Columna publicada originalmente el domingo 28 de febrero de 2016 en los diarios La Voz y 2001
La semana pasada
resumimos en cinco puntos los “cómo” y los “para qué” de la aparentemente
errática conducta del gobierno. Ubicamos
que Maduro sabe que no tiene como llegar “con bien” a final de año, ni en lo
económico ni en lo político y mucho menos en lo social; demostramos como a
partir de este hecho Maduro viene desarrollando una conducta provocadora,
precipitando la crisis que ellos mismos han creado y agudizando el malestar
para propiciar un “desenlace” que aborte la construcción de una solución
política y pacífica a la crisis...
En esta segunda
entrega de nuestro Informe Personal
Sobre la Situación intentaremos detallar de la misma breve manera “la
estrategia con la que la Nueva Mayoría Democrática va a vencer esta conducta
irracional y antipatriótica del madurismo”, tal como ofrecimos al final de la
columna anterior. A eso vamos:
1) En primer lugar es
importante destacar (en realidad, es CLAVE hacerlo) que, a diferencia del
gobierno, la Unidad Democrática SI tiene un proyecto de país. Que nuestro objetivo no es simplemente “sacar
a Maduro”. Que nuestro propósito es
sustituir la Venezuela dividida y desgarrada del Chavo-Diosdado-Madurismo por
una Venezuela Unida que -precisamente por estarlo- pueda enfrentar esta crisis,
vencerla y transformarla en oportunidad.
Oportunidad de convertirnos en un país con una economía libre, abierta,
productiva, una economía capaz de financiar una sociedad realmente inclusiva y
solidaria, una sociedad que viva en
libertad en el marco de una democracia funcional y transparente. El único
“proyecto” de Maduro es sobrevivir aferrado al poder, aunque eso sea al costo de
transformar la Patria en un escombro, como lo esta haciendo. Nuestro proyecto es construir una Venezuela
en la que todos sus habitantes, gracias a su esfuerzo y su talento, tengan una
alta calidad de vida, una Venezuela en la que el Estado en vez de dar migajas a
los pobres promueva que los pobres, a
través del trabajo y el estudio, dejen de serlo para integrar una amplia
y poderosa clase media, una Venezuela de la que nadie se quiera ir, una
Venezuela a la que todos quieran y puedan regresar.
2) Para lograr ese
objetivo es necesario tener una estrategia capaz de superar varios escollos o
niveles de problemas. En efecto, no
basta con tener “ganas”, desesperación o “bolas”, como pretende cierto
primitivismo que gusta reducir la lucha social y el combate político a un mero
asunto glandular. Sin estrategia
ganadora, la oportunidades se pierden y el coraje se desperdicia. Tras años de
costosísimo aprendizaje, TODA la oposición venezolana definió que -para ser victoriosa-
su estrategia debía ser democrática, constitucional, pacífica y electoral. Esa
estrategia unitaria se puso en práctica en el año 2015, bajo una dirección
colectiva, colocando el énfasis en lo económico y social como razones
eficientes para el cambio político. ¡Y ganamos!
3) Continuar desarrollando
en 2016 esa estrategia victoriosa pasa por enfrentar y asumir el problema del
poder. La crisis económica y social es
inaguantable para el país, y ya esta claro para nueve de cada diez venezolanos
que no habrá solución sostenible a la escasez y a la inseguridad si no hay
cambio urgente de gobierno. La Constitución
ciertamente establece con claridad cuatro mecanismos que hacen posible este
cambio urgente, mediante procedimientos electorales y pacíficos: La Enmienda
Constitucional, la Reforma Constitucional, la Asamblea Nacional Constituyente y
el Referendo Revocatorio. Pero para la
Unidad Democrática el problema no se reduce a “escoger” uno u otro de esos
mecanismos, o varios. No estamos en un país “normal”. En la Venezuela del madurismo
agonizante, las instituciones del Estado
(con la excepción honrosa de la Asamblea Nacional) están al servicio de la
autocracia moribunda. Por eso, la elección del (o de los) mecanismos
constitucionales para el cambio político urgente tiene que estar enmarcada en
una estrategia general de lucha política y legitima presión social, que sea
capaz de vencer la “guarimba” burocrática del régimen, derrotando la loca
pretensión de usar las instituciones del Estado como barricada contra la
voluntad de cambio de El Soberano. Y para que una estrategia así siga siendo
victoriosa, debe ser una estrategia de todos.
Y para que sea de todos, debe ser producto del consenso. Y el consenso se construye. En eso, precisamente, estamos…
4) Y este debate es
sustantivo para el destino del país porque no se reduce a definir que hacer
para lograr el cambio político urgente, sino que además tiene la obligación de
determinar con la mayor precisión posible que va a ocurrir DESPUES de ese
cambio. En efecto, sería una
irresponsabilidad inmensa debatir y definir los mecanismos constitucionales
para un adelanto en el cambio de gobierno si no se debate y define igualmente
que va a pasar DESPUES de tal logro. La
crisis es muy profunda, las necesidades del país son muy urgentes como para
aplicar la vieja doctrina de Eudomar Santos:
“Como vaya viniendo vamos viendo”. ¡No señor! La Unidad Democrática esta
debatiendo, construyendo y elaborando para responder con claridad al país
varias preguntas: ¿Después de la aplicación exitosa de los mecanismos
constitucionales para el cambio político urgente viene aquí un gobierno de
transición hasta la realización en 2019 de elecciones presidenciales, o viene
un período ordinario de seis años? En una u otra situación, ¿Ese gobierno
venidero será un gobierno de Unidad Nacional, o será un gobierno del partido
del candidato que gane las primarias opositoras? En cualquiera de los casos, ¿Cuáles
serán las reglas del juego, los acuerdos y decisiones que garanticen la
gobernabilidad en ese interesante pero muy duro proceso que será la
reconstrucción nacional? Como se puede
ver, la cuestión es mucho mas compleja que aquello de “escojan de una vez,
pues, entre enmienda y revocatorio”. Después de Maduro aquí no viene ningún
“salto al vacío”. Aquí lo que viene es
paz, estabilidad, democracia, Constitución, convivencia, respeto y progreso. Y eso no se improvisa: Se diseña, se
construye. En eso, precisamente, esta la Mesa de la Unidad Democrática.
5) Y esto no es un
asunto de “cenáculos” o laboratorios. Al
ser nuestra estrategia PACÍFICA Y DEMOCRÁTICA, y al definirse cualquier
mecanismo de cambio democrático a través de una consulta electoral al pueblo,
es vital la organización y movilización popular: Primero, para lograr la consulta misma;
luego, para ganarla; posteriormente para defender el triunfo del pueblo y por
último para garantizar la gobernabilidad democrática en el tránsito del desastre
actual al país que merecemos. Por eso es vital seguir reinventando nuestros
exitosos “casa por casa”, afincados ahora en la solidaridad social; Por eso es
fundamental relanzar los espacios regionales de la Unidad, incorporando a lo
sectores sociales y actores institucionales que deseen luchar junto a los
partidos democráticos por el cambio urgente y la reconstrucción nacional; Por
eso es importantísimo mantener activados los Comandos Familiares y los Comandos
de Campaña por Centro de Votación, porque esta lucha es de abajo hacia arriba,
desde las colas en los mercados y farmacias, desde la base de la pirámide. Por
eso hay que seguir como vamos: ¡Ganando! ¡Palante!
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