Columna publicada originalmente el domingo 5 de marzo de 2017 en los diarios La Voz y 2001
Pelear “al detal” contra un régimen que reprime “al mayor”: En las elecciones del Sindicato del Metro de
Caracas que se realizaron el pasado miércoles 22 de febrero, la plancha que
representaba el cambio democrático no competía sólo contra “la plancha del
PSUV”. Además de los esquiroles
gobierneros, la plancha del cambio enfrentaba a la C.A. Metro de Caracas, al
Ministerio del Trabajo, al Tribunal
Supremo de Justicia, a la Policía Nacional Bolivariana, al SEBIN, a los grupos
paramilitares maduristas mal llamados “colectivos” y al mismísimo Ejecutivo
Nacional. Los trabajadores que querían
el cambio, por su lado, estaban solos, absolutamente solos, soportando
estoicamente el ventajismo, la persecución, los despidos y las amenazas de
muerte. Tal “proceso”, en el que fue
impedida la participación de la plancha de los trabajadores, fue celebrado como
“una victoria” por Nicolás Maduro en cadena nacional…
Ese mismo miércoles, docentes activos y jubilados del Estado
Vargas marcharon desde la Plaza Los Maestros hasta la Casa Guipuzcoana, sede de
la Gobernación. Los docentes reclamaban
el pago de deudas, el cumplimiento de compromisos contractuales y el incremento
de actuales salarios. Los maestros fueron hostigados y enfrentados por todos
los jefes civiles, por el prefecto, por el alcalde y el mismo gobernador, por
la policía y los grupos violentos. El
reclamo de los educadores dejó como saldo heridos, golpeados y cuatro presos.
Nuevamente, un sector de la población luchó en solitario contra un régimen que sólo
actúa en forma articulada y coordinada para reprimir.
Situaciones así se repiten todos los días: En todo el país los
venezolanos protestan por los niños que mueren por desnutrición, por las
familias que perecen envenenadas con cianuro al ser empujadas por el hambre a
consumir yuca amarga, por el costo de medicamentos esenciales como los
anti-hipertensivos que antes costaban 9 bolívares y hoy cuestan 40 mil. El pueblo está en lucha, si… pero cada quien
por su lado.
Es urgente entonces construir una UNIDAD SOCIAL, para que
nadie luche solo y que todos sepamos quien esta luchando, porque lo hace, donde
lo hace y, sobre todo, COMO PODEMOS AYUDARNOS. No se trata de montar un
“parapeto burocrático” para dar “ruedas de prensa” o para sacar documentos de
vez en cuando, con las famosas listas de “los abajo firmantes”. Se trata de establecer mecanismos
horizontales de comunicación y cooperación entre ciudadanos para que, sin
importar a que gremio, sindicato o partido político pertenezca, todo aquel que
este defendiendo sus derechos sepa que forma parte de algo más grande, de todo
un país en lucha.
A los que me han preguntado “Ajá Chúo, y ahora que no estás
en la MUD, ¿A que te vas a dedicar?”, les respondo: Pues a esto, a lo que he hecho toda mi vida, a construir y fortalecer junto a muchos la
indispensable UNIDAD SOCIAL, que (junto a la unidad política) sea capaz de
lograr el cambio en positivo que nuestro país necesita y reclama. Porque, como dice nuestro himno nacional, “¡La
Fuerza es La Unión!”
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TERMÓMETRO
SOCIOPOLÍTICO:
40
GRADOS, FIEBRE ALTA: LITERALMENTE,
MUERTOS DE HAMBRE. Los fallecimientos de bebés por
desnutrición y de niños y adultos por envenenamientos con yuca amarga no dejan
lugar a duda: En la Venezuela cuyo gobierno “revolucionario” llegó a manejar un
millón de millones de dólares producto de los altos precios del petróleo, hay seres
humanos literalmente muriendo de hambre.
La Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI) revela que estas muertes no
son “situaciones aisladas” sino el terrible resultado de una política de Estado
orientada a empobrecer a la sociedad. Y
el porqué de esta política es ahora más transparente que nunca: Se empobrece al
venezolano para dominarlo por hambre, mediante el uso de nuevas herramientas de
ingeniería social: No se trata ya del uso ventajista y clientelar de la
política social, sino del diseño y puesta en funcionamiento de mecanismos de
coacción, segregación y represión alimentaria como los CLAP y el mal llamado
“Carnet de la Patria”. Con el uso de
estas herramientas, el régimen de Maduro confirma su deslizamiento desde la
quincalla ideológica del chavismo seudo-marxista a los ámbitos ideológicos y
funcionales del nazi-fascismo, aquel sistema atroz para el que la disidencia
era “enemigo interno”, un enemigo para el que no existía Estado de Derecho y
contra quien el exterminio era una opción. ¿Exageración? Recuerden que bajo
Hitler los campos de exterminio estuvieron precedidos por discursos violentos,
grupos de asalto y sentencias judiciales. Todo muy “legal”…
38 Y MEDIO, QUEBRANTO SEVERO: ¿QUIÉN RELEGITIMA AL RELEGITIMADOR? El mismo CNE que organizó y dirigió las
elecciones parlamentarias para luego permitir que el Estado Amazonas se quedara
sin representación legislativa, el mismo CNE que participó del secuestro del
Referendo Revocatorio, el mismo CNE que esta cuestionado no sólo por su parcializado
desempeño sino por la forma inconstitucional en que esta integrado, ahora
impone un mecanismo para la “relegitimación” de los partidos políticos en
condiciones que han sido condenadas con más dureza por el PCV que por la misma
MUD. Seguramente la alianza opositora explicará en algún momento porque llegó
al proceso de relegitimación sin fijar posición oficial frente al mismo,
emitiendo apenas un comunicado a las 10:30 de la noche del viernes 3 de marzo en
el que se limita a denunciar que “las organizaciones políticas Movimiento
Progresista de Venezuela y Avanzada Progresista, que validarán este sábado 04 y
domingo 05 de marzo no han recibido aún de las respectivas oficinas regionales
del CNE, las credenciales para los testigos en los estados Nueva Esparta y
Carabobo” y que “en la mayoría de los estados faltan por entregar parte de las
credenciales solicitadas, lo que hace imposible tener para el día de mañana a
primera hora a los testigos con sus respectivas credenciales en los distintos
puntos y municipios a validar”. El fondo
del asunto es que en una Venezuela a punto de estallar por la espantosa crisis
económica y social que nos aqueja, el poder sigue usando mecanismos para
obstruir las salidas políticas, pacíficas, democráticas y electorales. 37 GRADOS, BUENA SALUD: SOPA DE SOLIDARIDAD. Excelente la iniciativa de Cáritas, con apoyo de la Conferencia Episcopal Venezolana, de realizar ollas comunitarias en comunidades desasistidas. Acciones como estas vienen siendo desarrolladas desde hace años por el Radar de los Barrios, y modalidades similares han sido puestas en práctica por ONG’s como “Caracas Mi Convive” e incluso por algunos dirigentes políticos opositores. Saludamos este tipo de trabajo. Además del plato de sopa, nuestro hermanos en condición desesperada conocen así el sabor de la solidaridad activa y el poder del esfuerzo conjunto. Ese es el camino: Acompañar en los hechos al pueblo en su dolor y su lucha, y construir juntos la esperanza de cambio. ¡Palante!
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