sábado, 18 de marzo de 2017

ENMIENDA, REVOCATORIO, ESTRATEGIA Y GOBIERNO DE UNIDAD NACIONAL (Informe Personal Sobre la Situación, segunda parte)


Columna publicada originalmente el domingo 28 de febrero de 2016 en los diarios La Voz y 2001


La semana pasada resumimos en cinco puntos los “cómo” y los “para qué” de la aparentemente errática conducta del gobierno.  Ubicamos que Maduro sabe que no tiene como llegar “con bien” a final de año, ni en lo económico ni en lo político y mucho menos en lo social; demostramos como a partir de este hecho Maduro viene desarrollando una conducta provocadora, precipitando la crisis que ellos mismos han creado y agudizando el malestar para propiciar un “desenlace” que aborte la construcción de una solución política y pacífica a la crisis...

En esta segunda entrega de nuestro Informe Personal Sobre la Situación intentaremos detallar de la misma breve manera “la estrategia con la que la Nueva Mayoría Democrática va a vencer esta conducta irracional y antipatriótica del madurismo”, tal como ofrecimos al final de la columna anterior.  A eso vamos:

1)  En primer lugar es importante destacar (en realidad, es CLAVE hacerlo) que, a diferencia del gobierno, la Unidad Democrática SI tiene un proyecto de país.  Que nuestro objetivo no es simplemente “sacar a Maduro”.  Que nuestro propósito es sustituir la Venezuela dividida y desgarrada del Chavo-Diosdado-Madurismo por una Venezuela Unida que -precisamente por estarlo- pueda enfrentar esta crisis, vencerla y transformarla en oportunidad.  Oportunidad de convertirnos en un país con una economía libre, abierta, productiva, una economía capaz de financiar una sociedad realmente inclusiva y solidaria, una sociedad  que viva en libertad en el marco de una democracia funcional y transparente. El único “proyecto” de Maduro es sobrevivir aferrado al poder, aunque eso sea al costo de transformar la Patria en un escombro, como lo esta haciendo.  Nuestro proyecto es construir una Venezuela en la que todos sus habitantes, gracias a su esfuerzo y su talento, tengan una alta calidad de vida, una Venezuela en la que el Estado en vez de dar migajas a los pobres promueva que los pobres, a  través del trabajo y el estudio, dejen de serlo para integrar una amplia y poderosa clase media, una Venezuela de la que nadie se quiera ir, una Venezuela a la que todos quieran y puedan regresar.   

2)  Para lograr ese objetivo es necesario tener una estrategia capaz de superar varios escollos o niveles de problemas.  En efecto, no basta con tener “ganas”, desesperación o “bolas”, como pretende cierto primitivismo que gusta reducir la lucha social y el combate político a un mero asunto glandular.  Sin estrategia ganadora, la oportunidades se pierden y el coraje se desperdicia. Tras años de costosísimo aprendizaje, TODA la oposición venezolana definió que -para ser victoriosa- su estrategia debía ser democrática, constitucional, pacífica y electoral. Esa estrategia unitaria se puso en práctica en el año 2015, bajo una dirección colectiva, colocando el énfasis en lo económico y social como razones eficientes para el cambio político. ¡Y ganamos!

3)  Continuar desarrollando en 2016 esa estrategia victoriosa pasa por enfrentar y asumir el problema del poder.  La crisis económica y social es inaguantable para el país, y ya esta claro para nueve de cada diez venezolanos que no habrá solución sostenible a la escasez y a la inseguridad si no hay cambio urgente de gobierno.  La Constitución ciertamente establece con claridad cuatro mecanismos que hacen posible este cambio urgente, mediante procedimientos electorales y pacíficos: La Enmienda Constitucional, la Reforma Constitucional, la Asamblea Nacional Constituyente y el Referendo Revocatorio.  Pero para la Unidad Democrática el problema no se reduce a “escoger” uno u otro de esos mecanismos, o varios. No estamos en un país “normal”.  En la Venezuela del madurismo agonizante,  las instituciones del Estado (con la excepción honrosa de la Asamblea Nacional) están al servicio de la autocracia moribunda. Por eso, la elección del (o de los) mecanismos constitucionales para el cambio político urgente tiene que estar enmarcada en una estrategia general de lucha política y legitima presión social, que sea capaz de vencer la “guarimba” burocrática del régimen, derrotando la loca pretensión de usar las instituciones del Estado como barricada contra la voluntad de cambio de El Soberano. Y para que una estrategia así siga siendo victoriosa, debe ser una estrategia de todos.  Y para que sea de todos, debe ser producto del consenso.  Y el consenso se construye.  En eso, precisamente, estamos…

4)  Y este debate es sustantivo para el destino del país porque no se reduce a definir que hacer para lograr el cambio político urgente, sino que además tiene la obligación de determinar con la mayor precisión posible que va a ocurrir DESPUES de ese cambio.  En efecto, sería una irresponsabilidad inmensa debatir y definir los mecanismos constitucionales para un adelanto en el cambio de gobierno si no se debate y define igualmente que va a pasar DESPUES de tal logro.  La crisis es muy profunda, las necesidades del país son muy urgentes como para aplicar la vieja doctrina de Eudomar Santos:  “Como vaya viniendo vamos viendo”. ¡No señor! La Unidad Democrática esta debatiendo, construyendo y elaborando para responder con claridad al país varias preguntas: ¿Después de la aplicación exitosa de los mecanismos constitucionales para el cambio político urgente viene aquí un gobierno de transición hasta la realización en 2019 de elecciones presidenciales, o viene un período ordinario de seis años? En una u otra situación, ¿Ese gobierno venidero será un gobierno de Unidad Nacional, o será un gobierno del partido del candidato que gane las primarias opositoras? En cualquiera de los casos, ¿Cuáles serán las reglas del juego, los acuerdos y decisiones que garanticen la gobernabilidad en ese interesante pero muy duro proceso que será la reconstrucción nacional?  Como se puede ver, la cuestión es mucho mas compleja que aquello de “escojan de una vez, pues, entre enmienda y revocatorio”. Después de Maduro aquí no viene ningún “salto al vacío”.  Aquí lo que viene es paz, estabilidad, democracia, Constitución, convivencia, respeto y progreso.  Y eso no se improvisa: Se diseña, se construye. En eso, precisamente, esta la Mesa de la Unidad Democrática.

5)  Y esto no es un asunto de “cenáculos” o laboratorios.  Al ser nuestra estrategia PACÍFICA Y DEMOCRÁTICA, y al definirse cualquier mecanismo de cambio democrático a través de una consulta electoral al pueblo, es vital la organización y movilización popular:  Primero, para lograr la consulta misma; luego, para ganarla; posteriormente para defender el triunfo del pueblo y por último para garantizar la gobernabilidad democrática en el tránsito del desastre actual al país que merecemos. Por eso es vital seguir reinventando nuestros exitosos “casa por casa”, afincados ahora en la solidaridad social; Por eso es fundamental relanzar los espacios regionales de la Unidad, incorporando a lo sectores sociales y actores institucionales que deseen luchar junto a los partidos democráticos por el cambio urgente y la reconstrucción nacional; Por eso es importantísimo mantener activados los Comandos Familiares y los Comandos de Campaña por Centro de Votación, porque esta lucha es de abajo hacia arriba, desde las colas en los mercados y farmacias, desde la base de la pirámide. Por eso hay que seguir como vamos: ¡Ganando! ¡Palante!

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