Columna publicada originalmente el domingo 22 de enero de 2017 en los diarios La Voz y 2001
1)
El 23 de Enero los venezolanos conmemoramos el
aniversario del derrocamiento de la penúltima dictadura que sufrió nuestro
país.
2)
Si bien la dictadura del 48 al 58 sale bien
parada al ser comparada con el período histórico 1999-2017, sin embargo no
resiste la comparación con los primeros 20 años del experimento democrático
1958-1998.
3)
En efecto, durante la primera mitad de esas
cuatro décadas de democracia, la expansión con calidad de la matrícula educativa
y en particular de la matrícula universitaria, la expansión de la cobertura y
fortalecimiento de la calidad de la salud pública y el impulso al aparato
productivo nacional bajo la política de sustitución de importaciones (todo ello
soportado y financiado por una política petrolera nacionalista que entre sus
logros tiene la creación de la OPEP) le dio a Venezuela el perfil de país
moderno y progresista que se transformó en imán para ciudadanos de todo el
mundo.
4)
Los siguientes 20 años de democracia no
tuvieron, sin embargo, la misma fortuna:
La bonanza de los precios petroleros de 1973 (el precio del barril subió
de 4 a 12 dólares americanos) intoxicó al Estado y a la sociedad venezolana con
la falsa creencia de que vivir eternamente de la renta petrolera era posible y
deseable.
5)
Esa abundancia no sólo afectó la cultura del
trabajo, sino también los resortes éticos de la sociedad. Diez años después, el 18 de febrero de 1983,
llegaría el Viernes Negro a despertarnos de esa falsa ilusión.
6)
Pero aunque el estremecimiento del Viernes Negro
fue brusco, el despertar no fue repentino.
Moroso, el país se resistía a abandonar los delirios de grandeza: Tras las dificultades vividas durante los
gobiernos de Herrera y Lusinchi, una Venezuela nostálgica de la bonanza elige
en 1988 a Carlos Andrés Pérez para un segundo mandato.
7)
Pero Pérez jamás aclaró que su plan real no era
repetir el dispendio dadivoso de su primer gobierno, sino precisamente lo
contrario: disciplinar el gasto, reducir
el proteccionismo, promover la competitividad…
8)
Pretender esos cambios sobreestimando la fuerza
de su prestigio político y la racionalidad técnica de su gabinete, no
esforzarse en construir los consensos necesarios ni en la sociedad, ni en la
clase política y ni siquiera en su propio partido, tuvo muy alto precio para
CAP II y para todo el país.
9)
El descontento se hizo fecha histórica, y el 27
de febrero de 1989 el país presenció y sangró en “El Caracazo”.
10) El “Gran Viraje” que pretendió CAP naufragó en
el descontento social que a su vez abrió las puertas a los viejos rencores
políticos que, disfrazados de “notables”, impulsaron la inestabilidad y le
hicieron la cama al golpismo.
11) Nuevamente en Febrero, esta vez en 1992, una
oscura conjura estrelló contra las puertas del Palacio Blanco un tanque de
guerra, mientras comandos armados ametrallaban la vieja Casona donde se
albergaban la esposa y las hijas del Presidente de la República. “Quijotada”
llamaría, años después, a esa madrugada de traición y sangre su principal
beneficiario.
12) Las
élites de aquel tiempo, tan ciegas como las de la ahora, no vieron las
evidentes señales que planteaban el conocido dilema: “Cambio o caos”.
13)Tras el Viernes Negro en Febrero de 1983, tras
el Caracazo en Febrero de 1989 y la intentona de Golpe de Estado en Febrero de
1992, las élites no supieron, no pudieron o no quisieron hacer los cambios que
hubieran salvado a la democracia.
14) …Y así fue como el golpista fracasado de 1992 se
transformó en presidente electo en 1998. El dilema “cambio o caos” se zanjó por
el caos.
15) La misma
clase media que había votado “para castigar a AD y Copei” se horrorizó con el
proyecto educativo conque Chávez pretendía adoctrinar a sus hijos. “Con mis hijos no te metas” fue la consigna
con que esa clase media inició su incursión en política, que ha resultado más
larga y exigente de lo que muchos suponían por allá, a principios de los años
2000
16) De la
ingenuidad del 2000 a los sucesos terribles del 2002, del Revocatorio en el
2004 a la suicida abstención del 2005, muchos fueron los errores cometidos
hasta que por fin en el 2006 la lucha del pueblo venezolano por la libertad
dejo los atajos de la desesperación y retomó la senda electoral.
17)En 2007 ganamos el Referendo Constitucional; En
2008 ganamos las más importantes alcaldías y gobernaciones; En 2010 el no-chavismo
ganó el voto popular en las parlamentarias; En 2012 subimos 30% la votación en
las presidenciales frente a Chávez; En 2013 prácticamente empatamos 50-50, si
no ganamos, frente a Maduro; En 2015 arrasamos con las dos terceras partes de
la AN en las Parlamentarias.
18) Tras
todos estos logros del tantas veces despreciado “gradualismo” llegamos al 23 de Enero de 2017, luego de
pasar todo el 2016 sufriendo los efectos de una recaída en el inmediatismo, en
la que algunos ofrecieron resultados “en seis meses”, promoviendo la activación
de mecanismos que suponían “convocar elecciones en 30 días”. Alguien incluso llegó a decir “si no salimos
de esto en 2016, en 2017 no cuenten conmigo”.
Se suponía que eso era “radical”.
19) Pero lo verdaderamente radical es el hambre del
pueblo, la inseguridad atroz que asesina a un venezolano cada 18 minutos, el
dolor que traspasa a los niños que mueren por falta de medicinas, la rabia que
inunda a los ciudadanos que comen en los basureros.
20) Frente a ese drama ya el Gobierno definió su
política: la confrontación absurda, el
“Comando AntiGolpe”, El Assaimi Vicepresidente…
21) La política de los demócratas no es hacerle el
juego a la violencia politiquera del gobierno, sino asumir “LA CALLE” ¡La calle
de verdad! ¡La que lloró a sus mineros en Tumeremo! ¡La que hizo correr al
déspota en Villa Rosa! ¡La que en diciembre explotó en El Callao y Ciudad
Bolívar, en Guasdualito y Valera! ¡La que denunció la OLP en Barlovento! ¡La
que protestó en Cariaco! ¡La que por millones aplaudió a Monseñor López Acosta
ante la Divina Pastora!
22)Esa calle con pueblo es la CALLE SOCIAL que –con
dirección unitaria- puede conquistar la RUTA ELECTORAL para lograr un GOBIERNO
DE UNIDAD NACIONAL capaz de hacer realidad un consensuado PROYECTO PAÍS.
23)Ese es, en 2017, el llamado “Espíritu del 23 de
Enero”: Ni la mascarada militarista que
utiliza a los mártires del pasado para tapar la corrupción del presente, ni el
falso radicalismo que sólo encubre la impaciencia de las agendas
particulares. El “Espíritu del 23 de
Enero” es la unidad del pueblo, la UNIDAD DE PUEBLO CON PUEBLO, exigiendo hoy
en la calle lo que mañana lograremos con los votos: ¡Nuestro derecho a vivir en
libertad! ¡Palante!
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