del Gobierno en
la Mesa de Diálogo y a mi persona como representante de la Unidad Democrática, en
la que expone importantes observaciones al llamado “Proceso de Diálogo
Nacional”.
La prolongada espera obedeció a que quisimos
que el mundo viera, sin interferencia de nuestra parte, como planteamientos tan
claros, respetuosos y sobre todo tan solidarios con el pueblo venezolano como
los que -a instancias del Papa Francisco- formula usted en la mencionada
comunicación, eran respondidos desde la prepotente soberbia por el régimen que
preside el señor Nicolás Maduro. En efecto, a pesar de que usted marcó
su comunicación como “CONFIDENCIAL”, el país y la opinión pública internacional
conocieron no sólo los términos de su carta sino también las expresiones poco
respetuosas y ciertamente insolentes de la respuesta enviada a El Vaticano por
el representante oficialista. Ante esta
situación, nos permitimos emitir esta respuesta utilizando el formato de Carta
Abierta, en virtud de que sus contenidos pudieran efectivamente revestir algún
interés público. En ese sentido, nos
dirigimos respetuosamente a usted, y por su intermedio al Santo Padre, para expresar
lo siguiente:
1.
Coincidimos plenamente con lo expresado por usted en el primer punto de su
comunicación, cuando afirma que “los
derechos se respetan, no se negocian”.
Sabemos que ese ha sido siempre el ánimo que ha signado la participación
del Vaticano en la búsqueda de resolución pacífica al conflicto venezolano:
Procurar alcanzar el “bien común del
pueblo” mediante un diálogo que no sea un “ejercicio estéril y frustrante”,
sino que se caracterice por “la voluntad
seria de respetar los eventuales acuerdos alcanzados y su puntual aplicación”. Si bien para la opinión pública internacional
puede resultar insólito que razonamientos como estos, de corrección y buena fe,
puedan ser considerados como “injerencismo” por el régimen de Nicolás Maduro, a
los venezolanos no nos sorprende pues tenemos muchos años recibiendo respuestas
como esas, agresivas y desconsideradas, a las justificadas exigencias de trabajo
y respeto, de alimentos y medicinas, de democracia y libertad que nuestro
pueblo le hace a un gobierno que ha manejado la más alta cantidad de dinero que
ningún gobierno venezolano haya manejado jamás en toda la historia de la
Republica.
2. Igualmente le manifestamos que la inmensa
mayoría del pueblo venezolano se siente fielmente expresado en las cuatro
“DEMANDAS” que “respetuosamente pero con firmeza” formula la Santa Sede en su
comunicación, y que a continuación citamos:
2.1.: “Implementación
urgente de las medidas destinadas a aliviar la grave crisis de abastecimiento
de comida y medicinas que esta sufriendo la población”, medidas que la
Unidad ha resumido como la necesidad urgente de abrir un CANAL HUMANITARIO para
atender a las más urgidas víctimas de la crisis.
2.2.: Que “las partes
CONCUERDEN el calendario electoral que permita a los venezolanos decidir sin
dilaciones su futuro”
2.3.: Que “se tomen
las medidas necesarias para restituir cuanto antes a la Asamblea Nacional el
rol previsto en la Constitución”
2.4.: Que “se
apliquen los instrumentos legales para acelerar el proceso de liberación de los
detenidos”, es decir, de nuestros hermanos PRESOS POLÍTICOS, demanda a la
que agregamos el regreso de todos los exiliados por motivos políticos y la
anulación de todas las causas judiciales abiertas con propósito de persecución
política.
Estas
demandas que a través de su comunicación la Santa Sede planteó fueran
satisfechas “antes del encuentro del 6 de diciembre”, aun hoy no lo están. Por el contrario, en materia electoral se han
producido retrocesos (al ratificar el régimen a través de un ardid judicial la
composición de un Consejo Electoral sesgado políticamente e ilegalmente
constituido) e igualmente se han producido retrocesos en el respeto a la
soberanía popular expresada en la Asamblea Nacional, cuya instalación el
próximo 5 de Enero esta rodeada de amenazas de desconocimiento y agresión por
parte de voceros oficialistas. En áreas
igualmente importantes, como la libertad de los presos políticos y la atención
a las víctimas de la crisis humanitaria, se han producido gestos tímidos,
insuficientes, que no representan ni una real reparación a los daños inferidos
ni un auxilio a las víctimas de las dimensiones y seriedad que la crisis
reclama.
3. Igualmente queremos destacar ante su
atención, Cardenal Parolin, que en los 24 días transcurridos desde el momento
en que emitió usted su comunicación hasta el instante en que le escribo esta
respuesta, la crisis económica y social sobre la cual cabalga el conflicto
político venezolano se ha hecho aún más veloz e inflamable: Hambre, tristeza y crimen son las tres
palabras que resumen el perfil de la Navidad venezolana 2016. Al adoptar
medidas de carácter monetario en forma desordenada e improvisada el régimen
provocó una serie de protestas populares espontáneas que degeneraron en masivas
agresiones del hampa común contra la ciudadanía, las cuales fueron perpetradas
sin que la fuerza pública defendiera la vida y los bienes de la población
inerme. Varias personas fallecidas y cientos de comercios saqueados fueron el
resultado de tan inexplicable proceder oficial. Es así como cierra este 2016
venezolano, y esa es la preocupante perspectiva de inicio de 2017.
4.
Es evidente que al no estar satisfechas aun las demandas que la Santa Sede
consideraba indispensables para antes del 6 de diciembre, no existen
condiciones para restituir el próximo 13 de Enero un diálogo directo entre las
partes. Pero si es muy importante que a
través de los mecanismos que considere eficientes y oportunos la Santa Sede (y
ojalá también los demás “facilitadores”) puedan verificar sobre el terreno el no
cumplimiento de los acuerdos reuniéndose con los familiares de los presos
políticos, con las víctimas de la crisis humanitaria, con los representantes de
la Soberanía Popular expresada en la
Asamblea Nacional, con los trabajadores que quedaron sin empleo tras los
saqueos inducidos por la irresponsabilidad oficial, con los empresarios
empujados a la quiebra por un gobierno que los obligó a vender por debajo de
sus costos de producción, y con todos
los demás actores de esta compleja hora venezolana, que no tienen posibilidad
de interlocución alguna con un gobierno que no sabe dialogar respetuosamente ni
siquiera con algunos de los facilitadores internacionales que el mismo invita.
5.
Monseñor Pietro Cardenal Parolin: Esta noche es Noche Buena, y mañana es
Navidad. La Humanidad celebra en estas
horas como Jesús Niño, eludiendo a Herodes y sus asesinos, logra nacer y traer
a los hombres su mensaje de justicia y redención. Por eso creemos oportuna precisamente
esta fecha para enviarle esta misiva, porque deseamos también evadir y vencer a
los Herodes de la violencia para que así Venezuela pueda renacer como el país
de oportunidades, pesebre de perseguidos y auxilio de necesitados que durante
décadas fue. Para ello los
venezolanos seguimos necesitando la ayuda espiritual, política y diplomática de
toda la Comunidad Internacional. Reciba usted, Cardenal, la certeza de nuestro
agradecimiento, nuestra profunda estima y total consideración, y rogamos
transmita al Santa Padre nuestros votos porque Dios lo siga bendiciendo con la
salud y la lucidez necesaria para que continúe exitosamente su apostolado,
siendo referente espiritual y moral de millones de hombres y mujeres de buena
voluntad.
Atentamente,
quedo de usted,
Jesús Torrealba
Secretario
Ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática
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